Acabo de ver los "fotomontajes" que "Martina Tudela" hizo sobre las fotografías de Carmen Charo y de Agustina. Me han recordado una impresión que me suscitaban los ambientes del Opus Dei, y del cual habla también Carmen Tapia en su libro, si mal no recuerdo: la infantilización como un proceso psicológico que, efectivamente, se aprecia en miembros del Opus Dei, y, si puedo decirlo, especialmente en las mujeres.
Niño es quien no tiene capacidad de responsabilidad, madurar no es otra cosa que ser capaz de hacerse responsable, e infantilizado es aquel que, debiendo tener dicha capacidad, no la tiene, bien porque no la ha adquido, bien porque la ha perdido.
La responsabilidad sólo se adquiere ejerciéndola, uno sólo se hace responsable siéndolo. Pero uno no puede hacerse responsable si su margen para decidir y para hacerse cargo de las cosas es mínimo, es decir, uno no puede madurar si las decisiones que le incumben a él, las toman otros por él. Y si uno era ya maduro antes de hallarse en una situación donde no tiene espacio para tomar decisiones por sí mismo, entonces forzosamente entrará en un proceso de regresión e infantilización.
Sí, yo recuerdo ambientes y personas, especialmente femeninas, incluso gestos y rasgos faciales, en el Opus Dei, que parecían salidas de una película de Julie Andrews. Cuando se es niño, está bien ser así, pero a partir de los veinte, eso produce desazón. Yo lo notaba más en las mujeres, y pienso que eso será debido a que su margen para decidir por sí mismas dentro de la Prelatura es más reducido aún que el de los hombres, lo cual dice también Carmen Tapia en su libro. ¿No dice un punto de Camino: "Ellas no hace falta que sean sabias: basta con que sean discretas"?
En "Martina Tudela" yo no veo ninguna malicia: veo puerilidad, una puerilidad inofensiva para los demás, pero un tanto avergonzante para ella misma.
Admiro la capacidad que tiene Satur de reírse, y le doy la razón en que, sin la risa, la vida es muy dura. Tal vez por mera cuestión de carácter, yo no tengo esa capacidad de risa, y muchas veces necesito tener mucha caridad con la existencia para seguir adelante. Sí: misericordia con el hecho de estar vivo.
Pero, haciendo de tripas corazón, quiero terminar mi mensaje con algo divertido, dedicado a "Martina Tudela", que se me ocurrió cuando, hace trece años, vi en un centro de la obra la fotografía de Escrivá de Balaguer que todos conocemos de su estampa, con la aureola de santidad levemente insinuada. Aquella fotografía estaba ampliada a 60 x 40 y enmarcada, y para proteger el cuadro, estaba envuelta en plástico de burbujas. Pues bien, en las tiendas de Fotoshop, aparte de montajes, hacen también puzzles a partir de fotografías. Para sus ratos de aburrimiento, yo recomendaría a "Martina Tudela" que mandara agrandar la foto de Escrivá y la convertiera en puzzle de 400 piezas, para irla reconstruyendo poco a poco en sus ratos de ocio. Le regalo el copyright de mi idea, para que la envíe ella misma al departamento de márketing de la Prelatura. Con ella podrían fundar una línea de puzzles: en vez de "Puzzles Educa", "Puzzles Santifica". ¿Qué te parece?
AC
