cmcs: ¡No necesitas psiquiatraaaaaa!.- Daniel
Fecha Wednesday, 05 October 2005
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Hola colega:

Je, cuántas cosas me ha recordado tu carta.

Hay muchos motivos para ingresar en la Obra... y mucho esfuerzo de racionalización constante para permanecer, en contra de toda evidencia vivida personal e interiomente de que eso no es vida.

El sentimiento de ética natural de la responsabilidad es sustituido poco a poco por el de culpa (y aunque el encabezamiento de la página diga que esto no es una web contra la Iglesia, yo sí digo que tal sentimiento de culpa, de indignidad... etc, no es fruto de la humildad de la Iglesia, sino el arma que se usa para someter y evitar sublevaciones... en todas las sociedades).

Los motivos por los que un miembro del Opus Dei puede permanecer, suelen ser:

- conservar la autoestima;

- el miedo a la traición (a Dios, a sus "hermanos")... con el consiguiente castigo.

Me voy a fijar en el primero: la autoestima... y le añado la "identidad personal".

Se nos inculca que somos malos... o al menos con tendencia al mal... en vez de cultivar la vida y la relación en positivo. Se infunde sentimiento de culpa por todo lo natural, tal como la sexualidad, pensar, observar, debatir... Se nos infunde que aceptar es de humildes... pero también se nos infunde que lo que hemos aceptado (además contra natura) es lo correcto, por lo que caemos en esa extraña soberbia no reconocida de que estamos en lo correcto... simplemente porque no hemos discutido, no hemos hecho caso de nuestra observación, de nuestra capacidad mental... que mucho decir que el Humano es superior por la racionalidad, etc., pero luego se castra... por humildad.

Veamos esa humildad.

Es conocido el fenómeno de los perros que van atados por la calle, por los parques... y ladran, ladran, ladran... y ladran... y el dueño, cuanto más los retiene, más ladran, más tiene que castigarlos... más sufren.

Ese dueño/a posee una fuerza (perro) que no domina; ante el peligro que piensa que supone la fuerza de su perro, lo ata.

La sexualidad es algo parecido. Hay que educar el instinto del perro. En la naturaleza, se educaría solito... y si le damos una libertad y restricciones semejamentes (a las naturales) en nuestra sociedad, también.

El temor de que la sexualidad se desborde hace que mucha gente la ate... y persevere en el Opus Dei, porque si sale... ya no tendrá la correa y el bozal de la convivencia y las costumbres vividas en colectivo.

Se teme ser malvado, perder la autoestima del camino de lo correcto... pero vamos a ver, si ese Dios existe, no tiene sentido que nos dé algo y luego no lo podamos usar razonablemente.

Se ha confundido "educar" el instinto con "ordenar" los instintos. Creo que esta última es labor imposible. El matiz está en la valoración moral de los mismos, en la separación de "buenos" y "malos".

Pues es como comer... o como mirar una pastelería desde fuera. No se puede estar toda la vida luchando contra uno mismo frente al escaparate de la pastelería. Lo más razonable es entrar directamente al ojo del tornado: entrar a la pastelería y consumir razonablemente, sin culpa, porque la culpa es la garantía de la repetición con insatisfacción y sentimiento de suciedad e indignidad.

Me decía un amiguete numerario (sí, tengo un amiguete numerito), que la playa nudista no es recomendable... en contraste a mi versión de sosiego por la sensación de libertad. Le informaba de que la mayoría de la gente que va a la playa nudista, es mucho más equilibrada y madura sexualmente que el resto de la población. Hay un salto cualitativo por desligarse de los prejuicios culturales y cultivar una mente y una ética universales. Todas las sociedades tienen sus tabúes (hoy no vamos a entrar en un discurso antroplógico sobre el origen de los mismos).

Los que no saben educar el perro, lo atan. Sería necesario que todos evolucionaran espiritualmente para que todos los perros fueran sueltos sin peligro. Los que atan el perro... no comprenden que otros lo lleven suelto con más paz que los atados... pero es así, es una evidencia, que por no ser comprendida, se sigue negando, y ya he dicho alguna vez... que hay cosas en la vida que no se comprenden y no por ello son mentira; hay cosas en las que creemos... y no por ello son verdad.

Supongo que la carta que no te querían aceptar en tu Centro y llevaste a Delegación... es la de renuncia. Ay... tanta burocracia, tanta burocracia. No tienes un contrato laboral, ni una deuda civil o penal... sólo tu aceptación del compromiso religioso... o tu conciencia de que quieres vivir de otra manera, mejor o peor, pero el poder religioso no te va a buscar en casa con la policía o el ejército. Afortunadamente, no te echarán a la hoguera, así que creo que lo más correcto es, como mucho, una llamada de cortesía para decir que no cuenten más contigo.

"Y si ahora me salgo... ¿quién soy?, ¿qué seré?"

Empezarás a ser... y merece la pena arriesgarse a ser felliz.

Daniel









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