Hola!Buenas noches:

 

Hace más o menos un año que a raíz de buscar en internet unos datos sobre la fabricación de campanas, apareció algo que hablaba del libro de Carmen Tapia “Tras el umbral,...”. Me interesé y “buscando” (para leer el libro por internet) pues no se podía conseguir llegué a vuestra web, y me “enganché”. Cuando pienso en los testimonios que he ido leyendo se me pone el vello de punta. Muchas veces he tenido ganas de escribir, y hoy me he decidido.

 

Yo no he pertenecido nunca al opus, prácticamente lo conocía de oídas, de comentarios de gente que tampoco era simpatizante ni conocía la obra, ¡gracias a Dios!, y si se hacía algún comentario negativo, ahora se me ha confirmado que era poco todo lo que oía decir. Creo a mi entender que es muy positivo lo que se escribe en esta página, y creo no vale la pena que les contesteis a los que escriben ofendidos e insultando como alguna vez he leido, hay un sabio refrán que dice “a palabras necias oídos sordos”.

 

Mi profesión es médico y al ver que hay colegas que en el campo de la psiquiatría actúan de esta forma que explicais en los casos de las “depresiones” y la atención médica y tratamientos que hacen a los que desean “salir” opino que es de juzgado de guardia, ¿dónde está el juramento hipocrático, y la deontología médica en la praxis de la medicina de estos “especialistas”?. Ah! ni hablemos ya lo que contais del sigilo de confesión, ....etc. etc. etc.  tantas cosas que habeis expuesto. Bueno una cosa sí que quiero deciros que me llamó la atención, que hasta han acomodado a su “léxico” la encíclica “Dios es amor” del Papa, y, me pregunto, ¿no se les llama la atención desde la Santa Sede con semejante atrevimiento?. Pues leí en  un comentario sobre dicha encíclica, que el propio Benedicto XVI ha supervisado –él mismo- la traducción al castellano de esta encíclica, para cerciorarse que daba el mismo mensaje que él expresó en alemán.

 

Recuerdo en este momento, que mi hermana menor cuando tenía unos 18 años, en la escuela de pintura (escuela privada) donde iba con otros alumnos y alumnas, había 2 muchachas de Madrid, (nosotros vivimos en otra provincia), la invitaron a ir un día a “su casa”, me imagino que era un centro de la obra y al llegar a casa, llorando  contó a mis padres y a las hermanas que no quería volver a ir nunca más, nunca quiso decirnos ni contar lo que vio y oyó.

 

Quiero que sepais que me solidarizo con vuestra labor de escucha, y que haceis un buen trabajo, la lástima es que muchos de los que están en “duda” de los que se ven “atrapados” no os puedan leer, ya que imagino que no les dejan tener acceso a vuestra página.

 

Un saludo cariñoso. Que Dios os bendiga.

 

B.T.