El Opus Dei, Instituto Secular (I): Pío XI, 'precursor' de Escrivá.- Idiota
Fecha Friday, 20 January 2006
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Querid@s tod@s:

Aprovechando la tranquilidad navideña, me acerqué un día a la biblioteca central de una universidad española para leer un libro, que, a mi modo de ver, pertenece a la época del "Opus Dei, Instituto Secular" (ODIS, recordad 05.12.05 ): Perfección y laicado de José María Hernández [de] Garnica, publicado por Rialp en 1956 en la colección "Patmos: Libros de espiritualidad" con el número 64. No fue poca mi sorpresa al constatar que yo era el primer lector de aquel ejemplar a casi cincuenta años de su publicación, sorpresa que fue en aumento al leer su contenido y colocarlo en el contexto de los hechos que todos creemos conocer.

Preguntémonos primero quién fue el Siervo de Dios José María (Augusto Gregorio) Hernández [de] Garnica. Hernández Garnica nació en Madrid el 17 de noviembre de 1913. Tras cursar el bachillerato en Ciencias en el Colegio del Pilar de los Hermanos Marianistas (1923-1929), realizó estudios superiores en la Escuela de Ingenieros de Minas (1932-1936, 1939-1940). Posteriormente se licenció (1939-1941) y se doctoró en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid (1941-1944) bajo la dirección de Maximino San Miguel de la Cámara (Estudio geológico de las sierras de Algamitas y Algodonales). Tras conocer la Academia DYA de la calle de Ferraz en 1934, pide la admisión en el Opus Dei el 28 de julio de 1935, animado por Álvaro del Portillo. Tras haber sido encarcelado en las cárceles Modelo y de San Antón de Madrid y Modelo de Valencia, es enrolado en el ejército republicano y destinado primero a Madrid y después a Granada. En 1939 supera una "crisis vocacional" y el 19 de marzo de 1940 se incorpora definitivamente al Opus Dei. Tras haber vivido en la residencia de la calle Jenner (1939-1941) impulsando los apostolados en Valladolid, fue nombrado director de la residencia de Lagasca (1941-1944?). Realizó los estudios de Filosofía y Teología como externo examinándose en el Seminario de Madrid (1940-1944). Fue ordenado sacerdote por Mons. Eijo y Garay, Obispo de Madrid, el 25 de junio de 1944, siendo uno de los tres primeros sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. A la vez que atendía sacerdotalmente los centros del noreste y este de España, fue director espiritual de la residencia de Moncloa, profesor de enseñanza religiosa en la Escuela de Minas y encargado de la sección femenina ("sacerdote secretario central" diríamos hoy en día) (1945-1955). Tras viajar por América con Alberto Ullastres (1954-1955), se traslada a Roma para sacarse el doctorado en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense (1955-1956), publicando casi al mismo tiempo el libro que voy a comentar. Después de ocupar brevemente el cargo de Director Espiritual del Opus Dei en España (1956-1957), pasa a ser Consiliario de Francia (1957-1959), Delegado del Padre para Francia, Inglaterra e Irlanda (1959-1961) y para Alemania y Austria (1961-1966). En los últimos años de su vida fue Sacerdote Secretario Regional de Inglaterra (1966-1967), Delegado del Padre (1967-1969) y Sacerdote Secretario Regional de Alemania (1969-1972). Tras enfermar, es tratado en Pamplona y en Barcelona, donde fallece el 7 de diciembre de 1972 de un cáncer de bulbo raquídeo. Su causa de canonización se abrió el 1 de marzo de 2005. (Datos recogidos de: José Carlos Martín de la Hoz [Postulador de la Causa de Canonización], Por los caminos de Europa: Breve biografía de José María Hernández Garnica, Madrid: Palabra, 2004 (Folletos MC 745) de biografías de San Josemaría y otras fuentes.)...

Sobre Perfección y Laicado, Martín de la Hoz comenta lo siguiente (pág. 57):

"Después de unos años de estudio, docencia e investigación sobre la espiritualidad laical, aprendida de labios del Fundador del Opus Dei, don José María fue desarrollando su pensamiento acerca de la Teología del laicado. En abril de 1956, publicó un libro titulado "Perfección y laicado" [140]. Ese trabajo le sirvió de base para su tesis doctoral en Teología, que defendió en la Universidad Lateranense en 1956 [141]."

Este comentario precisa de algunas matizaciones. Si miramos el asunto desde la perspectiva actual del Opus Dei, es decir, la del "Nuevo Opus Dei", empiezan las sorpresas. En este escrito me voy a referir al origen de la idea de la "llamada universal a la santidad" y en uno próximo, a lo que podría llamar su "clasismo de la santidad", aun a riesgo de resultar algo sensacionalista.

Si nos preguntamos quién es el precursor de la idea de la "llamada universal a la santidad" según Hernández Garnica y diéramos a elegir cuatro opciones, ¿cuál escogeríamos?

a) San Josemaría
b) Yves Congar
c) Pío XI
d) Perico de los Palotes

Dejemos de lado la opción d) que está para despistar. El Nuevo Opus Dei afirmaría, sin lugar a dudas, que la respuesta correcta es a). Sin embargo, aparte de que no se refiere en ningún momento al Opus Dei, Hernández Garnica sólo cita a San Josemaría dos veces y muy de pasada y eso, a pesar de que, como apunta el Postulador, aprendió la espiritualidad laical de labios del Fundador. Entre los autores que son constantemente citados figura de manera destacada ¡Yves Congar! (recordemos sus Jalons pour une théologie du laicat (1953)). Repitámoslo otra vez: uno de los más destacados dirigentes del Opus Dei Instituto Secular se inspira (entre otros) en Yves Congar para desarrollar una teología del laicado. Esto es tanto más asombroso, cuanto que nos encontramos todavía en la época en la que Yves Congar fue reducido al silencio por la Orden de Predicadores y por el Santo Oficio (1946-1956). Me imagino que Hernández Garnica era muy consciente de eso, por lo que en un pasaje del libro (pp. 29-30) subraya que la idea de la "llamada universal a la santidad" está avalada ya por el Magisterio de la Iglesia, a saber, por el de Pío XI, citando, además de la Encíclica Casti connubii, otra, escrita con motivo del Centenario de la muerte de San Francisco de Sales, llamada Rerum omnium perturbationem  (1923). Citemos, pues, despacio algún pasaje de la encíclica (en inglés, que es como sale en la pagina oficial del Vaticano):

"2. The Church is most successful in this work of sanctification when it is possible for her, through the mercy of God, to hold up to the imitation of the faithful one or other of her dearest children who has made himself conspicuous by the practice of every virtue. This work of sanctification is of the very genius of the Church, since she was made by Christ, her Founder, not only holy herself but the source of holiness in others. All who accept the guidance of her ministry should, by the command of God, do everything in their power to sanctify their own lives. As St. Paul says, "This is the will of God, your sanctification." (I Thess. iv, 3) Christ Himself has taught what this sanctification consists in - "Be ye therefore perfect as your heavenly Father is perfect." (Matt. v, 48)

3. We cannot accept the belief that this command of Christ concerns only a select and privileged group of souls and that all others may consider themselves pleasing to Him if they have attained a lower degree of holiness. Quite the contrary is true, as appears from the very generality of His words. The law of holiness embraces all men and admits of no exception. The great number of souls of every condition in life, both young and old, who as history informs us have reached the zenith of Christian perfection, these saints felt in themselves the weaknesses of human nature and had to conquer the selfsame temptations as we. So true is this that as St. Augustine has so beautifully written, "God does not ask the impossible of us. But when He does order us to do something He, by His very commands, admonishes us to do that which we are able to do and to ask from Him for assistance in that which we are not of ourselves able to do." (de Natura et Gratia, Chap. 43, No. 50.)
"

Este texto, con sus citas neotestamentarias, nos recuerda extrañamente al siguiente (San Josemaría, Camino, n° 291) y a otros parecidos:

"Tienes obligación de santificarte. —Tú también. —¿Quién piensa que ésta es labor exclusiva de sacerdotes y religiosos?
A todos, sin excepción, dijo el Señor: "Sed perfectos, como mi Padre Celestial es perfecto".
"

Añado dos citas más, que recuerdan muchísimo lo que "siempre" hemos oído en el Opus Dei ("el Santo" es San Francisco de Sales):

"14. At the same time we learn from the Saint how not only to perform the customary acts of everyday life, (with the exception, of course, of sin) but also a fact which all do not know, how to do these things correctly with the sole intention of pleasing God. He teaches us to observe the social conventions which he calls one of the charming effects of virtuous living, not to destroy our natural inclinations but to conquer them so that little by little without too much effort, like the dove, if by chance there has not been granted us the strength of the eagle, we may raise ourselves even to heaven itself. What the Saint means by this metaphor is that if we are not called to an extraordinary personal perfection, nevertheless we can attain holiness by sanctifying the actions of everyday life."

"Because of these facts, Venerable Brothers, do you endeavor, following the example of St. Francis, to instruct thoroughly the faithful in the truth that holiness of life is not the privilege of a select few. All are called by God to a state of sanctity and all are obliged to try to attain it. Teach them, too, that the acquisition of virtue, although it cannot be done without much labor (such labor has its own compensations, the spiritual consolations and joys which always accompany it) it is possible for everyone with the aid of God's grace, which is never denied us." (n° 27)

Es curioso: acabamos de "descubrir" que Pío XI es el "precursor" de San Josemaría y que quizás lo que "vio" el 2 de octubre de 1928 fue un recorte de "Rerum omnium perturbationem" (1923) o de textos parecidos...

Y, ¿qué pensar de las siguientes afirmaciones de Peter Berglar (El Fundador del Opus Dei p. 156 de la versión internet, en PDF)?

"Tal vez por eso las primeras murmuraciones contra don Josemaría Escrivá, contra el camino del cristianismo que él esbozaba y contra los que seguían ese camino, provinieron de algunos religiosos y de algunos miembros de organizaciones católicas, adeptos a un «institucionalismo» tradicional. En esta frase hay una palabra importante: «algunos», pues en ningún momento se trató de la mayoría o de un gran número. Eran personas que, sencillamente, no estaban en condiciones de comprender el núcleo del mensaje del Fundador del Opus Dei. Lo que hoy en día, veinte años después del Concilio Vaticano II, se reconoce en todo el mundo como un fruto de éste (la responsabilidad de los laicos en la iglesia, la llamada universal de todos los bautizados a la santidad, la libertad y la responsabilidad personales de cada cristiano en las opciones temporales, la vida corriente como lugar normal de seguimiento de Cristo, con entrega total), a algunos les sonaba entonces a herejía."

¿Herejía? No exageremos...

Un abrazo para tod@s

Idiota

[Nota: Perfección y Laicado tuvo dos ediciones en 1956, una en abril y otra en diciembre, que es la que utilizo; el manuscrito debió de circular antes ya que es citado por Amadeo de Fuenmayor y Cathérine Bardinet en sendas contribuciones al "Congreso Nacional de Perfección y Apostolado" como si fuera de 1955.]

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