Lo de quién me ha visto (Quien me ha visto... Cap.8).- Satur
Fecha Friday, 23 January 2004
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Lo de "quién me ha visto y quien me ve" esta semana ha llegado al máximo de cien: me ponen como ejemplo de ex numerario feliz... José Carlos me ensalza escribiendo eso "de que un ex-numerario puede enamorarse de una mujer totalmente, hasta el fondo, viviendo una felicidad maravillosa y el romance más fantástico y lleno que te imaginas. Si tienes dudas, léete los escritos de Satur y mira cómo habla de su querida "piedra" (apelativo cariñoso para su mujer). Él se enamoró a los 40 y pico, y la exultación, delicadeza, romanticismo, alegría y entusiasmo con que describe su relación, deberían despejar cualquier preocupación sobre si tan fascinante aventura es posible o no". ¡¡Olé tus cojones, José Carlos!!. Yo, ejemplo de vida marítima: Tarzán en minifalda, colegui.


La verdad es que el escrito de José Carlos es todo un ejemplo de guión- ladrillo al uso y estilo de aquellos que en su día existían para dar los círculos de san Rafael. Y creo que te metes en unos charcos, con toda tu buena voluntad, que dejas la pantalla del ordenador hecha unos zorros.

Me parece que en temas como la afectividad, la sexualidad, el triquitriqui y el ciruelo hay que andarse con mucho cuidado. No todos semos iguales, ni todo el monte es orgasmo, (se dice así, creo). Las sensibildades, la cultura, la formación, las pasiones, las inclinaciones, las debilidades, la educación y tantas y tantas cosas más, hacen muy difícil decir "dos por dos cuatro". No creo que se resuelva asín. Elena tiene un problema y pregunta si se puede enamorar un ex numerario chileno. ¡Vaya preguntita!. Y, hala, a contestarle. Valiente sandez; pues claro que sí. Lo que pasa es que a lo mejor, o a lo peor, ese ex es un tío más raro que una cabra con tacones. Ser ex numerario no es signo de tipo chachi guay. Conozco más de uno que es un perfecto gilipollas y, ahora que lo pienso, yo mismo, sin ir más lejos. Y también conozco numerarios que son tipos muy majetes (yo mismo, cuando era numerario era muy majete). Todo esto es, como decía El Doctor, " raro, raro, raro,raro...".

Un día un numerario que impartía clases en un instituto de un pueblo rústico y fronterizo organizó con el APA un curso de formación en la sexualidad y el amor. Aceptaron encantados porque la peña del instituto estaba bastante asilvestrada -el éxito del grupo rockero formado por los alumnos era "Abajo Pantalones"-, casi nada. Total que el numerata se puso en contacto con una asociación donde fieles de la prelatura, cooperadores y amigos, impartían todo tipo de cursos de formación, escuela de padres, técnicas de Amor y Socorrismo y lo que fuese al módico precio de un riñón. Y allá que se fue una supernumeraria, médico y psicóloga, orientadora familiar, muy fina ella, delicada como el petalico de una rosa, parecíase toda de algodón y porcelana. Muy bien vestida, algo pijilla y con voz de "¡ay, que me de rompo toda!. Delante tenía unos cien chicos y chicas en plan "¡¡¡allá vienen las tribuuuuuus, las tribus del Señor!!!".

Comienza la charla "espermatozoides por allí, óvulos por allá, reproducción, amor"... le miraban como indios al hombre blanco intentando vender rifle.

- A ver, ¿queréis hacerme alguna preguntita?- anima la doctora al personal.

En esto que levanta la mano un tipo de unos dieciséis años que por su aspecto, era unicejo total, un auténtico bigote encima de los ojos, se suponia que la pregunta venía con metralla.

- ¡Señorita, señorita!
- ¿Síííí...?
- Dal pol culo, ¿fecunda?.

El trallazo fue mortal. La pobre mujer se quedó yuyu total, la sonrisa desencajada y con cara espasmódica

Esta es la instantánea que tomé. Rejalgar a tope:



Y es que las sensibilidades son muy, pero que muy distintas.

Jesús perdonaba con mucha facilidad las debilidades. No iba metiendo broncas a la gente que pecaba por exceso. Tampoco las bendecía, pero llama la atención que no las trataba con la dureza que sí tenía con fariseos, y sacerdotes de la Ley. Era como si los pecados de la canne y cosas así fueran como un río que se desborda, pero tarde o temprano vuelve a su cauce: ¡la de veces que me desbordé yo hasta que amplié y acondicioné mis riberas haciéndolas más asumibles para mis tierras y mis gentes!. Sin embargo, el fariseo -y eso es lo que realmente sacaba de quicio a Jesús- era como un río tranquilo, en su cauce, sereno, limpín, pero... ¡ay!, estaba envenenado. Y eso sí que realmente un problema raro, raro, raro, raro.

Yo así lo veo.

Nadie está a salvo de nada. Y en el amor no todo es lo que parece. Tengo para mí que he tenido suerte, no creo que nadie sea tan listo de elegir una persona con la seguridad de que me va a corresponder siempre, de que me va a respetar siempre, de que me va a querer siempre, de que me será fiel siempre. Ni yo a ella. Intuyo que cualquier persona en mi lugar, circunstancias, condiciones -y en las que estaba ella cuando la conocí-, hubiese enamorado a La Piedra. Saber eso es importante, creo: te hace vulnerable, y la vulnerabilidad te lleva de la mano al respeto. Conozco algún supernumerario que tiene más cuernos que la sala de estar de Curro Romero, y no por ser mal marido, quizás fue demasiado buen marido, pero insensible y sordo a las llamadas de socorro de su "santa esposa". Y conozco supernumerarias que tienen más cuernos que Rudolf, el ciervo de papa Noel, y no por ser mala esposa, quizás sólo era muy buena esposa... Y eso pasa en la opus de Elohim y en Manchuria.

No hay recetas, ni panaceas, ni guiones... Es la vida, como viene, y también, un pelín de suerte: que es la escritura de Dios sin firmar.

(La foto es inventada; la anécdota, no: estaba presente)





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