Proteger a tu hijo.- Frida
Fecha Thursday, 22 January 2004
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Querida Paloma,

soy una ex numeraria y te digo, con dolor, que habría querido que mis padres hubieran hecho lo que tú estás haciéndo: proteger a tu hijo que tiene el derecho de crecer serenamente, haciendo la vida que hacen todos los chicos y las chicas de su edad, sin angustias inútiles.

Si tu hijo hubiera sido mayor de edad, te habría dicho: te equivocas a decidir por él. Pero a los catorce años un chico es muy influenciable, busca modelos diferentes de los familiares y al mismo tiempo no tiene todavía la madurez para decider lo que le pide el Opus Dei.

Yo pedí la admisión a la obra a los catorce años y diez meses. Dos meses antes, murió una de mis compañeras de infancia en un accidente de tráfico. Sólo tenía trece años y ya creía que tenía que entrar en la obra y lo escribió en sobre su diario personal. Leyeron estas notas pocas horas antes de que cerraran la caja y no las olvidé. Tres semanas después de su funeral, fui a un retiro espiritual y llevé conmigo una foto de mi amiga (sobre el reverso allí fueron escritas aquellas palabras sobre la vocación): siempre lo tuve en el bolsillo y la miraba cada dos segundos. Pensé que fue una persona buena y generosa y que tenía que hacer lo que ella no logró hacer. Ahora no te sé tampoco más decir si han sido mi pensamientos o si han sido inducidos: probablemente todo y las dos las cosas. Hecho está que el mes siguiente a su muerte, escribí la carta al Prelado. Todo lo decidieron las directoras de mi centro y obedecí con una condescendencia que todavía me da miedo.

Antes de esta muerte, intenté una tímida resistencia, repitiendo lo que mi madre me susurró de vez en cuando: "Eres demasiado joven, no estás madura para una elección de este ti´po". Pero un numerario, por el que tuve gran admiración, me contestó que "Cristo pasa una sola vez y que no vuelve" (carajo, ¡ni que fuera el oriente Express!). Creo que habría pitato aunque mi amiga no hubiera muerto soñé con ella durante siete años consecutivos, es decir todo el tiempo de mi permanencia en el Opus y luego, nunca más. Una noche soñé que me preguntó si sacrificaría mi vida en nombre de nuestra amistad, haciéndole compañía dónde se encontró su cuerpo. Me desperté de sobresalto, en un pozo de sudor pero no entendí el sentido, claro, de este sueño.

Hoy me pregunto qué consentimiento libre puede inducir a una chica de 14 años, quien vio a su compañera de juegos sobre en la cámara mortuoria, ocho semanas antes de escribir la fatídica carta. Perdona estas notas biográficas -escritas quizá más por la necesidad de liberarme que por informar -pero quise sólo decirte, con mi historia (un caso particular, por caridad) que haces bien en defender la adolescencia de tu hijo con uñas y dientes. Injusto sería exponerlo a situaciones de este tipo.

¡Te deseo a ti y a tu familia mucha paz! Frida -Italia-







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