Escrito desde dentro.- Spiderman
Fecha Wednesday, 08 February 2006
Tema 020. Irse de la Obra


Rescato de mi archivo un escrito interesante redactado unos tres meses antes de pedir la dispensa y cuando estaba en mi casa "esperando destino". Estaba dirigido al director correspondiente de la Delegación. No tuve ninguna respuesta y, de hecho, no fue mencionado en ninguna de las numerosas entrevistas posteriores.

Creo que puede ser interesante para hacerse una idea de cómo se ven las cosas desde dentro. Ahí va:


Ecce ego, quia vocasti me. Dios me llama sin cesar y me impele a ir por todo el mundo y predicar el Evangelio. Debo darle gracias constantemente porque puedo escuchar su voz ya que decenas de hijos suyos en el Opus Dei cuidan de mi alma con auténtico esmero.

 

El Señor lleva varios años conduciéndome por caminos que, a juicio de muchos directores que he tenido, son cañadas oscuras, pero yo nada temo porque Él va conmigo, su vara y su cayado me sosiegan. La continua contradicción entre lo que creo en conciencia que debo hacer y lo que debo hacer para vivir según el Espíritu del Opus Dei me generan una tensión interior. Mi alma se ve agitada constantemente, aunque siempre desde un trasfondo de paz inquebrantable.

 

No han sido pocas las veces en las que se me ha impelido a “no llamar la atención”, “guardar las formas” o “cuidar las apariencias para no hacer daño a mis hermanos”. Todos eso toques de atención ante actos que nunca hice de mala fe, aunque me hayan causado dolor, he de reconocer que son justos, porque también San Pablo se hizo débil con los débiles para no escandalizarlos.

 

Mi actitud ante el Opus Dei es de profundo agradecimiento por todos los bienes que Dios me ha dispensado a través de esta Madre Buena, por las oraciones y desvelos de tantos y tantas. Sin embargo, en palabras de mi director espiritual El Opus Dei es un medio, y no un fin y en mi caso se van acumulando los meses en los que por mucho que lo pido a Dios e intento poner de mi parte, no supone para mí un medio para alcanzar la santidad, sino más bien una fuente de angustia y de pérdida de la paz interior.

 

Durante el último mes y medio (sin contar el mes de mayo en el que estuve en casa también), mi alma ha gozado de mucha más paz. Por tal motivo, cada día que pasa en que se confirma mi recuperación y mi paz interior supone un aumento progresivo de la “distancia interior” respecto a los que forman mi familia espiritual.

 

Llegados a este punto, caben dos posibilidades que deben valorarse.

 

1. Volver cuanto antes a la vida de un centro y que se me apoye todo lo posible para poder renunciar a muchas aspiraciones y convicciones en bien de la Obra y de mis hermanos, viviendo “lo que el Opus Dei se espera de mí”.

 

2. Que se valore la posibilidad de llegar a deshacer el vínculo bilateral de carácter contractual que en su día establecí con la Prelatura.

 

Sólo a título informativo y sin que considere que ello pueda ser motivo de invalidez de la palabra de cristiano que en su día di, quiero señalar los siguientes hechos:

 

  1. En reiteradas ocasiones desde que cumplí los 23 años mostré claramente mi voluntad de no hacer la f. hasta que me recobrara por completo de mis desórdenes psiquiátricos. A pesar de ello accedí a hacerla, confiado en el juicio favorable de mi situación que habían hecho los Directores.

 

  1. Siempre expuse claramente que existía en mí una clara contradicción entre el apostolado que se me impelía a acometer y las iniciativas apostólicas i/o culturales que en conciencia creía en mi deber de hacer. Durante los últimos dos años se ha evidenciado mi incapacidad para conjugar la iniciativa apostólica con las indicaciones recibidas sobre mi vida espiritual y mi labor apostólica y para identificarme con ellas.

 

  1. He tenido la enorme bendición de encontrar mucha gente con una visión apostólica y existencial muy cercana a la mía y también he tenido la suerte de convivir con personas que discrepaban conmigo en muchos aspectos. De entre los primeros sólo dos son actualmente del Opus Dei, mientras que los segundos han abundado entre los que providencialmente Dios ha puesto para guiar mi alma.

 

  1. Es un gran motivo de pesar para mí y grava mucho mi conciencia el hecho de que, al actuar con libertad y siguiendo lo que Dios me pide (incluso contando con la aprobación de los directores) pueda suponer motivo de escándalo a alguno de mis hermanos.








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