Enredados.- Rocaberti
Fecha Wednesday, 26 October 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hola a todos:

Ya hace algún tiempo que voy leyendo escritos en este apartado, y en general he observado que un gran número de los que dedicamos parte de nuestra vida a la Obra, tenemos la sensación de que hemos sido víctimas de una tomadura de pelo.

Yo así lo siento. Cuando conecté con la Obra creí que era una institución abierta, laical, centrada en santificar la vida ordinaria, con especial incidencia el trabajo, que no te quitaba de tu sitio y que no tenía nada del espiritu de las monjas y los frailes, y cuyo apostolado se basaba en la amistad y la confianza. Recuerdo que me comentaron que la máxima fuerza para obedecer sería "por favor". De los dicho al hecho ha habido un gran trecho. He experimentado una formación pietista, de rezos y más rezos, sermones por doquier y una papanatería al padre Escrivà que ninguna monja  tiene por santa Clara o Santa Teresa. Con la capacidad de decidir y pensar,  la "obediencia como un cadáver" se queda coja. En la Obra lo que yo pensaba o sentía importaba una higa, lo único importante era lo que se le ocurría al fundador, quien tenía línea directa con Dios, era como una encarnación del Verbo, lo sabía todo y tenía tal sintonía con Jesucristo que hubiera podido informarnos de cualquier cosa. Era la imagen a la que todos debíamos orientarnos. Supongo que virtudes tenía, pero excentricidades también. Recuerdo anécdotas contadas como edificantes: coger un trapo y limpiar el suelo, gritando sobre la necesidad de cuidar las cosas pequeñas porque a una auxiliar se le habían caido unas gotas de no sé qué o la carta de una exnumeraria en la que le decía:" querido padre", y él que no era su padre, qué importaba ser el padre, el abuelo o el padrino, ante una persona que te manifiesta su estado de ánimo. Yo, la verdad pocos ejemplos aprendí de él, sí en cambio me pareció interasante y edificante una gran parte de lo que decía.

Un tema que manifiesta la mezquindad de la Obra es su actuación con las personas que trabajan en obras corporativas, y dejan la institución. A mí me pasó. Trabajé varios años en una obra corporativa, y cuando manifesté que dejaba la obra. me dijeron que debía irme de aquel colegio. Comenté que estaba de acuerdo, pero que me indemnizaran con la cantidad que la ley marcaba. Los directores de la obra que alardean de mentalidad laical empezaron un juego sucio orientado a que me fuera sin darme lo que me pertenecía. Me crearon una situación imposible, el famoso "mobing", me dejaron sin clases, ni lugar en donde sentarme. Tenía que ir cada día a trabajar, cumplir mi horario sin hacer nada. A final de mes cobraba, pero me trataron como un trapo sucio. Después de denunciarles y que la Inspección de Trabajo tomara cartas en el asunto, me asignaron unas clases, y al final de curso pactamos una indemnización. Nunca he entendido cómo pudieron llegar a portarse así personas que comulgaban cada día. A un  director de la delegación, le dije: vosotros no comulgáis, tragáis. Desconozco qué ocurre con las personas que se dedican a trabajos internos pero si se da el caso que alguien no tiene los beneficios sociales a los que tiene derecho por culpa de su espiritu mezquino, puedo afirmar que son unos auténticos sinvergüenzas y estafadores.

No tengo ganas de pasar revista a más temas. He conocido mucho chorizo y gente chunga en esta vida, pero por lo menos tienen la decencia de no decir que van para santos y santos de altar.

Tengo documentación que prueba lo dicho, y si es necesario dar mi nombre no tengo ningún problema en hacerlo.

Un saludo y mi deseo que a nadie le tomen el pelo porque tiene deseos de hacer el bien.

Rocaberti









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