Los jesuitas.- Nacho Fernández
Fecha Monday, 15 August 2005
Tema 100. Aspectos sociológicos


   Hoy se ha celebrado en la Obra una fiesta especial: la de la Asunción de la Virgen y el aniversario de la consagración  al Inmaculado Corazón de María. El hecho tuvo lugar el 15 de agosto de 1951 en el Santuario de Nuestra Señora de Loreto, en Italia, donde la tradición dice que se guarda allí la casa de Nazaret donde se crió Jesucristo en compañía de la Virgen María y de San José.

   ¿Por qué titulo el artículo “Los Jesuitas”? Desde que me incorporé a la Obra del Santo Marqués de Peralta el 19 de marzo de 1965 hasta que la dejé el 28 de octubre de 1998, cada vez que llegaba un 15 de agosto se celebraba como la gran fiesta la de la consagración de la Obra al Inmaculado Corazón de María. Se recordaba en los círculos breves y de estudios que se daban por esa época que altos dirigentes de la Compañía de Jesús, los jesuitas, intentaron la maniobra de echar al fundador y dividir las dos secciones teniendo una cabeza distinta...



Según se nos decía, el arzobispo de Milán, cardenal Schüster, tuvo un encuentro con el director del centro de la Obra en Milán y le indicó que dijera de su parte a Escrivá que se acordara de su paisano San José de Calasanz, que fue expulsado de los escolapios, aunque hubiera fundado esta congregación religiosa. Inmediatamente el fundador empezó a moverse y en enteró que el Papa Pio XII tenía encima de su mesa una disposición por la que se expulsaba al fundador del Opus Dei de lo que era entonces un instituto secular. Mantuvo contactos y consiguió que esa medida no se llevara a cabo. Aunque se diga oficialmente una versión distinta, ésta es la que oí durante los casi 34 años que estuve dentro.

 

   Una y otra vez se insistía que muchas de las incomprensiones que tenía la Obra eran debidas a la Compañía de Jesús. Cuando se refería a esta congregación siempre les oí con la denominación de “los de siempre”. En realidad, el mal entendimiento entre los seguidores del hoy Santo Marqués y de San Ignacio de Loyola se remontan muy atrás. Cuando llegó a Madrid, Escrivá tuvo como confesor al padre Sánchez Ruiz, de la Compañía de Jesús,  Pues bien, no se decía en la prelatura personal (la única) que el fundador del Opus Dei se había atraído a algunas marquesas, condesas y títulos nobiliarios que trataban con los jesuitas.

 

    Otra de las acusaciones contra la Compañía de Jesús estaba basada en un hecho sucedido en Barcelona en los años inmediatamente siguientes a la conclusión de la Guerra Civil Española de 1936-1939. En esa ciudad, los seguidores de Escrivá se pusieron en contacto con algunas asociaciones de jóvenes que llevaban los jesuitas. Incluso algunos de los jóvenes se hicieron del Opus Dei. Entre ellos se encontraban Alfonso Balcells (ya mayor), Luis Valls Taberner, Rafael Escolá y Laureano López Rodó. En una reunión con los jóvenes, un jesuita los denunció ante los restantes jóvenes. Eso provocó una crisis en la entonces España y Cataluña católicas.

Escrivá presumía de haberse reunido con el tiempo con este religioso, que abandonó la religión católica –así lo decía—y se hizo protestante.

 

   Siempre según la versión que oí a distintos directores siempre dentro de la Obra, los jesuitas fueron visitando a las familias de los que se habían hecho del Opus Dei y advirtiendo que sus hijos estaban en camino de condenarse. Una familia de los de la obra que recibió la visita de religiosos de la Compañía de Jesús fue la del profesor Amadeo de Fuenmayor, que con el tiempo fue uno de los hombres claves en dar una solución jurídica definitiva a esta prelatura personal.

 

   Las incomprensiones se produjeron en distintas partes de España. El Santo Marqués de Peralta se puso bajo la protección del entonces obispo de Madrid-Alcalá y Patriarca de las Indias Occidentales, don Leopoldo Eijo y Garay, con el que tuvo una gran amistad,  quien le otorgó las primeras aprobaciones diocesanas y ordenó  en 1943 en su residencia particular a los tres primeros sacerdotes de la Obra: Álvaro del Portillo, José María Hernández de Garnica y José Luis Múzquiz

 

    Pero las malas relaciones Opus Dei-Compañía de Jesús fueron más allá. Los directores de la  Obra nos manifestaban que los jesuitas  fueron los que maquinaron en el Vaticano para echar a Escrivá de estar al frente del entonces instituto secular y dividir las dos secciones. Se puede decir que la advertencia del cardenal Schüster fue providencial. El fundador lo puso en manos de la Virgen en Loreto e inmediatamente se resolvió. Eso sí, los directores nos dijeron que Escrivá movió todo lo que pudo para hacer ver a Pio XII que se oponía a su posible descabezamiento.

 

    De aquellos que acudieron al santuario de Loreto en Italia solo vive Francisco Monzó, un numerario valenciano, que nos contaba con mucho misterio aquel viaje en coche, en el que, a la ida, el fundador no dejó que cantara ni hablara, pero sí a la vuelta. El Padre –como le llaman en la obra—desapareció al llegar a esta lugar religioso. Me parece estar viendo al sobreviviente con la frase: “¡¡¡¡¡¡¡¡Paco, cállate!!!”, quien, a la vez,  aseguraba que él no entendía nada.

 

   Otro día he contado una parte de las relaciones Opus Dei-Compañía de Jesús. Hoy, como es un aniversario, os lo recuerdo para los que no lo sepáis. Se que muchos os lo han contado. Si aportáis más datos será estupendo

 

                                      NACHO FERNÁNDEZ







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