Queridas orejas:

Tengo una reflexión y una sugerencia.

Mucha gente se pregunta porque los ex nos hemos “enganchado” a veces a esta página. Creo entrever una de las razones: porque es una página en la que se habla (bien, mal o indiferentemente) de una parte de nuestras vidas, se habla de algo que nos perteneció y de alguna manera nos sigue perteneciendo. Yo comparo esta situación con el interés que una persona podría seguir teniendo por otra con la que ha estado compartiendo muchos  años de su vida: los comentarios que otros puedan hacer y las experiencias que puedan haber tenido con esa persona le siguen interesando. En el fondo algunos ¿porqué no? le seguimos teniendo cariño.

En estos meses de verano he estado pensando sobre la Obra y en cuales fueran los supuestos fallos que comete (sus miembros claro está) y sigue cometiendo. He leído y releído con interés mucho de lo que ha publicado aquí: lo bueno, lo menos bueno y lo malo (Gracias especiales a Satur por haberme hecho reír otra vez). He comparado la situación que se da en otros movimientos o  carismas eclesiales y, sorpresa, me he encontrado con idénticas acusaciones de secretismo, elitismo, fanatismo exacerbado por el o los fundadores (que ha llevado a gente a incluso a tocar la guitarra sólo y cómo el fundador lo hace, y ya sabéis de quién estoy hablando) y un largo etcétera de similitudes que me ha dado mucho que pensar.

¿Es posible que lo que se critica de la Obra sea una manera deformada o patológica de actuar del ser humano que se repite y en la que cae invariablemente cuando este se encuentra inmerso en organizaciones y movimientos donde existe una jerarquía, una reglamentación y donde se puede fácilmente utilizar la “voluntad divina” como instrumento de manipulación? ¿Es ese tipo de actuación lo que hace que mucha gente piense a la Obra como una secta? ¿Está expuesta cualquier asociación o movimiento al mismo peligro por el mero hecho de que el hombre reacciona igual en similares situaciones?

Es mucho lo que aquí se ha escrito en lo que refiere a situaciones personales, algunos se han atrevido a apuntar aspectos claves que pueden estar fallando y que llevan a las ya conocidas situaciones desagradables de algunas personas cuando pertenecieron a la Obra, pero me gustaría que alguien pusiera en limpio todo esto. Me explico: estaría bien que las orejas y los que quisieran colaborar, elaborasen una lista concreta de puntos que, según un consenso claro está, no están funcionando en la Obra. Esto serviría, a la gente de la Obra (por lo menos a los que no siempre quieren llevar la razón) para corregir esos puntos fundamentales y a los demás para ayudarnos a comprender porqué para mucha gente esta institución, como en otras, las cosas no parecen funcionar como debieran. No se criticaría entonces al espíritu básico de la Obra en general -que por otro lado tiene poco de criticable- y no espero que nadie hable de la mortificación corporal o de si los miembros deben o no entregar todo su salario. Existe una reglamentación básica y una manera de vivir y se acepta esta o se rechaza. Se trataría más bien de aclarar de una manera sistemática y constructiva los aspectos que, según lo que han estado dentro y ahora fuera, son los responsables de ese tufillo maloliente y sospechoso que no le hace nada bien a la institución ni a la Iglesia.

¿Qué pensáis?

Gracias y un saludo,

Jose A. Botella