Regiones diversas.- Maurina
Fecha Friday, 09 September 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hola a tod@s,

 

Leyendo la carta de Spider del 5/09/2005 en que compara la región de España con la suya me ha venido a la mente un suceso que viví durante una charla en uno de los cursos anuales del centro de estudios.

 

Pero antes de contarla me alegra que Spider nos considere a todos los españoles como lo hace, o sea, gente echada “palante”. Por lo menos prefiero eso a la opinión vertida en la carta de Fernando Corvinos también del día 5/09/2005 titulada: “Para conocer el Opus Dei hay que ser humanista o filósofo” que opina que en España todos somos unos festeros consumados e invertimos el tiempo en flamenco (en mi caso: sardanas), toros y paellas (en mi caso: “calçotades”)… Oooooooooole! (ya me gustaría… pero a mi me toca currar… pero claro, siempre ha habido y habrá clases y castas, ¿verdad Fernando?). Me recuerda esto a la canción de Jarabe de Palo que empieza algo así como: “Has nacido en la cara buena del mundo / yo nací en la cara mala / llevo la marca del lado oscuro…”. Pues eso…

 

Retomo el hilo. Ahora no recuerdo exactamente si fue una charla o si fue una bronca colectiva porque durante el supuesto tiempo de la tarde la casa parecía un mercado (decían los directores… a mi me parecía casi monacal). El suceso en cuestión fue que en la charla/bronca se nos dijo que en otras regiones la vida en familia era muy distinta. Y ponía el ejemplo de que en los USA tenían en algunos centros la TV encendida todo el día y que los numerarios (hablaba sólo para numerarios) iban mucho más a fiestas y actos sociales que en España porque era lo normal. Yo flipaba intentando comprender tal discriminación. Soy persona que hablo extremadamente poco pero, si la explicación no venía, decidí preguntar al charlante/abroncador (que, por cierto, no había estado en su vida en los USA, que yo sepa) que por qué esas diferencias entre regiones. Pero la explicación vino y me dejó más perplejo de lo que estaba. Se nos dijo que eso era debido a que España era el país fundacional y, por consiguiente, debía dar ejemplo del espíritu del Opus Dei en su grado máximo. Olé y punto. Esa fue toda la explicación. Abandoné la idea de preguntar más al charlante/abroncador sobre el tema pues el motivo era como contundente y dudar de ello parecería… falta de visión sobrenatural y falta de todo. En esos momentos no tenía acceso (creo, quizá sí pero yo no lo sabía… estaría ausente cuando se nos dijo que teníamos acceso a todos los documentos internos de casa…) a las glosas sobre la obra de San Miguel que, en esa época, debían estar recién publicaditas (disponibles en esta página, por cierto). Allí se habla del uso del cine y la TV, pobreza y muchas otras cosas que chocan frontalmente con lo que se nos dijo. Además, si España, como región madre, debía dar ejemplo se suponía que era un ejemplo a seguir porque si no, no le veo la utilidad y sí le veo la discriminación. Asimismo, como los USA son un país más rico que España pues la pobreza también se vivirá de manera distinta porque aún están aprendiendo…

 

Total, el propósito que saqué de la charla/bronca fue: aprender inglés a toda leche y, si puede ser, antes de acabar el centro de estudios a ver si cae la breva y me envían a los USA o a cualquier otra región joven que esté en trámites de “tomar ejemplo” de España.

 

Me viene a la cabeza otra historieta que ocurrió en el centro al que me destinaron una vez acabado el centro de estudios. Pitó un chaval que parecía una mosquita muerta (nunca le vi cabreado ni alterado en ningún modo en los tres años que le conocí… nunca) y que, ¡oh sorpresa!, de repente, en una tertulia de la noche, después de cenar, el tío estaba ahí con nosotros. Rarito, porque a esas horas (sobre las 22:00 p.m.) debería estar ya en su casa (la de sus padres, digo). El personaje en cuestión acababa de terminar el COU (ahora ya no sé cómo se llama así pero viene a ser el curso preparatorio para la universidad) y le tocaba, en teoría, irse al centro de estudios que estaba en la provincia vecina. Pero no fue así. El director, mostrando al personaje que teníamos sentado entre nosotros nos anunció con gran pompa que el susodicho personaje tenía que decirnos algo muy importante.

 

-          Anda, N., dilo… (sonrisa de oreja a oreja y, a la vez, cara de profundo no sé qué… una expresión que decía “lo que nos ha costado formarte, tío, pero, mira ahora, una joya aún en bruto pero en plena ascensión… o algo así).

-          Pues… (mirando al suelo) que me voy a Australia a estudiar no se qué… (dijo algo concreto pero no recuerdo que fue. Además, al final supimos que no estudió lo que pretendía si no otra cosa… vete a saber por qué. Y, la verdad, hacer un viaje tan largo para no acometer lo que uno pretendía pues tiene su cosa).

-          Coro: Haaaaaala, qué guay, qué fuerte, felicidades (¡eso no se dice!), etc., etc. (dentro del coro no me incluyo porque algo me olía y no sé por qué. Creo que noté una especie de gran expectación y atención por parte del consejo local con aquel hombre las semanas anteriores o quizá me lo insinuó directamente alguien del consejo local, no recuerdo. La cuestión es que no me sorprendió que se fuera por ahí pero sí que fuera tan lejos, la verdad).

 

La cuestión, como el tío era muy buen estudiante y de ciencias (yo soy de letras profundas lo que es un handicap para este tipo de destinos) pues, hala, a hacer la labor por el mundo. El tío aún no tenía 18 años y se iba a hacer la labor por el mundo en plan misionero total. Llámame envidioso (como diría Andreu Buenafuente) pues sí… eso por un lado. Pero por otro lado (no dudo de lo valioso del chaval que me lo parecía de verdad, un trozo de pan) era sólo eso, un chaval que, por cierto, pitó relativamente “tarde” (a los 16 o así calculo) por lo que llevaba muy poquito tiempo en casa. Pero no, fue el elegido… Yo me moría de envidia y de vergüenza puesto que, claro, si el crío este, lleva una carrera tan meteórica en casa, los que no vamos tan rápido, qué somos (¡qué soy!)… pues un lentorro del copón. O sea que a tomar ejemplo del chavalín. Además, qué labor va a hacer si no tiene ni idea de inglés (lo que desmontó mi presunción de que había que saber algo de la lengua local para irse por ahí) y no podrá transmitir ni dónde está el W.C… pero claro, como se va a hacer la labor, pues Dios proveerá. En fin, reconozco de nuevo que me moría de envidia pero enviar a gente tan joven por ahí tampoco me parecía como lo más adecuado aunque, de nuevo, ponerlo en duda hubiera sido falta de, de… de todo.

 

Total, que se fue y, por lo que sé, ha vuelto a su pueblo hace poquito (supongo que siguiendo la política reciente de que todo el mundo vuelva a su lugar de origen… o quizá no).

 

En fin, creo que estas dos historias no hacen más que reflejar, de nuevo, algunas de las cuestiones que, con mucha más profundidad, se exponen en esta página. Otro día más historietas… conforme vaya recordando.

 

Un saludo para tod@s,

 

MAURINA









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