Haceos amigos de las riquezas injustas (I I).- Satur
Fecha Friday, 02 December 2005
Tema 120. Aspectos económicos


Aunque escribí en el capítulo anterior que se pidió discreción en la visita de Don Forratis al centro, lo cierto es que se enteró hasta Panete, y es que en la opus –en general en cualquier corralito de personas cuerpos humanos- pedir discreción es como estornudar con los ojos abiertos… como le dice un glúteo a otro glúteo “muchacho, entre nosotros hay un soplón”. Pues eso.

 

Y fue el caso que entre los residentes había un periodista especializado en temas económicos que se la tenía jurada a nuestro mecenas. Y cual es mi sorpresa cuando una semana después veo en la portada de una de las revistas más prestigiosas del país a nuestro prohombre con un careto espantoso (desde luego, la foto era ideal para un especial de “Alégrate de tu Fimosis”), y con el título “LOS LÍOS DE X”. En el interior, firmado por el residente, un reportaje que le llamaba de todo menos guapo...



Poco tardó en llamarme el presidente del patronato.

 

-         ¡Joder!, me acaba de llamar Rochild diciendo si así tratamos siempre a nuestros amigos .

-         Es queeeeee…

-         ¡Joder!, que el tío sabe que allí vive el mingas ése de periodista y está con un cabreo que no veas.

-         Pero si yo no sabía queeeee...

 

Colgó sin dejarme dar explicación alguna que, por otra parte, no tenía.

 

Bueno, la cosa más o menos se encauzó. El presi se calmó, el forratis se olvidó de esas pequeñas moscas, el periodista siguió dando a todo lo que olía a especulador, y yo feliz porque ya tenía el Gior –un poco de pasta basta.

 

En Roma, en el UNIV, me encontré con el entonces administrador del Centro Académico Romano, un  tipo así como muy ventanero y con la discreción de un pavo real, y me cuenta que tuvieron la visita de nuestro amiguete, acompañado del presi del patronato, y que se portó que te rilas: dio un donativo que cubría las becas de  un año de todos los seminaristas del CARS. El tío estaba encantado de conocerse y de conocerle, y era tal su exaltaus fuero a terra, que me lo veía cantándole con el coro de Cavabianca en dos filas, mientras montaba Paul Getti en su helicóptero, eso de “una rosa me disteeee, y desde entoooonces vivo porque no vivo de tus milloooooooones”, o la de “una rosa es una rosa” de Mecano. Lo que sea.

 

Pasó un mes, otro mes, y un año. Alguien llama por el teléfono. ¿Quién es?. ¡Exato!, ¡correto!: el del banco, que reclama los doce millones que faltan para pagar la hipoteca. Dos veces en mi vida he tenido experiencias paranormales, una fue estando en un bareto charlando con un amigo. Cerca había una mesa de billar y uno de los jugadores, inadvertidamente, percutió con el palo de billar de un modo certero, seco y contundente en mi testículo izquierdo.

 

La segunda vez fue al colgar ese teléfono… pensaba que hay momentos en que quisiera mejor rajarme para arrancarme ya  los clavos de mi penar.

 

Llamé a la delegación. Y el consejo recibido fue que volviera a reclamar la ayuda de nuestro presidente. Trago saliva y le llamo. Y, cual es mi sorpresa y alegría, que me dice que irá con Supersuper tal día, a la hora del café….

 

-         Y espero que esta vez sí que seáis discretos, ¿hein?

-         ¡¡¡SÍ SEÑOR, SÍ, SEÑOR, SEÑOR, SÍ!!!

-         Descanse.

 

Llegó la tarde aquella donde ese hombre me pareció un Dios que en cualquier momento iba a decir “hasta mañana, si yo quiero”. Le volvimos a enseñar el centro, volvimos a sentarnos en la sala de estar, se tomó un café muy parecido al que un año antes sorbió temblando y ruidosamente –en esta ocasión no tembló-, nos contó que ese día había desayunado en Bruselas, comido en Madrid y tomado el café con nosotros. Me pareció que el tío quería parecer divertido, así que reí palmeándome el muslo… pero la mirada Chucki del presi me hizo sospechar que lo mío era patético.

 

-         Bueno, tenemos prisa , esta vez para qué nos habéis invitado…

 

A mi ya, sabiendo lo de Roma, pedir doce kilitos me parecía una bagatela.

 

-         Pues, nada, que el del banco ha vuelto a llamar para que cerremos la hipoteca. Nada, doce millones de mieeeerda que pide el tío.

 

Charlamos de todo y de nada y nos despedimos como si ya fuéramos amiguetes de toda la vida. No le canté la de “Te llegará una rosaaaaa cada día…” de Alberto Cortez porque no tenía la guitarra, que si no…

 

A los pocos días la hipoteca estaba cubierta.

 

Y a la semana el Notas del periodista saca en portada al presidente del patronato, con una foto que parecía una separata de Sanitas “Alégrate de tu impotencia”. Y dentro un reportaje, firmado por Pedrojotita, donde dejaba claro los maquillajes contables de la empresa de la que nuestro presi era el Director General.

 

Creí morir al leerlo. La llamada de teléfono no tardó… excuso decir lo que oí, son cosas que la pluma no debe, no puede escribir. Entre otras cosas, lo de “¡¡¡ese numerario rojo y con barbas no se qué hace en el opus deiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!. Me sentí, escuchando tanto improperio, como una hormiga viendo al oso hormiguero a lenguetazos con ella .

 

Ha pasado mucho tiempo desde entonces.

 

El presi es más presi que nunca.

 

Nuestro mecenas tuvo mala suerte y todos sus amigos miraron para otro lado cuando vinieron mal dadas y su barco acabó entre las piedras. Tantos donativos a partidos políticos, instituciones religiosas, testas coronodas, aceitera aceitera, de nada le sirvieron. Se quedó solo. Contaban historias muy tristes de su particular bajada a los infiernos. Enloquecido por esa soledad que no esperaba hizo cosas, y dijo cosas, muy raras: amenazaba, amagaba con historias tremendas sobre intimidades de gente que en su día le auparon, le jalearon y le admiraron… y terminó entre rejas. Hasta hoy. Supongo que algo habrá aprendido: no se conoce nunca lo que se posee, se reconoce lo que se ha perdido.

 

El periodista sigue atizando a los nuevos especuladores y, la verdad, mucho hablamos esos días de toda esa gente, y todo lo que vaticinó, se cumplió.

 

Ha pasado mucho tiempo, y vistas estas historias desde la distancia, dan un poco de risa y bastante pena. Ése buscar la tontería del mundo disfrazada de dinero, de interés, de adulación, que profana todo lo que toca, incluso lo más espiritual, llegando a admirar de una persona su cartera, su posición, de una obra de arte su valor monetario, de Dios una protección contra la muerte y el infierno.

 

Un pobre que tiende su mano al borde del camino nos puede parecer, según sea nuestra mirada, una imagen de Cristo o un desecho de humanidad; mientras que el lujo y la comodidad, para muchos de la opus, es un cebo que atrae, una referencia, algo que me distingue… y no caen en la cuenta, los pobres, que están muy lejos de ese Jesús que mira al rico echar la lismona en el Templo con una mirada que para mi no quiero, y muy cerca de los boronos, que paletos y babosos, le ceden el paso al ricachón.

 

Satur

 

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