De tu casa a la pensión (Cap.7 de '34 años sin vocación').- Nacho Fernández
Fecha Monday, 17 October 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


DE TU CASA A LA PENSIÓN

 

Cap. 7 de "TREINTA Y CUATRO AÑOS SIN VOCACION"

Enviado por Nacho Fernández (17-oct-05)

 

   Los directores del Opus Dei suelen decir que la prelatura está para servir a la Iglesia y no saca a nadie de su sitio. Al mismo tiempo, aseguran que cualquier numerario o agregado debe estar dispuesto a abandonar la labor profesional más floreciente para incorporarse a cualquier tarea interna que lo requiera. Internamente se suele pensar que esto último solo lo viven los numerarios. No es cierto. En muchos casos tambien lo viven los agregados. Un ejemplo de ello se produjo en los comienzos del colegio "Tajamar", que durante muchos años ha sido el buque insignia de la labor que realizaba la Obra con gente obrera. Hoy esa labor practicamente no existe...



   La Obra comenzó a realizar labor apostólica con agregados a finales de los años cuarenta del siglo XX y principios de los cincuenta. Los dos primeros que vivieron su entrega de esta manera fueron Paco Navarro, natural de Valdepeñas (Ciudad Real) y que fue tratado por Amadeo de Fuenmayor, y Rafael Poveda, que trabajó durante algunos años en la Editorial Rialp, vinculada a personas del Opus Dei. Los dos. que pitaron con el nombre de "supernumerarios internos" ya han fallecido. El siguiente, y primer oblato, fue Paco Uceda, también muerto, que presumía de haber sido carterista y haberse convertido.

   Paco Navarro vino a Madrid desde su tierra natal en Valdepeñas (Ciudad Real). Pasó a vivir en una pensión,  lugar bien distinto sin el calor de la vivienda de los suyos. Con el tiempo, se compró un piso en la calle México y se trajo a una hermana soltera de su madre para que viviera con él. Estaba previsto que al fallecer la Obra se hiciera dueña de su vivienda. En los últimos años se incorporó a su compañía un hermano suyo soltero residente en Barcelona. En el mismo edificio vivieron durante un tiempo Rafael Poveda con otros de la Obra y Pepe Guallart, también agregado fallecido, que había traído a sus hermanas.

   Los últimos años de Paco Navarro no fueron en su vivienda. Al contraer la enfermedad de Alzheimer, los directores del Opus Dei lo trasladaron primero a una "residencia de agregados" en la calle Luis de Salazar de Madrid, perteneciente a la delegación del Madrid-Este, y con el tiempo a otra del mismo tipo en la calle Leñeros, dentro del territorio de la de Madrid-Oeste a la que Paco pertenecía. Eso sí, estuvo acompañado de Angel, Enrique (sacerdote coadjutor) y otros agregados.

   La residencia de Paco en la residencia de la calle Luis de Salazar fue un poco accidentada. Pere, un agregado catalán, le cedió su habitación. Ello provocó el malestar de algunos residentes ya mayores de la delegación de Madrid Este, pues entendían que esa plaza era para agregados de esa zona.  Ahora esos que estaban descontentos lo niegan. Otros no estaban de acuerdo con su postura. El primer agregado de toda la historia de la prelatura era una institución y tenía cruz de palo que le había entregado el fundador, procedente de la madera de las vigas de la ermita de Molinoviejo. Pienso que él no se enteró de estos detalles, pero los que le hacíamos compañía lo vivimos.

   Pero no todos fueron como Paco. Pepín, otro de los primeros agregados  y uno de los tres primeros que terminaron los estudios internos de Filosofía y Teología, no perseveró, pues se enamoró de la dueña de su pensión. Tampoco perseveró José Luis, un fotógrafo de profesión que estaba destinado a ser uno de los tres primeros sacerdotes agregados. El tercero, Juan, que vino de Valencia, falleció en la Obra, mientras veía que fueron otros tres los primeros que se ordenaron.

   La vida de una residencia de agregados no se parece en nada a una familia, que es a lo que aspiran los directores del Opus Dei. En Madrid existen cinco o seis. Todas las que he visitado o me han invitado a comer se parecen más bien a una pensión. Yo fui uno de los accionistas de la que está en la calle Leñeros, pero al causar baja como agregado, no me han vuelto a enviar papeles que lo justifiquen. Para mi, esto es una manera que tiene la Obra de disfrazar dinero negro. Eso sí, son residencias que solo admiten hombres. Al frente de los servicios de mantenimiento de ellas suele estar una supernumeraria  o una agregada.

   Incluso algunas "residencias de agregados" suelen tener una tertulia semanal a la que es obligatorio que vayan los residentes. Al no ser oficialmente un centro de la obra, siempre se procura que haya dos o tres hombres que no pertenecen a la prelatura. Una vez estaba en una residencia de este tipo en Pamplona y el que estaba al frente me hizo una corrección fraterna por algo que me había observado mientras almorzaba. ¿Son o no son centros de la Obra? El ambiente que he podido observar es que se parecen más a una pensión que a una casa de familia. Bueno, los centro de numerarios de la Obra, aunque digan que son hogares de familia, no lo son. Yo siempre detecté una gran frialdad por parte de los numerarios. Incluso existían acotados por lo que yo no podía pasar pues eran de numerarios.

   Antes de dejar la Obra en octubre de 1998, los directores de la Obra, tanto de la Comisión como de la Delegación de Madrid Oeste, nos animaban a los agregados a tener imaginación y presentar iniciativas que resolvieran nuestro futuro cuando nos hiciéramos viejos. Una de las residencias que funcionaba, en el barrio de Moratalaz de Madrid, incluía una especie de vivienda independiente en la que podían vivir nuestras madres. Estaban dotadas de un servicio para las labores domésticas.

   Algunas de las residencias de agregados tenían unas habitaciones muy pequeñas y otras estaban dotadas de sala de estar, baño y dormitorio, mientras que otras no eran así. Es un clasismo más de los que he vivido dentro del Opus Dei. Incluso se me proponía que en verano, cuando se iba fuera mi madre, me fuera a una de estas residencias. Nunca lo quise. Nunca consideré aquellos sitios como mi casa, en la que sí estaba contento.

 

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