Conversaciones con... Ricardo.- Miguel Angel
Fecha Wednesday, 05 October 2005
Tema 140. Sobre esta web


Hola Ricardo. Parece que sigues escribiendo, cosa que te agradezco sinceramente. Esto ya si que es un caso raro, pues los anteriores miembros, fieles, asociados, o como se diga ahora, se limitaban a entrar aquí, tirar la piedra, y esconder la mano, o sea, no volver a aparecer.

 

Empiezas por explicarnos los consejos que dan para las cartas al director, o similares. Esos consejos que pones son para que, al menos, te publiquen una carta, en la que al final pones lo contrario de lo que quieres decir con tal de que vea la luz. Aquí no ocurre, se te publica a pesar de no estar en la “línea editorial de la web” (¿tenemos línea editorial?). Haz una prueba, envía un correo ligeramente crítico a una web pro-opus (que poco me gusta ese nombre), y nos cuentas si lo publican, que iremos a leerlo. O una crítica a Zapatero para que te la publiquen en El Pais. (Zapatero es el presidente de España, y El Pais es su periódico "oficial").

 

Que conste que yo no he dicho que seas de la AOP, lo que pasa es que me ha chocado el rebote que has pillado en cuanto lo han insinuado. Por cierto, aún no nos has explicado si es cierto que ahora se puede entrar aquí libremente, y escribir lo que a uno le venga en gana. Poder, tú has podido, ya lo has hecho, lo que no sé si debes, si te dejan, que creo que no.

 

Del tema de los directores, te puedes creer lo del cartón de tabaco. El personaje en cuestión era un subdirector de uno de los tres grupos (¿o eran dos?) que había en el centro de estudios. Es un tío que seguro muchos conocéis, más bien bajito, con un tipo físico muy peculiar, y con nombre de rey, poco común en la vida cotidiana, pero muy conocido y celebrado. Tunante de pro, por ser de los fijos en una tuna mundialmente famosa, tenía la habilidad de tocar, y además bien, cualquier instrumento musical que cayera en sus manos, sea una botella de anís, sea un acordeón o un órgano, ... No doy más pistas, ¡eh!. Bueno, pues el caso es que en los tiempos de la bronca del cartón de tabaco él no fumaba, pero hete aquí que a los pocos meses cayó en el vicio. Por supuesto, se tuvo que quedar él mismo en evidencia, no tardaría mucho en descubrir la cruda realidad de los descuentos y promociones en los estancos. En su descargo, aclaro que la bronca por dudar de su autoridad no me la echó él, sino el director del grupo, que no tardó ni 5 minutos en ser informado de la situación.

 

Y dale con el catecismo. Ignoro si ahora se lee antes de pedir la admisión, si se leen esos puntos concretos, lo afirmas así, pues no le doy más vueltas, cierto será. Pero no es menos cierto, ya te lo dije en otro correo, que en mis tiempos no existía ese catecismo, ni nos explicaban nada de que las confidencias se airean en el consejo local, ni que se leía la correspondencia, ni nada de nada. De lo de la charla y el consejo local, lo supe muchos años más tarde, leyendo aquí, y se confirmaron algunas sospechas que tuve en su día. Lo de la correspondencia me enteré por motivos evidentes, las cartas me llegaban abiertas. Preguntas si creo interesante que a uno antes de pedir la admisión le dieran un pack con todos los documentos internos; la respuesta es sí, lejos de parecerme una tontería, lo juzgo útil y necesario, amén de obligatorio. Y no lo dudes, es un pack de normas, normas y más normas. En aquellos tiempos no era yo más que un crío veleta y manejable, pero ahora no concebiría suscribir un contrato sin conocer todas las condiciones. Cualquiera contrata una línea de teléfono sin conocer todos los detalles, ya no sólo los precios.

 

Mira, te voy a contar una parte de mi historia, que te aclarará lo mucho que sabía yo entonces. Ya he dicho que era un veleta: por allí, pues por allí, para allá, pues para allá. Este es el truco, fácilmente aplicable a cualquier adolescente. Yo pedí la admisión en un Univ, en el “pitódromo” de Cavabianca (si no existe ese nombre, reclamo el copyright). Recuerdo que era un pasillo lleno de cabinas pequeñas, había cola de gente, unos entraban y otros salían... Bonito espectáculo. En el autobús, después de una tertulia con el entonces Padre, luego primer Prelado, un gachó que iba con nosotros, pero con el que no había hablado nunca, me acompañó hasta allí, y me dijo lo que tenía que hacer, sobre todo lo de la frase “solicito la admisión como...”. Aquí está todo el mundo escribiendo lo mismo, pues yo también, hala. Dado que era una carta de solicitud de admisión, me imaginaba que tendría contestación. Así que le pregunté al gachó ese:

 

-          ¿Cuándo llega la respuesta?

 

Me miró con mala cara, como diciendo qué habrá entendido este, y me dijo “anda y tira p’al autobús”. Hoy día habría pedido el pack ese. Seguramente hubiera hecho lo mismo, pero al menos estaría advertido, vamos, digo yo.

 

Sobre el testimonio de Carmen Tapia, también sigues sin entenderme. No te pido que busques pruebas de lo que dice, sólo te digo que el hecho de que tú no la creas no te da derecho a llamarla mentirosa. Lo que sí puedes buscar es lo que decía el fundador, implícita o explícitamente, sobre Juan XXIII o Pablo VI.

 

Hay una cosa que no debes confundir. Hay muchos ex, casi todos si me apuras, que guardan buenos recuerdos de hechos que pasaron cuando estaban en la obra: cosas que aprendieron, alguna amistad, lugares que visitaron, sí, es cierto. Pero de allí a afirmar, como haces, que la inmensa mayoría guarda un buen recuerdo de la obra, hay un abismo. No es lo mismo la obra que las cosas que te ocurren cuando estás en la obra. No es lo mismo el todo que la parte y viceversa.

 

Sobre los testimonios falsos de esta web, pones unos ejemplos que, francamente, no entiendo a dónde quieres ir a parar, aparte de parecerme poca excusa el que sigas sin ilustrarlos concretamente, señalándolos. Sin embargo, te copio uno.

 

Que el opus te miente y te dice que estas en pecado mortal etc (FALSEDAD nº2) (aclaracion: cuando te incorporas juridicamente al opus, contraes unas obligaciones para con la obra, para con la Iglesia, si, sin haber aun recibido la dispensa, te vas del centro y dejas de cumpli tus obligaciones caes automaticamente en pecado mortal hasta que se te concede la dispensa, esto lo dice el derecho canonico)

 

No sé si quieres decir que es falso que si te vas de la obra estás en pecado mortal, o lo contrario. Me inclino más bien por esto último, por la aclaración que das, en el primero te contradirías tú mismo. Mira, las dispensas son, o eran, sobre los votos de pobreza, castidad y obediencia. Ahora no sé si se hacen expresamente, en mis tiempos sí, a pesar de la famosa frase del fundador “en la obra no hay votos, ni botas, ni botines”. No por irme de la obra estoy pecando contra estas virtudes, eso ya sería el colmo. Y con respecto a mis “obligaciones” con la obra, no se dan las circunstancias para que haya pecado grave si las incumplo, de esto se ha hablado hace bien poco. De todos modos, ya que citas el Código de Derecho Canónico, vence un poco tu pereza, y concreta los artículos relativos a este tema. A cambio, aquí te citaremos otros que hablan expresamente de la estricta confidencialidad de la dirección espiritual, o de la prohibición de leer la correspondencia privada.

 

Un abrazo. Miguel Ángel.









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