Algún “Rocaberti” me echo una mano cuando estaba bastante mal.- Leo Boig
Fecha Monday, 31 October 2005
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


          He leído la última carta de Rocaberti y ha venido a mi cabeza como un relámpago la presencia de un agregado magnífico, comprensivo, culto, inteligente que me echo una mano en un momento delicadísimo de mi vida y que vivió una historia parecida a la que explica de su salida de la Obra y del colegio.

Como expliqué en mi primer envío, yo era alumno de un colegio, obra corporativa del Opus Dei, donde estaba el centro de agregados (supongo que en la nomenclatura interna de San Rafael) por el que yo iba.  Debía estar estudiando COU (último curso antes de la universidad) y estaba en plena crisis existencial y vocacional (hacia unos 3 años que había escrito la carta). El era mi preceptor.

Recuerdo que me llamó y hablamos sobre los estudios y lo mal que me iban. Yo empece a insinuarle algunos problemas sin entrar a fondo (el no era mi director). Pero el era una persona inteligente y con capacidad de entender a las personas y, en seguida, supo que estaba atravesando una crisis importante que podía dar al traste con todo el curso y con todo mi futuro académico. Yo le admiraba y le respetaba y sabia que podía confiar en el. Me empezó haciendo una separación que fue iluminadora (aunque para muchos podía ser obvia, no lo era  así en el colegio y en el centro) sobre la diferencia entre el colegio y el centro: debían ser dos cosas aparte.

 Ahora lo puedo encontrar alucinante, pero el director del centro de agregados (sin ninguna relación con el colegio) se había presentado en las aulas para echarnos bronca porque no íbamos el sábado a las actividades del centro. Los preceptores en mucha ocasiones eran de centro pero no tenían ningún otro papel en el colegio, estaban desvinculados completamente. Había preceptores que estaban estudiando segundo o tercer año en la universidad sin ninguna experiencia docente, o gente totalmente ajena al mundo de la enseñanza. ¡Tan solo eran preceptores porque eran agregados de aquel centro ! . Agregados mayores (sin ninguna relación con el colegio) supervisaban la corrección de las actuaciones de los alumnos en la fiesta de Navidad, etc, etc, etc.

Siguió hablando de vivir tranquilo, de estudiar, de no complicarme la vida y por esos momentos le salió, como buen humanista, la famosa frase latina “primun vivere deinde philosophare”. Me ayudo a descargar la angustia, a dejarme de complicaciones, a pensar en los aspectos básicos que estaba dejando de lado, a “respirar”. Con dificultades, pero aprobé COU gracia a el.

Aquella charla me sirvió y me ha servido durante toda mi vida. Dejar que los adolescentes vivan y después ya escogerán lo que quieren ser. No les envenenéis su pensamiento y sus sentimientos que  ya bastantes dificultades tenemos en esa época en que lo que mas necesitamos es apoyo y comprensión.

Abandoné el colegio y poco después abandoné la Obra, ...bueno me invitaron a irme. Al poco tiempo me pidieron que hiciera de becario en el colegio y lo hice y cuando me licencie y pensaba ocupar un puesto de profesor, me invitaron a irme porque se tenia que pedir permiso para tener una persona que había sido de la Obra en una obra corporativa. Y aquí se acabo mi relación (salvo algunos contactos esporádicos ligados a encuentros de antiguos alumnos) con el Opus Dei.

Seguro que hay algunos Rocaberti en los colegios del Opus Dei, por favor ayudar a los niños y especialmente a los adolescentes como niños y adolescentes, solo, ya pensareis después en proselitismo delante de hombre y mujeres maduros y con capacidad de comprometerse de verdad.

 

Gracias a todos los Rocaberti.

Un abrazo a todos.

 

Leo Boig









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