Querido amigo Vier:

Te debo una aclaración desde que el día 3 de febrero apareciera un comentario tuyo en cuya postdata me agradecías que te hubiera aclarado de dónde se tomó la nomenclatura esta de numerario, etc...

Bien, yo no dije exactamente que el Opus Dei lo tomara de ahí. Únicamente me limité a señalar que había coincidencia. Sinceramente, esperaba alguna aportación más autorizada al respecto. Como parece que no la hay y tampoco quiero que se pueda acusar a la página de inconsistente y poco documentada, me creo en la obligación de hacer algunas puntualizaciones...

Vaya por delante que yo soy de letras, pero no letrado. Es decir, no pertenezco al mundo del derecho, ni por lo romano, ni por lo canónico, ni por lo civil, ni por lo penal o criminal. Así que lo que yo diga admite rectificaciones, descalificaciones, anatemas y todo lo que admitirse pueda en buena lid dialéctica.

Veamos.  Lo primero que recomienda el manual de las buenas costumbres tratándose de alumbrarnos en materia terminológica es acudir al Diccionario de la Real Academia Española, que dice así:

Numerario:

(Del lat. numerarius).

#1. adj. Perteneciente o relativo al número.

#2. adj. Dicho de una persona: Incorporada con carácter fijo al conjunto de quienes componen un cuerpo determinado. U. t. c. s.

#3. m. Moneda acuñada, o dinero efectivo. (¡Ojo al dato!). profesor numerario Como de costumbre, nada nos ilumina el diccionario acerca de nuestra pretensión. Señal de que el término, en la acepción que nos es tan familiar a nosotros, no ha adquirido la relevancia que ellos parecen darse o que, entre los provectos y venerables próceres de la docta casa ha triunfado el estilo tan característico de guardar la ropa. Con lo que el vulgo se queda sin saber también a través del diccionario qué demonios es eso que no es monje ni soldado, ni chicha ni limoná, ni carne ni pescado, ni torta ni pan. Quizá nos ayude más esta otra definición extraida de uno de esos horribles e inescrutables tesaurus que mal me resisto a citar:   Dictionary íntegro revisado de Webster (1913) Numerary Nu"mer*a*ry , a. [ LL. numerarius: cf F. num['e]raire. ] El pertenecer a cierto número ; cuenta como uno de una colección o de un cuerpo . Una Canon supernumeraria , cuando él obtiene un prebend , se convierte en una Canon numerary . Esto es lo que el mundo tiene a mano para saber de qué se está hablando cuando se habla de un numerario. Admitiréis que el mundo se quede igual. Y, en consecuencia, que se entregue a todo tipo de especulaciones, fantasías y desparrames acerca de tipos albinos, señales del más allá, misteriosas huellas de sangre, etc... Retomemos el hilo. Dice el diccionario que "del latín", o sea, que vayamos a la fuente: NUMERARIUS Contabile nell'antica Roma. Ragioniere pubblico impiegato negli uffici dei prefetti del pretorio, dei consoli, dei governatori provinciali ecc. per calcolare le entrate dell'erario pubblico o la paga dei soldati. (Diccionario Mondadori, en italiano, claro). Contable, empleado de la oficina pública del pretor, cónsul, etc..., encargado del controlar la hacienda...  Por extensión, mutatis mutandis, Iscariote fue el primer numerario... Vamos bien. Efectivamente, la primera acepción de la palabra numerario de la que se tiene memoria en nuestro entorno cultural viene del mundo romano, como no puede ser de otra manera. Y se refiere a un funcionario de tono medio que se ocupaba de las cuentas de la autoridad. Como lo corroboran las Notitia dignitatum omnium tam civilium quam militarium in partibus Occidentis de las de todos conocida B I B L I O T H E C A  A U G U S T A N A en las que figura entre el Commentariensis Ab actis y el Subadiuvae. Los notarios, ¿hay alguno en la sala?, por aquello de darse el pisto, se vinculan con la estirpe tirando del Código de Recesvinto, que crea la figura del numerario, como el escribano que habrá de ocuparse del control de la cosa monetaria e incluso juzgando los delitos cometidos en la materia, salvo los que afecten al erario público.

 Por otra parte, el numerarius militum tenía la función de acuñador de moneda. 

Bien, hasta aquí el panorama que hemos dibujado acerca de nuestro protagonista. Una persona pública, de confianza de la autoridad, que es mueve en el turbio mundo de la pastizara. Con razón, se preguntará el aburrido lector ¿Y esto que tiene que ver con el tema? Pues todo y nada. No tiene nada que ver porque lo que yo esperaba encontrar acerca de esta figura debía estar relacionado con las disitintas vinculaciones canónicas, estratos universitarios, etc... y nada de eso aparece. Es curioso, aparece bastante más vinculación con el mundo religioso en el término oblato, que , como todo el mundo sabe es el que se le daba a los actualmente llamados agregados. Dice así el DRAE:

Oblato:

	(Del lat. oblātus, ofrecido).
	#1. adj. Dicho de un niño: Ofrecido por sus padres a Dios y confiado a un monasterio para que se eduque culta y piadosamente y, si se aficionase, entre en religión. U. t. c. s.
	#2. adj. Se dice del religioso de alguna de las diversas congregaciones que se dan a sí mismas el nombre de oblatos u oblatas. U. t. c. s.
	#3. m. Entre los benedictinos, seglar que los asiste con hábito como sirviente.
	#4. m. desus. Seglar, generalmente soldado inválido, a quien el rey colocaba en alguna abadía o priorato rico para que la comunidad lo tuviese y sustentase.
	#5. m. desus. Seglar que alcanzaba en la corte pensión sobre algún beneficio eclesiástico.
	#6. f. Religiosa perteneciente a la congregación del Santísimo Redentor, fundada en España en el siglo XIX para librar a las jóvenes del peligro de la prostitución.
	#7. f. Dinero que se da al sacristán o a la iglesia por razón del gasto de vino, hostias, cera u ornamentos para decir las misas.
	#8. f. En la misa, la hostia ofrecida y puesta sobre la patena, y el vino en el cáliz, antes de ser consagrados. Incensar la oblata. Como parece demasiado transparente, el nuevo término escogido nos sume en la tan característica nebulosa: Agregado: (Del part. de agregar). #1. m. y f. Funcionario, adscrito a una misión diplomática, encargado de asuntos de su especialidad. Agregado comercial, cultural, militar, naval. #2. m. y f. profesor agregado. #3. m. y f. Empleado adscrito a un servicio del cual no es titular. #4. m. y f. Am. Persona que ocupa una casa o propiedad ajena, generalmente rural, a cambio de pequeños trabajos, pagando un arrendamiento, o gratuitamente. #5. m. y f. Col., P. Rico y R. Dom. arrimado (ǁ persona que mediante la concesión de un pedazo de tierra, siembra en parte para sí y en parte para el dueño). #6. m. Conjunto de cosas homogéneas que se consideran formando un cuerpo. #7. m. Agregación, añadidura o anejo. #8. m. Quím. Grupo de partículas que interaccionan. Puede tratarse de átomos, iones o moléculas. Echadle un galgo a lo que es un agregado. Yo apuesto por los iones. En lo concerniente a numerario, sólo añadiré que se deja entrever demasiado la relación entre vocación y dinero, es decir, que aquel al que se le invita a pitar de tal es porque se intuye que anda bien de numerario, en expresión nada infrecuente en nuestros pagos y, obviamente, lo que se espera de él es que lo suelte. Así es posible encontrar explicación a que gente entregada en cuerpo y alma, extenuada, cumplidora del plan de vida, ferviente seguidora de la causa, sea invitada inexplicablemente a marcharse, mientras otros que no se muerden la lengua a la hora de decir, por ejemplo, que no han usado nunca el cilicio o que se pueden permitir el lujo de publicar que llevan días sin ir a misa "porque no les coincide el horario", sigan sin el mayor esfuerzo, mientras el grifo de papá o su propio pecunio garantice el sufragio. Numerarios de lujo "dispensados de la vida de familia" (es que eso de acercar el café o el cenicero a un triste adscrito en la tertulia es humillante y superestresante, oyes), gente guapa en el papel couché, estrellas mediáticas, todo es bueno para el convento -decía aquél y llevaba una puta a cuestas- mientras los números cuadren. Kaiser