Los números en la Obra.- Jose
Fecha Friday, 16 January 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Los números en la Obra

Tres de los frentes de discusión que se han abierto estos últimos días en la sección Correspondencia por varios participantes me parecen muy clarificadores. Se trata de los asuntos de si se nos fijaba un número de amigos "a tratar", de las metas apostólicas con X personas por zona y, por último, los enrevesados cálculos que algunos han tenido a bien efectuar para fijar exactamente qué número de personas permanecen en la Prelatura muriendo en ella o se las piran antes de salir con los pies por delante.

El mero hecho de que nos embarquemos en estos asuntos constituye para mi la confirmación de una sospecha de la que me atreví a formular una pequeña teoría (privada): la Obra es algo así como la "matematización" de la fe. Que las listas de amigos sean más o menos extensas según qué centro puede ser discutible; que existen, no cabe la menor duda (valga sólo como referente la Lista de San José). Que las autoridades estipulan un número de vocaciones por Región, puede ser, en versión seráfica de José Carlos, un estímulo, pero ahí está. (Por cierto, camarada José Carlos: si acepto tu tesis de la vocación que sólo da Dios y que la misión de los humanos es predicar y tal y tal... ¿cómo explicas que a personas que llevan varios años se les invite a dejar la Obra "porque no tienen vocación"? ¿Se fue Dios de copas y al volver dijo: "a éste le quito la vocación"?)

Bueno, al grano. Todos estos correos me asientan en mi tesis. La Obra es, sobre todo, números, resultados, listas. Todo está contabilizado: las jaculatorias, que deben decirse por miles, las tres partes del Rosario, diez minutos de lectura, tantas veces a la semana tal cosa, una vez al mes tal otra, tantos amigos,... Eso puede contribuir a que la Institución crezca en cantidad pero, ¿ayuda realmente a crecer en profundidad espiritual? A mi personalmente me sumió en una vida de cuadrícula, donde todo se cuenta y los "éxitos" venían de la mano de los cumplimientos, pero mi interior estaba seco.

Definitivamente, a la Obra le falta más poesía.

Jose







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