No tenía vocación, por eso se salió: el cuento de siempre.- Jose
Fecha Monday, 21 November 2005
Tema 050. Proselitismo, vocación


Estoy cansado. Muy cansado, de verdad. Casi tres años en esta página web y casi tres años escuchando machaconamente los mismos argumentos por parte de los miembros, o fieles, o socios de la Obra, o como puñetas se llamen sus afiliados. Es que así no avanzamos, ostras. Pero no, aunque cansado, no puedo callar ante afirmaciones como la de la numeraria Isabel P. (18/11/05).

Dice en su escrito “me gustaría decirte que tengo familiares que han dejado de ser de la Obra porque no podían con su vocación, yo más bien diría porque no tienen vocación”. Es que, amiga numeraria Isabel P., ese es uno de los asuntos medulares de la discusión sobre el Opus Dei. Si esos familiares, como dices “no tienen vocación”, ¿por qué entraron en la Obra? ¿Qué les movió a pertenecer al Opus Dei? ¿Se emperraron ellos en pitar o, como sospecho, “alguien” les convenció de que su vida estaba llamada por Dios (que es fuerte) para vivirla en el Opus Dei?

Y si, por el contrario, fueron ellos los que se obcecaron en entrar a toda costa, ¿no hubo algún director o directora que les frenara haciéndoles ver que esa institución no era la suya? Porque para mi tan grave es que se anime a ingresar como no ser capaz de impedir entrar a alguien que no tiene vocación.

¿Qué pasa? ¿Qué al final lo que cuentan son los números? ¿No habría que pararse a mirar que de lo que se trata es de que la persona sea feliz viviendo de cara a Dios esté donde se esté? No creo que suponga ningún orgullo para el Opus Dei decir que por sus filas han pasado personas “que no tuvieron vocación”, porque esa afirmación esconde el fracaso de una institución cuyos mecanismos de comprobación fallan estrepitosamente. Y eso, no lo olvidemos, a costa de vidas humanas, que al cabo de años en una cosa que no es la suya acaban en muchos casos dañadas psicológicamente.

En fin, vuelvo al principio. Estoy cansado de siempre lo mismo. Espero que algún día los miembros (o fieles, o socios) seáis, desde dentro y sin necesidad de saliros, lo suficientemente capaces de decir a los que representan al “aparato”: oye, explícame de qué va esta historia. Mientras os creáis los cuentos de que “uno entró pero al cabo del tiempo resulta que no tenía vocación y por eso se fue” todos estaremos con estas conversaciones haciendo el panoli.

Saludos.

Jose









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