Lamentablemente, Ana Azanza tiene razón.- E.B.E.
Fecha Monday, 05 September 2005
Tema 040. Después de marcharse


Creo que es muy cierto lo que señala Ana. Lo que sucede, me parece, es que ya difícil ha sido romper la relación con la Obra, perder todo lo que se había invertido (vida, tiempo, futuro, dinero, etc.), como para seguir rompiendo  y perdiendo más: perder relaciones familiares y de amigos. Se hace muy duro perder el resto del piso que ha quedado, desde donde uno se sostiene como puede.

 

Es muy loable pararse en la vida de la manera que Ana propone. Pero es muy difícil, al menos lograrlo de manera rápida. Yo creo que se puede hacer gradualmente, a medida que se gana autonomía e independencia, ir construyendo la propia casa, la propia vida. 

 

Hay que tomar una decisión, sin duda: quedarse a vivir en el «vecindario» o apuntar a una mudanza definitiva. Hay quien lo puede hacer enseguida. Hay quien no lo quiere hacer, por comodidad y entonces se traiciona a sí mismo. La comodidad juega muy en contra. Y la debilidad también: personas que no creen tener la fuerza psicológica para vivir sin la Obra o para enfrentar las consecuencias.

 

En definitiva, la propuesta de Ana me parece como para tener muy en cuenta.

 

***

Respecto de lo que pregunta Roberto, un numerario que trabajó en la Comisión regional me dijo que el libro de claves lo llamaban San Agustín (traducción del titulo al español, claro). La idea era que en los informes que se enviaban a Roma se «cifrara» la información, de tal manera que si alguien los leyera no entendiera nada salvo que tuviera el libro de claves. Se usaba -y se usará aún hoy- sólo para la comunicación entre Roma y las regiones, pero no entre los centros y las comisiones, por eso los directores locales no conocen tal libro. Lo paradójico es que por lo visto se cuidaba mucho «la privacidad de la Obra» -que hacia afuera no se filtre información que ponga en riesgo la imagen de la Obra- pero no así «la privacidad de las personas» en la Obra, pues los directores comentaban -comentan- entre sí la intimidad ajena sin ningún o casi ningún reparo.

Saludos,
E.B.E.









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