Creo comprender tu angustia y preocupación. Para Carlita.- Itaca
Fecha Wednesday, 14 September 2005
Tema 050. Proselitismo, vocación


Hola, Carlita

He leído tu carta y creo comprender tu angustia y tu preocupación: es muy importante en la vida saber lo que Dios quiere de uno. Me gustaría ayudarte, no sé si lo conseguiré, cuando leas lo que he escrito piensa en una abuela que da consejos a su nieta: por la edad, podrías muy bien ser mi nieta y quizá lo eres de una manera, no sé, un poco peculiar.

Carlita, no hay un solo camino para llegar a Dios; Dios es generoso, ofrece múltiples caminos a los hombres, no es exclusivista. La madre Teresa lo encontró entre los pobres de Calcuta, otros entre los enfermos de SIDA de Africa, otros en su propia família, en su marido, en sus hijos. Dios quiere que lo busques, pero también quiere que esa búsqueda te haga feliz, no que sufras. Me entiendes?

Hay hombres que encuentran a Dios en la oración, otros lo encuentran en el silencio, otros en la admiración por la vida en todas sus formas, otros en la participación activa por un mundo mejor: Dios está en todas partes.

Si dudas, si no tienes la seguridad de que has escogido el camino que te conviene, espera. Dale tiempo al tiempo. Tienes 16 años; madura un poco más, crece en tus propias convicciones, asegúrate en tus propias creencias: Dios sabe esperar, conoce muy bien la naturaleza de los hombres, sabe que no somos perfectos, que muchas veces necesitamos tiempo para crecer y madurar, como lo necesita el niño para hacerse hombre, el árbol para dar fruto, los conocimientos humanos para llegar a nuevos descubrimientos. Te lo repito: Dios sabe esperar. Lleva esperando miles, millones de años.

Y mientras esperas, descubre nuevos caminos; quizá no sean el tuyo, pero te irá bien conocerlos: así tendrás mejor seguridad cuando elijas. No te cierres a nuevas oportunidades: si viene, conoce el amor, que es en esencia dar, no sólo recibir. Aprende a comprender las necesidades de los que te son cercanos y de los que están lejos, y procura ayudarles en la medida de tus posibilidades. Esto es también amor a Dios, ese Dios que vela por los gorriones de los caminos y las flores de los campos.

Habla con Dios a tu manera, como te salga mejor, como te sea más fácil: por la noche antes de dormir, cuando te diviertes, cuando te lo pasas mal; no importa si son 5 minutos o 3 horas: lo importante es el diálogo.

No te dejes vencer por la inercia o la pereza, lucha por tus ideales, pero ten siempre presente que la lucha ha de nacer de dentro de ti misma, no de imposiciones externas. Nada que te sea impuesto es bueno, porque Dios quiere que escojas libremente.

¿Me entiendes? Si tienes dudas, estaré encantada de escucharte.

Un abrazo de tu “abuela”

Itaca









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