No entiendo su odio ni su rabia. Desde Ecuador.- Alvaro Noboa
Fecha Wednesday, 07 September 2005
Tema 140. Sobre esta web


Soy un ex mienbro, es más soy el 4 de una familia de 11, donde 6 éramos miembros. Ahora sólo queda mi hermano, la cual efectivamente está o le están dando pastillas.
 
Mi hermano se abrío hace sólo un mes, después de 17 años.
 
Estoy de acuerdo que hay varias cosas que no cuadran, que no entendemos, pero el fin propio de la obra es maravilloso, que existan personas, HUMANOS, que se equivoquen y perjudiquen a la obra estamos de acuerdo
 
No entiendo su odio, ni su rabia.
 
Mis hermano y yo, no hemos vuelto a poner un pie en un centro de la obra, pero les aseguro que nuestro amor hacia la Virgen, el encomendarnos al ángel de la guarda, el ofrecer nuestro trabajo del día a día, nos ha hecho mejores seres humanos.
 
O a Uds no??
 
 
Alvaro Noboa
ECUADOR
 
Nota de Agustina. Hola Alvaro, permíteme en nombre de tantos buenos "seres humanos" que escriben en esta web, ex miembros como tú y como yo, que te diga que está fuera de lugar dirigirte a nosotros con el consabido "tic": "no entiendo su odio, ni su rabia". Empezando porque aunque cada uno es libre de tener los sentimientos de cualquier tipo que le produjo su captación, estancia y salida de la institución, muy poco odio y rabia habrás podido leer aquí. Si para ti, que se denuncie la praxis, la doble doctrina, la falta de confidencia en la dirección espiritual, la falta de cariño real, la coacción a niños y adolescentes a través del proselitismo... es manifestación de "odio y rabia", ¿qué tendríamos que hacer? ¿Callar? El silencio, ocultar la cabeza debajo del ala, hacer como que "eso" no sucedió y seguir permitiendo que lo sigan haciendo, se puede traducir en cobardía, inconsciencia y resignación. No queremos que ningún crío, ninguna niña más, reviva un camino que no les llevará a ninguna parte, si acaso al sufrimiento gratuito, a la enfermedad física y psíquica y con el tiempo, a un posible alejamiento de la fe y de la Iglesia. No sé si te interesa el respeto por los derechos humanos y el cumplimento de las leyes (tanto eclesiásticas como civiles), supongo que si. Eso mismo nos sucede a nosotros y hacemos lo que podemos para luchar contra la injusticia. Aquí no hay odio ni rabia, hay sólo un deber de conciencia. Piénsalo. Un saludo, Agustina.








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