En primer lugar quería dar las gracias a todos los que me han intentado aconsejar en estos momentos difíciles, y me han dado su apoyo.

 

Estos han sido días muy difíciles para mí, han sido la culminación de un proceso paulatino en el que por fin el amor de mi vida se ha alejado definitivamente.

 

La situación se había hecho insostenible y en definitiva insana. No me ha quedado otro remedio que plantearle la elección entre la Obra y yo. Al final ha ganado la Obra.

 

Yo no podía esperar más tiempo, se me había desgarrado el corazón, lo que me había prometido que nunca pasaría, al final ha tenido lugar. Me aconsejabais que no diera ese paso pero no ha quedado otro remedio.

 

En todo este tiempo he visto como se alejaba de mí, pasando a estar yo en un segundo plano y la obra ser lo principal. Ella hacía vida de numeraria y yo me encontraba muy solo. La intimidad había desaparecido, siempre le llamaban (¡cómo les ha facilitado la tarea el móvil!), no había apenas contacto...

 

Lo peor es que no siempre había sido así, habíamos tenido años muy felices, como cualquier pareja normal, antes de que la obra irrumpiera en su vida. Yo me agarraba a esos recuerdos y aguantaba por amor, esperando el día que lo dejara todo porque le agobiaban demasiado. En todo este tiempo hablábamos mucho de la obra, yo le intentaba abrir lo ojos, ella veía muchas cosas pero se iba haciendo más “oficial” más que cualquier otra supernumeraria que me pudiera presentar. Yo no podía asumir esta transformación, más aún, si antes no había sido así y había bebido de las mismas fuentes que yo.

 

En este camino yo he sufrido mucho, creo que ella también. Pero ella tenía en cierta forma su “vocación” y su nueva “familia” mientras que yo recibía soledad, incomprensión y muchas exigencias costosas de asumir.  A pesar de todo le he apoyado en todo momento, menos en su vocación de numeraria. No he querido cortar todos los lazos con ella por pena por el paso que va dar.

 

Me dice que me quiere muchísimo pero que es una cuestión de vocación, por mi formación y mi fe me es imposible aceptar que Dios actúe de esa forma y además por una vocación que a mí me parece falsa y vacía.

 

Así que ha terminado todo, yo me he ofrecido para lo que le haga falta, que me llame cuando quiera, aunque para mí sea bastante doloroso.

 

Gracias

Miki