Querido TruthFinder,

¡Bienvenido!

Estoy de acuerdo contigo en que toda persona es merecedora de respeto y consideración, porque todos, aunque parezca mentira, somos la manifestación de Dios.  Sin embargo reivindico la posibilidad de hacer chanza del prelado actual, el santo, la prelatura y todas sus normas y costumbres porque eso fue nuestra vida, nuestro máximo ideal en su tiempo y ha resultado ser una broma muy pesada. No creo que nadie se ría de ellos sino de la caricatura grotesca y a veces perversa que han hecho.

Además son ellos los primeros que se faltan al respeto. Porque si la obra fuera de Dios, -que yo creo que no lo es- ellos la han prostituído y se ríen de Dios a mandibula batiente. Se han mofado de todos nosotros, más que eso, nos han quitado los mejores años, nuestra energía, nuestra inocencia, nuestra familia, nuestro dinero, y a veces hasta la fe.

Para mi, son un circo que además no hace gracia. Al hacer broma "de ellos", nos reimos de nosotros mismos, de nuestra inocencia y candidez, de la capacidad tan grande de ser engañados que tuvimos por personas y situaciones tan descaradas, pero que no supimos valorar.

El que uno hable con enojo no quita credibilidad para nada a lo que dice, simplemente muestra el volumen de su dolor y la profundidad de su herida, y quienes escuchamos sabemos a qué se refiere, es más, nos sentimos plenamente identificados tantas veces.

Y la rabia, el enfado son necesarios y buenísimos para la reconstrucción porque no somos sólo cabeza, fundamentalmente es el corazón el que mueve el mundo.

Esta página, desde luego que pretende profundizar en el conocimiento del verdadero Opus Dei, por el que dimos la vida, pero también, y creo que sobretodo, es un lugar de encuentro y ayuda, una ocasión de desahogo, una oportunidad para sacar toda la basura que nos hemos tragado solitos y que otros nos ayuden a recomponernos. Para todos ha sido y es en algún momento "nuestra verdadera casa".

Desde luego que clarificar las ideas ayuda a reconstruirse, pero muchas veces tengo la sensación de que hay quien se queda ahí. Los hombres en la obra habeis cultivado sobretodo la inteligencia, -se os grabó bien a fuego lo de ser la aristocracia de la inteligencia- y os quedais en la erudición y la corrección al decir, y yo creo que hay que saber también, dejar hablar al corazón, abrirse...y eso muchas veces te hace ser incorrecto y más vulnerable, pero ayuda y mucho! Por eso me parece mal que tengamos que quitar espontaneidad e incorrección a lo que decimos. A mi no me pidas que les coloque el tratamiento a los monseñores, porque no puedo, más bien otra cosa me pide el cuerpo ( que no es malo y pecador eh?).

Todo esto te lo digo con cariño, pero es que yo no sé hablar de 17 años de juventud tirados, con asepsia y corrección, ¡qué quieres!

Un sincero abrazo

Carmen Charo