Querido Pedro
Quien más quien menos, todos hemos tenido muy similares sentimientos cuando nos hemos ido de casa, y hemos dejado más o menos nuestras mismas aspiraciones, ser santos y cumplir la voluntad de Dios, que en algún momento dejamos de ver porque no era como nos lo pintaron, no porque quisieramos una excursión, o solo divertirnos... sino porque como describes perfectamente, las situaciones y circunstancias se volvieron insostenibles.
Animo, yo también fui numeraria, salí a los 26, sin trabajo, sin amigos y sin nada. Salí derrotada y con un amargo sabor a fracaso buscando el apoyo de mi familia y una luz al final del túnel, que tarde o temprano llega... pero llega.
Nunca he dudado, que Dios que es amor aunque permita las peores desgracias, nos acoge al ver nuestra rectitud de intención y buena fe, y nos da la oportunidad que necesitamos y más, porque El si es generoso, y ve que quisimos ser generosos también.
Cuenta con nosotros,
Saludos a todos y todas
Marigo