Hace unas semanas Iván escribió en esta página que Juan Pablo II fue el papa que, sin pretenderlo, más perjudicó al Opus Dei, al convertirlo en prelatura personal sólo la parte clerical, la Sociedad Ssacerdotal de la Santa Cruz (SSSC).
Yo creo que esto es una visión optimista o ingenua, lo que los ingleses llaman "wishful thinking".
Creo que por mucho cariño que se le pueda tener al anterior pontífice, los hechos son los hechos. El pensamiento del opus, tan ortodoxo, su capacidad organizativa de movimientos televisivos, tan ensayada con el santo marqués, le gustó a Juan Pablo II, dentro de su objetivo de "recristianizar europa". No olvidemos que era persona de certezas, no de dudas o transigencias. En esto me sumo a la opinión de Alberto Moncada. Desde el año de la prelatura, el Opus no ha dejado de ganar poder, tanto en la sociedad civil como intraeclesialmente.
En el plano eclesial, son cada vez más los obispos del opus en todas las diócesis españolas, y me imagino que en el resto del mundo; así como curas párrocos. Por otra parte, el nombrar a un miembro del opus cardenal, a cargo de los servicios jurídicos, un portavoz del opus, encargar la escritura de encíclicas a numerarios del opus, etc... no parecen ser signos de enemistad, ni siquiera de indiferencia, sino de un aprecio especial. Dejemos a un lado el asunto de la beatificación/santificación, que bastante duro fue. Dejemos fuera el asunto de la estatua que por lo visto dejó mandado Juan Pablo II. Si eso es tenerle paquete, si le llegan a caer bien les pone un piso en la gran vía.
No somos niños y seguro que la prelatura se ató bien los machos cuando supo (¿y si lo pidieron ellos?) lo de la prelatura personal. Yo, cuando hay alguna disposición legal que me afecta me leo el borrador de decreto para hacerme una idea. No creo que la cosa se estuviera tan feliz, y de pronto le cayó en el regazo la criatura. Seguro que para cuando se aprobó el decreto estaba ya todo medido y repensado.
Como se ha visto en los escritos de estas últimas semanas en opuslibros, los estatutos, constituciones, etc... se adaptaron de tal modo que resultan una maraña difícil de descifrar, con el resultado final de que todo sigue como hasta ahora.
Que yo sepa, lo de la prelatura personal, única en la iglesia, es un banderín de enganche que usan por doquiera como marchamo de calidad "pata negra": nosotros el obispo de Roma, tú el ordinario...
Algunos corresponsales de esta página han expresado su ilusión de que el actual pontífice meta en cintura a la cosa. ¿se atreverá a pedirles que al menos la maraña de fundaciones y empresas interpuestas siga las pautas del resto de organizaciones eclasiales? Yo lo dudo: mis contactos en el "lado oscuro" dicen, al menos de boca para afuera, que están encantados con él. En la foto que nos manda
Satur de la estatua, vemos al propio pontifice bendiciéndola. Su mensaje de certeza en la religión, sus afirmaciones contra una religión "llevadera" cuadran bien con su doctrina y mentalidad. Yo por mi parte no albergo muchas esperanzas en este sentido.
Ramón
