Seminarios diocesanos Y el Opus Dei.- Vier
Fecha Monday, 23 January 2006
Tema 010. Testimonios


SEMINARIOS DIOCESANOS Y OPUS DEI

 

Es por todos sabido, que los seminarios Diocesanos, es el caldo de cultivo de los futuros sacerdotes del Opus Dei. Los sacerdotes de la Prelatura son mínimos, en comparación con las posibilidades que se brindan para el "apostolado" en los futuros curas diocesanos. Es dramático. En el de Toledo ocurría mucho esto, que chavales con 14 años, eran captados por seminaristas de Teología. Me explico: Antiguamente, (ahora no tengo ni idea de cómo funciona), los chavales hacían la EGB en los seminarios menores y no había ningún tipo de contacto con otros seminaristas que pudieran ser de la obra, excepto aquellas ocasiones en las que en visitábamos el Seminario Mayor, etc. Pero cualquier intento de "apostolado" en el menor, estaba, no solo abocado al fracaso, sino que también se corría el riesgo de que cualquier crío le contara al Director Espiritual y éste a su vez al Obispo, que en aquella época y aquel Obispo, podría empezar a cortar cabezas...



La cuestión es que cuando se ascendía del seminario menor al Mayor, para iniciar los estudios de BUP, era comunes las visitas (que en teoría estaban prohibidas) de los de filosofía y teología a los chavales de BUP. En aquella época eran como si fueran semi-dioses; que un seminarista mayor se “dignara” decirte ¿te apetece tomarte un café o un té en mi cuarto? (no había nada sexual en esto. De hecho en todos los años que pasé de seminarista jamás conocí ningún caso, ni comentario alguno al respecto). El agraciado aceptada como si le hubiese tocado la “primitiva”, pues el poder visitar el “santa-sanctorum” de los seminaristas mayores era como pisar las alfombras que conducían a las estancias privadas del Sumo Pontífice. Ahora que lo pienso, me parece que todo aquello era de locos, pero así era.

 

Hemos de pensar que la mitad del “apostolado” lo tenían hecho y sabían jugar con los sentimientos de los chavales de 14 años, como fue mi caso. Estos seminaristas mayores estaban perfectamente adoctrinados desde fuera, para hacer su trabajo. (lo sé, porque al cabo de los años, yo también lo hice).

 

Cuando digo que el 50% del trabajo ya lo tenían hecho, me refiero a que estaban trabajando con chavales que tenían ya una vocación. No es lo mismo enganchar a un chaval de la calle y decirle, “oye que Dios te está haciendo una llamada”, que decirle a un seminarista “oye que Dios quiere que complementes esa vocación sacerdotal recibida con el Opus Dei”. Como decía aquel, “no es lo mismo”.

 

Al llegar a C.O.U., [curso de acceso a la Universidad] que es el curso por excelencia donde todo seminarista debe hacer la mejor opción, es decir, seguir su vocación sacerdotal y tirar para adelante, o decir, “bien, he llegado hasta aquí, pero creo que no es ésta mi llamada, por lo que me bajo del barco”(por cierto, Satur, recuérdame que te comente algo sobre la barquita del Opus y los portaaviones), en muchos casos me he encontrado con chavales (de 17-18 años), que tenían tal cacao mental que no sabían qué hacer. Sin embargo, TODOS, TODITOS TODOS, que de alguna manera habían entrado en contacto con el Opus, seguían y algunos a sabiendas de que no era esa su vocación (la del sacerdocio ).

 

En mi caso, sí que había auténtica vocación, y de hecho al cabo de los años, aún tuve varias tentativas de volver, pero la mano del Opus es muy larga, como ya os comentaré, hasta que tuve que tirar la toalla: “El que pone su mano en el arado y mira hacia atrás, no es digno de entrar en el Reino de los Cielos”

 

“Caspita”, a mi esta frase de Jesús, siempre me ha dejado helado. De hecho, cuando en una primavera decidí dejar la obra, estando en el seminario, y sin ni siquiera haber pitado de facto, (pensad que era “aspirante a agregado”), pero si era cooperador (el tontoculodebaba que soltaba pasta para yo qué sé qué), se me hizo tal vacío dentro del Seminario, que no tuve otra opción. Se me hizo la vida imposible.

 

En el seminario existían, como buenos “bolos”, muchas opciones. Había seminaristas del Opus, había carismáticos, había “Kikos” (otros que tal bailan), había progres y carcas, pero a excepción de unos poquitos, poquísimos, todos estaban divididos en facciones. Pero con una singularidad. Todos tenían terror a los “opusinos”. Este terror estaba motivado a que el Obispo de ese entonces, les llamaba “hijos fieles de la Santa Madre Iglesia”, con esto lo resumo todo. El Rector del Seminario que les daba Conferencias a los opusinos (y los del opus que le ponían a parir en cuanto tenían ocasión). Con lo cual, todos tenían terror a los opusinos.

 

Os contaré una anécdota: De un total de 16 profesores que existían en el Seminario, resulta que 8 eran del Opus. Cuando se acercaban “el tan deseado momento de pedir las Sagradas Órdenes”, tenías que estar seguro de llevarte bien con el clan de los viticultores (es decir, los del Opus, algún día os contaré por qué se les llamaba así), pues cuando solicitabas Órdenes, se reunían todos los profesores, más el Rector, más el Director Espiritual del Seminario (una caca pinchá en un palo, por lo poco que pintaba y lo sumamente incompetente e inepto, aparte de estúpido, que era. Muy “alejado” de la “realidad”), pero es que curiosamente, alguno de esos profesores, coincidía ser con el Director Espiritual que el Opus imponía a alguno de los seminaristas. Y esto se sabía y era “vox populi”.

 

Miremos un poco el Código de Derecho Canónico, a ver, a ver... sí aquí está: cánones del 1050 al 1052 (permitidme que no lo transcriba, soy muy perezoso para escribir en el ordenador) pero os haré un pequeño resumen: Es el rector del seminario junto con los informes de los colaboradores, el que remitirá al Obispo la idoneidad del candidato.

 

La cuestión es que si te enfrentabas al Opus, te encontrabas con 8 votos negativos (los del Opus ) más el del tontodelculo del director espiritual del seminario, que era algo así como la “duda personificada”. Si a esto le sumas, algún profesor al que le habías tocado un poco las narices, no te ordenabas, ni así te cayera el cielo encima. ¡¡¡Joder. Y a esto le llaman inspiración divina ¡¡¡una leche ¡¡¡.

 

En estas estamos, en que si, como fue mi caso, me enfrenté al Opus en el seminario, todos huían de ti como si fueras un apestado. Ni carismáticos, ni kikos, ni comunión y liberación, ni la biblia en verso. Te quedabas más solo que la una. Te quedabas herido de muerte (en el sentido más imaginario de la palabra, por supuesto ), solo, atacado por todos (las órdenes implicaban mucho y nadie se las jugaba por nadie) y ahora me pregunto yo: ¿qué quiso decir Jesús con : ¿¿¿el que pone su mano en el arado y mira hacia atrás, no es digno de entrar en el Reino de los Cielos”????.

 

Mis convivencias, otro cantar

 

Había un sitio a donde nos llevaban a los aspirantes a agregados “Molino-Viejo”, en un pueblecito de Segovia. Allí íbamos todos los veranos. Era un hastío, estar allí. Charlas y más charlas, y de vez en cuando, un poquito de piscina.

 

Recuerdo de aquello, aparte de que pagaba un pastón (a cuenta de papá y mamá) por estar una semanita de ná, las comidas. Eran mogollón de curiosas. Había unas chicas (numerarias), que eran algunas de ellas, guapísimas. Recuerdo especialmente a una. Era un bellezón. Tenía cara de ángel y cuerpo para el pecado. Os juro que me enamoré de ella. Yo le calculé unos 21 años, no más, quizás hasta menos. Yo tenía 18 y la testosterona a punto de explotar. Me acuerdo que nos pusieron unas croquetas, (que estaban de muerte, de lo buenas que estaban). Me las sirvió ELLA. No pude por menos que mirarla a los ojos y empecé a babear, con esa cara de tonto que Dios solo da al que ama. Cuando estaba terminando con mis 3 deliciosas croquetas, y ella aún no había terminado de repartir al resto de compañeros, yo le comenté en alto, muy alto, a mi compañero de al lado ¡¡Que buenas están estas croquetas, me comería muchas más croquetas!!. Recuerdo que ella me miró, riéndose, y me trajo ¡¡¡¡¡SOLO A MÍ¡¡¡¡ más croquetas... yo le dije “gracias” y ella me contestó: “De nada”. Para mi fue como si me hubiera dicho: “Te amo” (sí, sí, ya lo sé, me he pasado tres pueblos, pero os juro que ese “de nada”, me sonó aquello). Jamás he vuelto a comer croquetas tan deliciosas como aquellas. También recuerdo a otra numeraria con cara de TROLL, que se fijó en aquella situación y nunca más volví a ver mi ÁNGEL.

 

Me gané una bronca, en público, del Director, por dirigirme a aquella moza, y no hacerlo a través de él. Aquella escena la recordaré como una de las más bellas y tristes de mi recién comenzada juventud. ¡¡¡¡Dios mío que guapa era¡¡¡. Hubiera sido feliz si tan solo hubiera sabido su nombre. Pero creo que nunca lo sabré.

 

Recuerdo , que siempre estaba deseando ir al comedor para verla. Tenía... cómo lo diría yo, una mirada preciosa y al mismo tiempo... triste. Parecía, o mejor dicho, me hubiera encantado “salvarla” de no sé que castillo embrujado, y llevarla a lomos de mi “vespino” (moto que yo tenía en aquel entonces).

 

Posteriormente, recuerdo, que al ir al pabellón, a recoger para una charla mi “agendaopusiana”, que se me había olvidado, la volví a ver. En el despacho del cura a puerta abierta y confesándose. Me quedé pétreo. Me hubiera encantado que se estuviera confesando por mí. Que le hubiera dicho a aquel cura de cartón – piedra, que se había enamorado de mi. Que tenía dudas y que quería fugarse conmigo. Pero, creo, que nada de eso pasó. No obstante, ese pensamiento de que fue así, me mantuvo feliz hasta el día de hoy.

 

Daría lo que fuese por saber su nombre. Solo eso.

 

Bueno.... a lo que vamos. En vacaciones íbamos todos los miércoles a círculo (alguien sabe por qué se le llama así???) recuerdo que con 16 años, con los chavales de mi pueblo nos fuimos el fin de semana anterior a la discoteca del pueblo de al lado. Yo, en la tertulia de después de comer, como una cosa tonta y sin mayor problema, lo comenté. Dije que me lo había pasado muy bien. Recuerdo, que en ese preciso instante, otro seminarista comentó al Director: ¿Es que no le vas a decir nada a éste?? A lo que el cura, literalmente, me sacó de aquella sala y me dijo que primero habláramos y luego me confesaría. ¿¿Confesarme de qué??. Tuve que volver a contar que el fin de semana anterior había estado con unos amiguetes del pueblo en el pueblo de al lado y fuimos a la discoteca (una discoteca de pueblo, es decir, algo de cerveza y un tocadiscos antediluviano, sillas de madera y cuatro bombillas de colores mal puestas). El cura se me quedó mirando fijamente y me soltó la frase más atávica de mi vida: ¿¿¿Y tú que te crees, que Dios pone aire acondicionado en los cojones???. (refiriéndose a que en ese tipo de locales de pecado, había chicas dispuestas a acostarse contigo, me imagino yo). Salió del tiesto, se pasó conmigo tres pueblos. Me encomendó a mi Director espiritual (el del Opus, no el del seminario, que era un patán, aparte de gilipollas), y éste me recomendó, para mis “debilidades de la carne” un cilicio (cosa ésta medieval que nunca usé, por supuesto).

 

No quiero mencionar las causas que me hicieron renegar del o.p.u.s. d.e.i. (Organización Para Uno Situarse. Dios es Inocente), pues sería fácilmente inidentificable, por supuesto. Pero sí que os contaré que la armé y bien gorda. Me apropié de aquel dicho que dice...”para lo que me queda dentro... me cago dentro”. ....

 

Me consta, por posteriores noticias, que en Toledo, rodaron cabezas después de aquello. Algunas opusinas... jejeje.

 

Recuerdo que fui al tontodelculo del Director espiritual para contarle lo hecho polvo que estaba y todo lo que había sucedido y el muy “imbécil” , en vez de decirme, “pues tómate un año sabático.... o piensa en tu vocación..... o cualquier cosa que pudiera interpretar que de aquella vocación algo quedaba, el tontodelculo solo me soltó... ”te veo en el futuro, no como alguien con carrera y buena posición, sino más bien, como un Técnico especializado”. Bueno, pues que sepáis, y el tontodelculo también, que tengo 2 carreras y unas oposiciones al Grupo A de la Administración Pública aprobadas... ¡¡¡gilipollas¡¡¡. Un amigo, en fin.

 

Me costó una depresión impresionante dejarlo todo. No ya el Opus, que a fin de cuentas, para mi fuera una liberación. Pero el haber perdido la oportunidad de continuar con mi vocación sacerdotal, y el no haber, siquiera intentado continuarla me provocó una auténtica depresión que, gracias a Dios, superé.

 

Por cierto, ... las croquetas estaban buenísimas...

 

En fin. Y esto es un Consejo para padres, hermanos, familia varia, etc., y sobre todo para esos chavales que quieran ser sacerdotes.

 

Si en el seminario os proponen ser aspirantes a agregados, supernumerarios, os invitan a cualquier proselitismo al efecto, os digo lo siguiente: Contestadles que cuando seáis sacerdotes lo sopesaréis.

 

A los padres y familia: Cualquier duda que tengáis o que sospechéis en la actitud de vuestro hijo, distanciamiento, os saca dinero sin muchas explicaciones, procurad estar bien informados. Id al seminario. Preguntad al Rector si ha detectado algún problema con vuestro hijo. Pensad que las leyes civiles y penales también son para ellos mientras vuestros hijos sean menores de edad, vale?? No dejéis que los intimiden. No penséis en lo bonito de la ceremonia de Ordenación y a cuanta familia vais a invitar. Menos orgullo por vuestro hijo y más responsabilidad como padres, aun cuando éstos tengan más de 30 años. .... Pues si estáis todo el día con la tontería de “mi hijo será sacerdote...” y no os preocupáis de cómo lo están pasando, a buen seguro os vaticino un futuro... que es como sigue: En cuanto fallezcáis, vuestro hijo dejará los hábitos. Conozco muchos casos en que se ha muerto la madre y el hijo se ha salido de cura.

 

Un saludo,

 

Vier.

 

P.D.: Alguien conoció a esa chica?????? La de las croquetas, me refiero.







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