Un reino de este mundo (de 'La conciencia y la Obra').- E.B.E.
Fecha Monday, 05 September 2005
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Un reino de este mundo

de 'La conciencia y la Obra' - E.B.E.

 

«Mi reino no es de este mundo» (Jn 18,36). Posiblemente Jesús lo dijo para que no nos sorprendiéramos si aquí, en este mundo, no encontrábamos la justicia y la verdad que provienen de Dios. 

La Obra es lo más parecido a «un reino de este mundo». Tal vez, desde la vivencia personal cotidiana, no pueda ser vista así, pero sí desde una cierta perspectiva, la corporativa e institucional. ¿La prueba más contundente? Que en gran medida ha logrado hacerlo realidad, y no parece ser producto de ninguna «añadidura» de Dios (Lc. 12, 31).

Con sus éxitos institucionales como la Prelatura, su ascenso en la estructura jerárquica de la Iglesia, la obtención de cargos más o menos estratégicos, la canonización espectacular de su fundador en tiempo récord, su estatua de mármol de 5 metros en la fachada lateral de la Basílica de San Pedro, sus expansiones geográficas, su preocupación obsesiva de eficacia, su avidez de estadísticas, su estándar económico garantizado, su espíritu triunfalista, sus edificaciones y arquitecturas, sus publicaciones y biografías laudatorias, sus películas y documentales editados para difundir una imagen institucional perfecta, sus leyendas caracterizadas como heroicas, sus protagonistas calificados de extraordinarios, sus lápidas de mármol, sus influencias sociales y políticas, sus escuelas de negocios, sus universidades, sus monumentos, su gloria, su vanidad, su astucia, su seducción. La carrera perfecta hacia el éxito temporal. Eso es la Obra: un reino temporal...



En todo su sentido, que incluye la decadencia, aunque su fundador -de manera mesiánica- anunciara un reino hasta el fin de los tiempos, mientras hubiera hombres sobre la tierra.

El aspecto más atractivo de la Obra posiblemente estaba ligado a su lado más herético: hacer del reino de Dios, un «reino de este mundo» (la santidad unida a la ambición, fórmula exitosa para vender la “vocación”).

*** 

Lo que parecía un seductor desafío imposible, era finalmente imposible. Porque lo mundano resultaba irreconciliable con el reino de Dios.

Y lo mundano no era sólo la vanidad del éxito temporal sino, sobre todo, las leyes que acompañan y rigen los «reinos de este mundo»: en primer lugar, la mentira. 

La Obra está construida sobre una larga serie de mentiras (sobre la caridad, la libertad, el pluralismo, la fraternidad, los derechos, etc.), y la más importante (el origen de todas) posiblemente sea una «supuesta verdad» que nunca ha sido comprobada ni aprobada dogmáticamente por la Iglesia: que la Obra sea fruto de una revelación directa de Dios. Siendo que «no hay árbol bueno que dé fruto malo» (Lc 6, 43) y que «por sus frutos los reconoceréis» (Mt 7, 20), los múltiples daños producidos por la Obra permiten cuestionar muy seriamente la bondad de ese árbol.

Luego, dos cómplices importantes: el engaño («dar a la mentira apariencia de verdad», DRAE) y la seducción («engañar con arte y maña», DRAE). Ambos cumplen una función esencial para la vida de la Obra: hacen que la mentira se mantenga en el tiempo durante años y años. La Obra es especialista en la seducción (atraer) y el engaño (retener). 

Y le siguen a la deriva: el poco aprecio por la vida de las personas (que no interesan a la Obra), su manipulación, la avaricia proselitista devoradora de almas, la soberbia corporativa, las respuestas arrogantes, la traición, la trampa, la doblez, la simulación, la hipocresía, la coacción, la extorsión, el sometimiento, la humillación, la indiferencia, la intolerancia, la crueldad, la tiranía, la impunidad, los abusos de autoridad, la falta de libertad, las violaciones a la conciencia, las opresiones, las amenazas de muerte eterna, etcétera.

No parece ser otro «el secreto» del éxito y el poder de la institución Opus Dei: es un reino de este mundo. No hay misterio. 

Y la hipótesis de un «reino mixto», que explique las ambivalencias de la Obra, parece improbable, ya que «nadie puede servir a dos señores» (Mt 6, 24).

Creo que la Opus Dei tal vez pueda llegar a semejarse –en su dimensión moral, no en su magnitud histórica- a las Cruzadas y la Inquisición. Políticas de gobierno acogidas y alentadas por la Iglesia, que generaron capítulos verdaderamente problemáticos de su historia, los cuales han sido motivo de arrepentimiento público por parte de la misma Iglesia en los últimos años.

<< ANTERIOR - SIGUIENTE >>







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=5779