Querido Satur:
Esta vez te has salido. Conocía la anécdota del sexólogo, y siempre, incluso siendo miembro (Uy, lo que he dicho), me ha parecido bastante fuerte. Os voy a contar una del estilo que, al menos hay que reconocer que tiene su gracia. Resulta que un numerario aprobó las pruebas de ingreso en la Escuela Naval Militar, en Marín (Pontevedra). Como sabréis los españoles, durante el cuarto año de carrera militar los Guardiamarinas del Cuerpo Superior de Oficiales realizan una travesía a bordo del Buque Escuela Juan Sebastián Elcano. Esta travesía es bastante larga, y en determinados años, realiza una vuelta al mundo. Como podeis imaginar, el Buque Escuela es todo un símbolo de la Marina española, y se aprovecha la travesía para visitar distintos paises y usar a la marcial muchachada de escaparate de las milicias españolas.
Pues bien, en este contexto, nuestro protagonista, numerario ejemplar, ortodoxo, amigo de sus amigos, proselitista hasta las trancas, de buena familia, con buen apellido, con padres super-enrrollados, etc, etc, arribó con sus compañeros y su barco a un puerto en el que el embajador de España había organizado junto con las autoridades locales una recepción al Juan Sebastian Elcano. La recepción entre otros actos incluía un baile entre los guardiamarinas y las señoritas bien del lugar. Llegado el momento el numerario ejemplar asistió con sus camaradas al elegante baile, todos vistiendo sus impresionantes uniformes (que la marina es muy pija en eso), junto con las autoridades del pais, los miembros de la embajada española, los oficiales y mandos de Elcano y cómo no, con las señoritas casaderas del lugar.
En un momento dado, uno de los mandos de Elcano se apercibió de que el del Opus no bailaba. Y como mala leche hay en todas partes (bueno, en la tertulia se contaba como una intervención del malefico), ni corto ni perezoso le dio la orden al numerario de sacar a bailar a una señorita que se encontraba sentada al otro lado de la sala de baile. Y aquí es donde interviene el ingenio, la gracia de Dios, la inspiración del Espíritu Santo y el nadar y guardar la ropa. Ante la orden, que como buen profesional que santifica su trabajo no podía desobedecer, se levantó se acercó a la señorita en cuestión y le dijo al oido "Señorita, ¿habla Ud. ruso?". La chica dijo que no, acompañando su negativa con el correspondiente movimiento de cabeza. Ante lo cual, el numerario se giró miró al Oficial que le había dado la orden y encogiéndose de hombros (fíjate, como San José), le dio a entender que la chica no quería bailar. Astutos como serpientes.
Ahora como en los telefilmes de los sábados hay que concluir diciendo:
En la actualidad NNN continúa siendo numerario. Abandonó la Marina y se dedica a labores internas de gobierno en una delegación (o sea, que de Marino se pasó a Pirata)
Merlos
