Mal genio humilde.- Nacho Fernández
Fecha Friday, 16 September 2005
Tema 010. Testimonios


MAL GENIO HUMILDE

Capítulo 3 de "34 años sin vocación"
Nacho Fernández,
16 de septiembre de 2005

 

 

   Cuando falleció el fundador del Opus Dei, el 26 de junio de 1975, sus seguidores que habían pitado en los años 1930 y 1940 nos lo definieron a los demás que entonces éramos de la Obra como un Padre (ellos los consideraban con mayúscula y yo lo pongo) que tenía muy “mal genio”, “soltaba unas broncas tremendas” a los que estaban a su lado, pero era “muy humilde”, pues “inmediatamente pedía perdón”.

 

   Yo había pitado el 19 de marzo de 1965 en un piso que había en la calle General Oráa 5 de Madrid, enfrente de la embajada americana y enfrente tambien de un piso  de la calle Hermanos Becquer, donde vivió posteriormente la viuda del General Franco.  Este centro del Opus Dei dependía del Centro de Estudios (CE) de los numerarios de Madrid, en el Paseo de la Castellana número 50, propiedad del Conde de la Maza, pero que posteriormente se abandonó, cuando terminaron las obras en el antiguo Lagasca, lo que es hoy Diego de León, 14. Ese solar de la Castellana, junto a la Plaza de Emilio Castelar, es hoy la sede de un banco. El antiguo centro General Oráa, 5 hoy está cerrado y no tiene ninguna labor del Opus Dei...



   Pues bien, cuando yo pité de numerario, el fundador no visitó aquel lugar del Paseo de la Castellana. En el curso 1965-1966, siendo aún numerario, me trasladaron a un nuevo centro de San Rafael en la calle Vitruvio, 3, que ya entonces era, bajo la dirección de Luis (hoy ex) y posteriormente de Javier Ayesta (fallecido siendo de la Obra), la Oficina de Información del Opus Dei en España. Se trata de un amplio chalé del que he aportado fotos en mi artículo “Chalés para desprendidos”. Ese curso sí hubo visita del fundador y dijo cosas, que me transmitió el que hoy firma con el nombre de “Harto” en  opuslibros. En aquel entonces, todo el mundo corría y se intercambiaba hasta la más mínima línea de lo que había dicho el que llamaban “Padre”. Si a alguien le había dado un beso, se derretía como lo hace cualquier chico/a joven con una caricia de su cantante favorito.

 

   Yo estuve en la bendición de la ermita de la Virgen de la Universidad de Navarra, que anteriormente había bendecido el Papa Pablo VI en su inauguración de la obra corporativa  del Opus Dei Centro ELIS, destinado a la población obrera del barrio del Tiburtino de Roma. En ese acto, el fundador se puso a los pies del Pontífice que regía entonces la Iglesia y le presentó el conjunto que había podido realizarse, gracias a lo obtenido por la Santa Sede en una conmemoración. Ante eso, Pablo VI dijo “Tutto qua é Opus Dei” (Todo esto es Opus Dei). No se si escribo bien la frase en italiano.

 

   Los periódicos y revistas casi oficiales de la Obra, como eran entonces “El Alcázar”, “Nuevo Diario”, “La Actualidad Española”, “Telva” y “Mundo Cristiano” les faltó el tiempo para publicar inmediatamente amplios reportajes en los que se resaltaba la frase “Tuto qua é Opus Dei”. Los directores de la Obra, encabezados por el fundador, deseaban algún tipo de bendición del Santo Padre. Pero poco después se frustraban sus ilusiones. Se celebraron nuevas entrevistas Opus Dei-Vaticano sobre el intento de la Obra de dejar de ser instituto secular y convertirse en prelatura personal, pero el resultado fue negativo. Los directores de la obra pedían intensas oraciones cada vez que tenía lugar una de esas entrevistas, sin que nos contaran más detalles.

 

   Al año siguiente, en 1967,  tuvo lugar la segunda asamblea de la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra. Fue un  canto a la gloria del que sería luego santo y uniría los nombres de José y María para transformarlos en Josemaría, aunque internamente firmaba documentos con el nombre de “Mariano” . La primera reunión de la Asociación de Amigos en Pamplona tuvo lugar en noviembre de 1964. Yo no asistí porque todavía no era chico de San Rafael, al empezar a ir por General Oraa, 5 por esas fechas.

 

   La segunda asamblea de la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra marcó un punto alto en la Obra. Pienso que ha sido la única vez que el hoy San Josemaría celebró una misa cara al pueblo en el campus universitario pamplonés y pronunció la homilía titulada “Amar al mundo apasionadamente”, que luego se incluyó al final en el libro “Conversaciones con monseñor Escrivá de Balaguer”, una colección de entrevistas de periodistas conocidos entonces, incluidos los directores de las revistas “Palabra” y “Telva”. La directora de esta última revista dejó la  Obra  posteriormente y hoy pertenece a otro grupo eclesial.

 

   Durante esa época, los únicos “alimentos”  del fundador que teníamos los de la Obra eran “Camino”, “Santo Rosario” y “La Abadesa de las Huelgas”. Por supuesto, si íbamos al centro, teníamos publicaciones internas. Por eso, cuando se publicó “Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer” fue una buena inyección para los que entonces deseábamos vivir según el espíritu del Opus Dei, que, así se decía, lo plasmaba a la perfección este sacerdote nacido en Barbastro. El viaje a Pamplona  se hizo en trenes alquilados especialmente, que incluso tenían nombres internos como “Pitasur I” y “Pitasur II”. Se vendieron ampliamente ejemplares de las revistas “Palabra” y “Telva” que recogían las declaraciones de Escrivá.

 

   Ahora pienso que yo hice la media hora de oración mental muchas veces con las declaraciones del Padre. Me parece una locura que yo quitara horas de estudio para meter en mi interior palabras de esa persona que tenía “mal genio”,  que daba grandes broncas a los que le rodeaban, y que luego “era muy humilde”, porque perdía perdón. Cuando leí el libro de Carmen Tapia, al dejar el Opus Dei, me indignaba leyendo cómo la insultaba y le dirigía toda clase de barbaridades. No me suena que el fundador ni su sucesor, Álvaro del Portillo, le pidieran perdón. Por ello dudo que el hoy santo fuera una persona con mal genio y humilde.

 

   Luego vinieron los “Dos meses de catequesis”. Le contemplé y oí dos veces en Tajamar en Madrid y una en el Colegio Mayor Moncloa de Madrid. En este último, ya lo he contado otro día, pude ver cómo el fundador llegaba a este centro en un coche marca Mercedes, color vino de Burdeos. Los coches que entonces había en España eran utilitarios como el popular Seat 600, el Renault 44 y otros utilitarios. Los directores nos dijeron que el Mercedes había sido prestado. No lo entiendo que se invite a vivir la pobreza y el que debe dar ejemplo no lo haga.

 

   Ya le quedaban pocos años de vida. En 1973 y 1974 visitó distintos países de CentroAmérica  y Sudamérica. En los “Dos meses de catequesis” de España se empezaron a realizar películas con sus tertulias. Fue el primer paso. Luego en América fue lo habitual, con el apoyo de Don Álvaro del Portillo y don Javier Echevarría, sus hombres de confianza. Este último, hoy prelado, muchas veces llevaba el micrófono en el bolsillo. Por si fallara algo, años pasados se doblaron en el Instituto Tajamar de Madrid algunas de las preguntas, pues, según nos confesaron los directores, “no se oían con la calidad adecuada”. Este es el motivo también por el que no se difunden otras películas de fundador. ¿Qué hay de verdad? No lo se.

 

   ¿Cómo me enteré de la muerte del fundador? Os lo explico. Yo pertenecía entonces a la plantilla de una agencia privada de noticias de España, en la que fueron frecuentes los directores periodistas que pertenecían al Opus Dei. En aquel entonces era un supernumerario. El corresponsal de Roma también era supernumerario. Este último me lo comunicó inmediatamente. Incluso le había visto. Pues bien, ese año pertenecía al centro llamado Cuatro Caminos. A su frente estaba un atleta español muy galardonado que con el tiempo se ordenó sacerdote. Cuando le comuniqué por teléfono el fallecimiento, indicó que iba a hablar con los de la Comisión. Cuánto misterio. Con el tiempo se empezó a decir "la marcha al cielo de nuestro Padre".

 

   Al ser finales de junio, inmediatamente comenzaron las convivencias anuales que se celebran en verano. Yo estuve en el Colegio Mayor Guadaira de Sevilla. Percibí  que se abría una puerta en los mayores de “Casa” (así se dice a los de la Obra) ante algo que había estado callado durante años. Ese fue el momento en el que oí lo de que el Padre “tenía muy mal genio”, pero era “muy humilde”, pues soltaba grandes broncas e “inmediatamente pedía perdón”. Ese sacerdote nos contó entonces que la madre del fundador, conocida internamente como “la abuela”, había visto a su hijo con la Virgen.

 

   Pocos días después de empezar la convivencia en el Colegio Mayor Guadaira, llegó un aviso. Había que escribir inmediatamente nuestras experiencias con el fundador que podía valer para el futuro proceso de beatificación y canonización. Una noche los que escribíamos a máquina habitualmente nos fuimos a pasar a máquina de escribir todos esos testimonios, algunos de los cuales valían para nada en la sede de la delegación de Sevilla. Sabiendo la censura que existe dentro del Opus Dei, no me extrañaría que se  hubieran cambiado algunas cosas.

 

   Después de esa primera etapa de “apertura de puertas”, no he vuelto a ver ese espíritu de contar cosas. Muchos mayores de la Obra no se atreven a hablar y lo más que te llegaban a decir es: “Yo no valgo para las tertulias”. Para mí,  el fundador tenía “un mal genio humilde”. No se cómo se compaginan ambas cosas.

 

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