Donde la verdad quede.- pergolessi
Fecha Monday, 19 December 2005
Tema 140. Sobre esta web


Qué desazón, ese envío a la Curia vaticana de no sé qué documento (si qué sé que documento) me ha producido la perplejidad de lo indecible; Tantos años para nada de tantos; tanta vana sabiduría de tantos vacía, en sí misma incardinada, repleta de sí mismos.

Y siento la dureza de la "perplejidad", pero no quiero fundamentar la crítica en la "ausencia" de pruebas, en el vacío jurídico... Quiero fundamentarme en la triste sensación de una Tierra que se abre en dos, que se despedaza, y mientras algunos obsesionados en florituras "legitimistas", en recuerdos que no borran pero que no les enseñan nada, y por tanto convierten en fuentes de discordia y de miseria...

Y dirán, otro José Carlos de la web. Y tanto que me da. Sólo quiero recordar el rostro, llamar la atención al ictus, a la mirada, a las arrugas, es decir, recordar a algunos cómo es su mirada ahora, ese espejo de la interioridad, esa verdad sobre uno mismo, que reflejan los rostros ahora, pasado un tiempo de ese “después” que quieren borrar a pedradas.

Porque ahora hay quien, vencido el enemigo del pasado, se ha armado de valor para escribir "documentos". 

Y perdón por la crudeza, pero ¿en nombre de qué sabiduría, en nombre de qué luminosa "verdad" juzgamos presentes institucionales olvidándonos de nuestra realidad personal llena de mentiras y miserias, olvidándonos de nuestro pasado personal fuente de desilusiones e injusticias para tantos a los que hemos fallado?

¿Dónde vamos, acaso? ¿Hemos olvidado las arrugas de nuestro rostro que cada día va dejando nuestro presente? Porque fácil se alecciona desde las palabras, en esa displicencia del que desde las alturas, lejos del bien y del mal, juzga y sanciona. Pero, ¡cuántas realidades personales de los aquí presentes están hecha de dolores que más que liberar, justificamos con rencor sobre un pasado que sigue hiriendo porque no olvidamos! Y, ¡cómo vamos a olvidarlo si ese pasado somos nosotros mismos, y a nosotros no nos podemos dejar de lado!.

¿Acaso no he de sentir una profunda pena al saber de tantos que reniegan de si mismo...?

Si, antes sufríamos, pero ¿no va a tener un valor ese sufrimiento? ¿Todo ha sido mentira, vacío, trampa, engaño? ¿Acaso ese mismo sufrimiento no va a tener valor por si mismo? ¿Acaso no ha edificado nuestra vida sufriente la vida de los otros? ¿Acaso todo tiene que se gozo y luz, alegre espera que en sí misma debe ser gozable?

Y ahora, desde ese vacío del pasado, la pequeñez interior entristecida que algunos llevan ha cobrado fuerzas, porque ahora igual que antes, se sufre, pero al predicar contra esa “malhadada institución”, que se desprecia, ¿no nos despreciamos a nosotros mismos? Porque esa institución nos ha hecho, nos ha forjado a veces, nos ha enriquecido (si, la injusticia también enriquece, el dolor humaniza...) Pero algunos han preferido ser un reformador de la nada, antes que un padre Pío crucificado, o una Teresita de Liseux sufriente.

Y este es mi pensamiento. Hemos olvidado sufrir, hemos olvidado el valor del sufrimiento, y huyendo de él, vamos huyendo de nosotros mismos.

Porque ahora a la Obra le está tocando sufrir en sus miembros (¿por injusticias?, ¿por un espíritu mal entendido? Quien sabe. Pero, ¿lo sabéis vosotros hasta el quicio de la conciencia personal del hiriente? Y sí así fuera ¿de nuevo ese sufrimiento de los que están dentro no va a valer nada?)

Y sí, se sufre, hemos vivido ese sufrimiento que para algunos no vale nada. Pero ¿es que acaso todo debe ser gozo y luz en un mundo que se desmorona?

¿Desde que luz y gozo nadie va a enseñar al que sufre irremisiblemente que algo vale la pena, que algo, el mismo vivir, vale la pena? ¿Qué verdad habrá en esas palabras?

Y los que han elegido "reformar" desde el chantaje (tan chantaje es el de las presiones de los de "dentro", -si dicen verdad de su existencia, que yo no las he vivido y las desconozco-, que el del pasado personal que se prostituye, arrancándolo de los arcanos de la interioridad, ventilándolo en foros, desnudo del pudoroso cofre que es la vida personal para hacerlo "prueba" o piedra arrojadiza contra una institución) entre las piedras que arrojan están arrojando girones de su vida personal, carne propia que si fue arrancada en la justicia, al convertirla en piedra arrojadiza se valora como inmundicia que nunca valió nada, cuando ¡es nuestra propia realidad!.

¿Dónde queda, entonces, "guardado" el mundo personal? ¿Dónde queda esa sabiduría que nos haya dado el sufrir?

Porque así huimos de nosotros mismos, huimos digo, y hay quien se erige en sabio que "vió", ya tiempo atrás, errores de la Obra, olvidando cuántos errores fueron suyos y de cuantas injusticias fue él el causante.

Y ahora hay quien resurge, dispuesto a pisar sus "vivencias", que en vez de tesoros posibles ha pasado a arrojarlos como heces de perro, como algo despreciable, que no se guarda, porque no se valora. Y al hacer así, ¿no es nuestra vida la que arrojamos por la ventana, no es nuestra vida la que prostituimos por un cochino plato de lentejas, que es lo que queda de cualquier vida que reniega de si misma?

Y esto me produce desazón. ¿Acaso ya no hay quien guarde su pasado en el corazón, en la intimidad, para valorar ese sufrimiento?

Siento, que así, pisando nuestro personal sufrir, hemos dado alas al mundo vacío de occidente, preñado de si mismo, pero quebrado y roto.

Pergolessi







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=6556