Irse en buen plan.- Spiderman
Fecha Monday, 19 December 2005
Tema 020. Irse de la Obra


Hola!

En primer lugar agradecer a todos los que me han ayudado con mi preguntas del otro día y también dar las gracias por los artículos de D. Antonio Ruíz Retegui porque creo que pueden ayudar a muchas personas a entender mejor porqué están un poco "rotos por dentro". Bueno, al menos a mí me ha ayudado a entenderme un poco mejor. También me han ayudado los documentos internos publicados aquí (aunque haya quien lo considere un error o una falta de caridad o lo que sea) porque me han servido para entender porqué se me ha tratado los últimos años de la manera en que se me ha tratado. Todos aquellos que pensaba que simplemente querían destrozarme la vida lo único que hacían era simplemente "obedecer" (o mejor dicho "cumplir") y eso me apena y no por mí, especialmente por ellos mismos, ya que no debe ser fácil.

Aquí he visto de todo: gente que se va en "mal plan", en "buen plan"... Yo pensaba, de hecho estaba convencido, que era del grupo de los que se iba "en mal plan", pero resulta que no. Me han dicho que no tengo la dispensa todavía pero que "he hecho las cosas muy bien y que me puedo ir tranquilo" y que en breve me comunicarán que tengo la dispensa famosa. ¿Estoy más tranquilo por ello? Pues vamos a ser sinceros: sí y no. No estoy tranquilo porque si después de todo lo que ha pasado resulta que yo soy de los que están "en buen plan" no me quiero ni imaginar a qué llaman ellos irse "en mal plan". Además, si cuando entregué la famosa "carta" hace unos meses estaba cometiendo un error porque "tú tienes vocación", ¿cómo puede ser que ahora resulte que me voy en "buen plan"?.

Por otra parte, ¿por qué digo que en parte sí que estoy más tranquilo? Pues muy sencillo. Tengo amigos (excombatientes, combatientes y afines a la institución) que sí que le dan muchísima importancia a esto del "buen/mal plan", así que si resulta que al final me voy en "buen plan" yo me alegro por ellos, porque así mi amistad no les supondrá un quebradero de cabeza ni un problema de conciencia. Yo por mi parte tengo muy claro que en el caso de que haya ofendido a Dios con mi actuación, Él hará justicia conmigo y mucho me temo que le va a importar un rábano si me he ido en "buen plan" o en "mal plan": creo que Dios no sabe leer etiquetas (por suerte o por desgracia, no sé).

De toda la gente a la que he leído, uno que ya ha reflejado en estas páginas lo que quiero decir es Satur en su artículo EL CIEGO Y EL RADIADOR. De hecho, para mí ha sido una sorpresa y una alegría poder reencontrarme con él después de nueve años. Lo conocí en mi primer curso anual y todavía recuerdo muchas ideas de lo que me explicó en las charlas que impartió. Me acuerdo de que me rompía la cintura una y otra vez y que me ayudó a "crecer" mucho. Todos queríamos que nos hiciera él una corrección fraterna porque te llevaba a tomar una coca-cola. Además es la única persona del Opus Dei a la que he visto llorar. Entré en su habitación y lo vi. Nunca me he olvidado. Para mí no fue un signo de debilidad ni mucho menos de inseguridad sino un signo evidente de humanidad y cercanía y un consuelo para las veces en las que me ha tocado llorar a mí.

En su día no te di las gracias por todo ello, lo hago ahora. Gracias Satur.

Spiderman









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