Sobre si un numerario se puede enamorar. Para Elena.- Genaro
Fecha Tuesday, 20 January 2004
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Para Elena

Muy interesante tu pregunta sobre si un numerario se puede enamorar. Me ha gustado cómo planteas el tema. Te felicito porque has reflejado muchas cosas en muy pocas líneas. Tanto es así, que muchos ya conocemos a este chico desde hace muchos años, vemos las facciones de su cara por entre las líneas de tu mensaje y sentimos cómo su corazón late fuerte, porque, en algún momento, yo, y muchos, cientos como yo, fuimos él.

Por de pronto te adelanto que este chico necesita ayuda. Tienes ante ti un reto maravilloso. Te tranquilizo si te digo que es un chico bueno, trabajador, sincero, leal y, sobre todo, valiente. Si tu puedes ayudarle, te pedimos que lo hagas, porque probablemente no haya mucha gente que lo pueda o quiera hacer. Es fácil y difícil a la vez, pero con tu cariño lo veo factible. Debes aprender a relajar erizos.

Lo primero que debes saber es que este chico acaba de saltar de un tren en marcha, y era un tren de alta velocidad. Por lo tanto, lleva muchas contusiones internas y alguna herida, quizá de importancia, pero con el tiempo se curará. Él no quiere que eso se sepa ni se diga. Hay un poco de orgullo y un mucho de inseguridad. Es como un pez que, en algunos ambientes, nota una cierta falta de oxígeno, aunque no en todos. En el trato con mujeres, efectivamente, se siente raro, inseguro. Es normal. Piensa que él se ha pasado casi dos terceras partes de su vida (y en cualquier caso, toda su vida adulta) haciéndose la ilusión de que vivía en medio del mundo (una falacia que él ahora está descubriendo, y tampoco quiere que se sepa ni se diga), pero a la vez negando de ese mundo la existencia de una de sus dos [mejores] mitades: las mujeres.

Las mujeres eran para él buenas y santas en abstracto (todas las madres de familia, todas las supernumerarias, una tía suya que se llamaba Carmen, la madre de Escrivá, las numerarias: todo un universo teórico, cuyo espejo era la Virgen), pero en lo cotidiano no existían, más que en el caso de las numerarias auxiliares que le hacían la comida, le lavaban los calzoncillos (se dice asi en Chile?) y le limpiaban la casa. Pero conformaban un tipo de mujeres con propiedades mágicas (también majicas): ni se las veía, ni se las oía, pero oh!, los botones se cosían, los pantalones aparecían planchados, la casa limpísima siempre (desde aquí un beso muy fuerte para todas ellas, lo mejor del opusdei, en mucho), etc., etc.

Sea como fuere, él debía luchar por no mirar a ninguna mujer concreta (aunque, cuidado, podía "verlas", según sutil distinción del próximo Doctor de la Iglesia, Escrivá, ¿Doctor Barbastricus?), ya que por mirar a mujeres, se le podía complicar una de las virtudes que él se comprometió a "vivir" dentro de un largo elenco: la [santa] pureza.

Es decir, las mujeres, lejos, contri más lejos, mejor, ya que podían ser ocasión de despiste, de enamoramiento, y, en fin, de pecado, y todo englobado bajo un mismo concepto: fallo de pureza, esto es, impureza.

Este chico se ha pasado toda su vida evitando hablar con mujeres, mirando hacia el otro lado en los autobuses y trenes, mirando al suelo por las calles, desviando su vista de mil televisores, mutilando periódicos y revistas, siendo más bien cortante y frío con cualquier mujer por teléfono -y no por lo que le dijeran, sino por el mero hecho de ser mujeres!-, no le han dejado pisar un cine en 20 años y tenía prohibido ir a las playas, etc. etc. ¿Tú crees que veinte años de "eso" te puede hace sentir muy normal...? Aunque debes saber que esa atracción hacia la mujer él la sentía igual que los demás. Lo que pasa es que, claro, tras tantos años de negar y negarse en este tema, puede haber llegado al bloqueo. Luchó tanto por acostumbrarse a decir que no, que no y que no, constantemente, como le animaba a hacer Camino, que la realidad que ahora le rodea probablemente le confunda y le deslumbre.

Para tu tranquilidad (e ilusión...), debes saber que sí puede enamorarse. Es más, seguramente lo está buscando y pidiendo a voces. El que tú hayas estado previamente enamorada, y hayas sido una chica "normal", no es obstáculo. Podría serlo si tienes alguna situación matrimonial que a él le pueda asustar -madre soltera, separada, divorciada, etc.-, y aún así, si lo habláis verás que estará a la altura. Debes acercarte a él como una igual, como si fueras un amigo más de él, un poco amigote, y poco a poco irle llevando de la mano a valorar tu feminidad, pero cuidadín eh?, que se puede asustar... Despacito y con paciencia, y con mucha comprensión, mucha comprensión, MUCHA comprensión... Y a la que se vaya soltando, tendrás que aceptarle unos durisimos episodios de culpabilidad, porque sus códigos morales son aún estrictos en exceso (él tampoco quiere que se sepa ni se diga eso), y deberás entenderlos para cambiarlos... Pero eso es ya la segunda fase. Primero, a por la primera.

Ya nos irás comentando. Te podemos ayudar mucho. ¡Ánimooooo! ¡Suerteeeeee!

Por cierto, ¿fue tu escuela la MÍTICA Tabancura de hace treinta años, que todos hemos visto en películas ochenta mil veces?

Con todo el cariño,

Genaro, desde España







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