Apuesta sobre la canonización.- Crítico Constructivo
Fecha Tuesday, 20 January 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


"Apuesta sobre la canonización"

Enviado por Crítico Constructivo el 20 de enero de 2004

Cada tanto se debate en la web sobre la santidad de Josemaría Escrivá, y la validez o no del proceso que concluyó con su solemne canonización. Hay opiniones a favor y en contra, con argumentos tan plurales como las posiciones que asumen los distintos participantes.

La controversia sobre la canonización me recordó el famoso "argumento del apostador" de Pascal:

Dios existe o no existe, debemos tomar una opción frente a Él: apostar en su favor o en su contra. Si apuesto a favor y Dios existe: ganancia infinita; si apuesto a favor y Dios no existe: ninguna pérdida. Si apuesto en contra y Dios existe: pérdida infinita; si apuesto en contra y Dios no existe: ni pérdida ni ganancia. Conclusión: conviene apostar a favor de Dios.

No pretendo ahora reflotar un argumento que ha merecido críticas. Sólo trato de hacerme cargo del desafío que me plantea, como creyente y ex miembro, la canonización del fundador del Opus Dei.

Mi apuesta es a favor de la santidad de Escrivá, pero dentro de los límites que la Iglesia confiere a sus canonizaciones. Como católico, creo que la canonización constituye un acto infalible que consiste en afirmar que el canonizado ha alcanzado la gloria eterna y en proponerlo a la Iglesia como modelo seguro para alcanzar la santidad. Pero apostar a favor de la canonización de Escrivá no implica reconocerle unos efectos que para la Iglesia no tiene, mal que les pese a los defensores de la Obra que a veces intervienen en la web. Conviene recordar, siguiendo a los especialistas en la materia (cfr., p. ej., J. García Pérez, SJ, en ABC, 19-X-2002), que

- ningún católico está obligado a dirigirse a determinados santos o a hacer de esas figuras una parte importante de su fe;

- la Iglesia permite que se le rinda culto pero no lo impone, pues la devoción es libre;

- canonizar a la persona no es lo mismo que canonizar su obra o sus escritos;

- los santos eran "pecadores", y la canonización no significa convalidar sus faltas o errores;

- los santos estaban condicionados por su tiempo, han podido actuar por criterios humanos y han quedado muchas veces marcados por estrecheces teológicas;

- no hay que olvidar que toda canonización comporta un cierto peligro: prácticas cercanas a lo supersticioso, búsqueda imprudente de milagros, "cosificación de la fe"...

Sin retractar mi apuesta, puedo no tener devoción a Josemaría Escrivá, ni hacerle parte importante de mi fe, ni creer que se ha canonizado su obra, ni leer sus escritos, ni aprobar sus faltas, ni sentir agrado por sus limitaciones teológicas y sus criterios humanos...

Y cuando muera, si voy al cielo, le diré a San Pedro: mira, yo aposté a favor de la canonización. Y eso me costó. Tú me debes una: quiero una nube propia, que esté a 10.000 km de la nube prelaticia, vecina a la de Satur. Quiero poder sobrevolar la calle y asistir a las tertulias de Satur, para reirme como lo hacía en la tierra. ¿De acuerdo Petrus?





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