Retazos de mi vida en el Opus.- Manu
Fecha Monday, 12 December 2005
Tema 010. Testimonios


Pedí la admisión en el Opus el 24 de Octubre de 1967, con 16 años, y me fuí en la primavera de 1978, con 27 años. No recuerdo el dia ni el mes exacto en que me fuí porque yo solo quería irme y de aquella época sólo recuerdo la sensación tan agradable de estar fuera.

Acabo de descubrir esta página gracias al libro de Ana Azanza, y desde que me conecté ayer a las 21,30 no pude apartarme del ordenador hasta las 2,30. He leido un montón de testimonios y en todos me veo reflejado. Han pasado 27 años desde que me fuí, pero veo que todo sigue igual. El único matiz que daría a mi salida del Opus es el siguiente: Cuando acabé la carrera me hicieron director de un centro en Sevilla y a la vez trabajaba en la delegación; así pude comprobar qué pasaba con los "mayores"  (es decir los que tenían mas de 40 años y unos 20 en la Obra) con el tiempo. Sencillamente vi un cúmulo de infelicidad y frustación y empecé a plantearme dónde me había metido. Además por el trabajo en la Delegación vi numerosas notas internas donde se decía sin miramientos cosas que sonrojaban leer: no podía entender esa indiscreción y esa falta de caridad. A esto se unían mis ganas de trabajar en mi carrera y las ganas de amor humano, así que no tardé en plantearme mi salida. Como se dieron cuenta enseguida me apartaron de la dirección del centro donde estaba y me fuí a Cádiz a completar la milicia universitaria.

Cuando decidí irme no lo consulté ni lo avisé: un dia cogí las maletas cuando no había nadie en el piso y me largué: no quería estar meses dando la vara de que me quiero ir y ellos venga a darme largas. Además me cuesta decir "no" y la presión a la que iba a ser sometido me retendría más tiempo del que yo estaba dispuesto a soportar. Cuando me localizó mi director, M.B., se lo tomó como si hubiera sido una chiquillada y me dijo que hiciera la maleta y volviera con él. Ante mi sorpresa le dije NO y me quedé tan tranquilo: nunca he estado mas seguro y feliz de haber tomado una decisión. Luego tuve que hablar con varios directores de la delegación, cosa a la que accedí como algo necesario pero sin mover mi decisión un milímetro. Hasta que hable con el director espiritual D. R.M., que me puso de vuelta y media y no hizo sino reafirmar mi decisión de irme. Recuerdo que salí de aquella entrevista mandandolo a tomar por culo (perdon) y sintiendome más libre aún.

Al cabo de pocas semanas me dijeron que tenía que escribir una carta pidiendo la dispensa, cosa a la que accedí gustoso e incluso consentí que me la dictaran: para mi era un trámite administrativo, como rellenar un formulario, y, a quién le importa lo que dice un formulario si ese es el paso que hay que dar para conseguir lo que se quiere.

No me arrepiento el tiempo pasado en el Opus, salvo los dos últimos años, porque he conocido a gente muy buena y he pasado grandes momentos. Realmente en el Opus hay de todo, pero predomina la gente buena, y leyendo vuestros comentarios me doy cuenta que así ha seguido siendo: gente como Durero o Fede o Satur sólo se encuentran en el Opus (están en el mundo, pero organizados sólo están en el Opus). ¿Y no le da que pensar a los dirigentes del Opus que gente de esa valía se salga?

Me gustaría decirte Durero, que no sabes cómo te entiendo y que me solidarizo contigo. Como dice la canción, "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio" Y a ti Fede, te digo que me has hecho saltar las lágrimas con tu relato de ruptura del "dulcísimo precepto" que nos obligaron a todos a hacer. Hay que ser hipócritas para hablar de honrar a tus padres y obligarnos a hacerlos sufrir inutilmente. Y a Satur quisiera decirle que eres genial. Perdóname si te sonrojo, pero supongo que tendrás muchos defectos que te ayudaran a no creerte lo que te voy a decir: cuantas las verdades con una claridad, contundencia y gracia increíbles. Me gustaría haberte conocido en el Opus , y ahora también claro.  Y enhorabuena por esa "piedra" con la que te tropezastes, porque de los pocos datos que das de ella me parece una piedra preciosa. Sigue escribiendo porque seguro que mucha gente necesita esa claridad de ideas que tienes, y, ya sabes, si es un don de Dios saber expresarlo, tienes que gastar ese don. Contigo he pasado de la saltárseme las lágrimas a reir a carcajadas. (en mi casa creen que estoy loco).

Podría seguir refiréndome  a tantos y tantas, pero por hoy ya basta. Sí me gustaría saber de antiguos compañeros.

Manu









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