El viernes pasado dije al final del correo de ‘idiota’ que hoy lunes contestaría más largo a Santiago Mata sobre su comentario de que esta web no figuraba a nombre de nadie y, por lo tanto, fue anónima durante un tiempo. En ese mismo comentario hice un link a una pequeña nota que escribí a un correo de nuestro amigo Nassius, en el pasado mes de abril.

Pensaba hoy sacar todas mis “armas” para ensañarme con Santiago Mata (una no es santa ni va camino de ello porque siempre he pensado que el hecho de querer ser santa/santo y ponerse como ejemplo a la Humanidad, es el mayor acto de soberbia de un ser humano), pero no lo voy a hacer, no voy a ir contra Santiago. Tengo los 3 correos que envió a la empresa donde alojábamos anteriormente la web pero él me escribió hace un par de meses diciéndome que no los conservaba, así que solamente voy a decir algunas cosas desde mi punto de vista. No creo que deba darle explicaciones a ningún Santiago numerario, agregado o supernumerario, –que por una oreja le entrarán y por otra le saldrán- pero sí que reivindico mi derecho a hablar en una web de la que formo parte...

Esta web nació a finales de 2002. Para entonces, yo ya había publicado una carta firmada por mí al director en El País (mayo 1988). En diciembre de ese mismo año, mi testimonio de la revista Marie Claire, “Historia amarga de una numeraria del Opus Dei”, había intervenido en un Especial ‘Beatificación Escrivá’ en la revista Tribuna (nº 212, mayo 1992, incluía foto), y aparecí como entrevistada en el programa “Informe Semanal” de TVE (mayo 1992. Ahí no sólo salía mi foto, sino que aparecía yo en mi casa “a lo vivo”). Con esto quiero decir que mucho antes de que la web se pusiera en marcha, yo había dado la cara públicamente sobre lo que pensaba del Opus Dei.

¿Qué sentido tendría, cuando ya dentro del opus sabían que yo no era ‘silenciable’, ocultar mi identidad o propietaria del dominio y alojamiento de la web? No tendría ni tiene ninguno, pero entonces, desconociendo cómo funcionaba internet, no podía poner en apuros a los que colaboraban conmigo. Y tienen familia de la obra o trabajan en empresas relacionadas con la obra, y tenían mucho que perder (sobre todo la incomprensión de sus padres y su puesto de trabajo, si la obra descubría que estaban aquí). Así que desconociendo muchas cosas del mundo cibernaútico, debo decir que cuando compré el dominio opusdeilibros.com (que nos quitó o al menos siempre quedará la duda, un juez supuestamente imparcial de la OMPI –dos hermanos sacerdotes numerarios, hermana de la Asesoría, padre gobernador civil de Lérida amigo de Escrivá que puso a su disposición un coche oficial para volver a Madrid cuando murió su madre-, sobre el Derecho a la Propiedad Intelectual en Internet), en el dichoso “whois” o quién está detrás de una web, aparecía como propietaria "Tina". En meses anteriores puse todos mis datos: nombre, apellidos, dirección, teléfono, etc., pero alguien me aconsejó que los quitara puesto que "podrían ir a por mí", no de forma legal sino de forma física. Hablé con la empresa "Tusprofesionales.es" y me dijeron que no habia problemas, que ellos figurarían en el "whois" y que si se emprendían acciones legales, darían mi nombre como responsable de opuslibros. Cuando envió Santiago Mata sus correos a la empresa "Tusprofesionales.com" con copia a nosotros, la empresa nos dijo que según la ley nosécual, ahora sí que  teníamos que hacer pública la identidad de la propiedad de la web, así que volví a poner mi nombre, pero me cuidé de dar todos mis datos personales. Así que...

Un día llamaron al telefonillo de mi casa y al preguntar yo:

-¿Quién es?.

Se oyó al otro lado:

- “Le traemos unos cestos con flores”...

Uffff!! No era mi cumpleaños, ni mi santo, ni cumplía años de haberme ido de la obra, así que me quedé indecisa. 

- ¿Pero por quién preguntan?, volví a insistir

 - Por Agustina López de los Mozos...

-Ya... Pero es que no espero flores de nadie.

- Pues nosotros tenemos que entregárselas...

- ¿Y no saben quién las envía?

(Toda esta conversación por el telefonillo)

- Aquí hay una tarjeta, pero viene dentro de un sobre cerrado...

- Pues ábrala, dígame lo que dice.

- Dice: Querida Agustina, etc, etc, etc...”

- ¿Quién la firma?

- La firma xxxxx...

Y entonces respiré. Era "Alfredo", que conocéis por sus estadísticas con quien había intercambiado correos (con su nombre real), pero... en un primer momento, CREÍ QUÉ, PENSÉ QUÉ... ¡podía ser una BOMBA! Jé, así fue y así lo cuento. Algunos de vosotros lo sabéis porque tuve oportunidad de contarlo en la primera comida que nos reunimos unos cuantos en Madrid.

Ya sé que puede resultar ridículo pero, si alguna vez ponéis vuestro nombre a una web que NO le siga el juego al Opusdei... todas las suspicacias son pocas. Ahora ya me da igual, pero entonces, pensaba: cualquier día de estos, un grupo de fervorosos chicos de san Rafael motivados por algún numerario mata-moros, vienen a la puerta de mi casa y arman la de Dios (en el sentido figurado de "ahogar el mal", "la santa coacción", etc).

De hecho, yo ya he dicho a todos los amigos que actualizan la web, a mis compañeros/as de trabajo, y a mis dos hermanos que también fueron numerarios y que ya no lo son, que si alguna vez aparezco “suicidada”, que no se lo crean, que investiguen, que lo pongan en manos de la policía, de la Guardia Civil (un día tengo que contar cómo se puso la Guardia Civil y la Policía en contacto con esta web), y que no se crean que “me he suicidado”. Manejo tantos documentos de todo tipo del opusdei que pudiera pensar el ‘stablisment’ que quitándome de la circulación, acabarían con los ex miembros. Por eso envío todas las semanas una copia de la web a diversos amigos de los 5 continentes, porque aunque yo desaparezca casualmente (también me puedo morir de un infarto sin que el ‘stablisment’ ande por medio), esta web no desaparezca.

Así que ahora, si alguna vez hay problemas jurídicos, ya se sabe que quien doy la cara soy yo y me gusta mucho, tanto que estoy esperando a que el opus o cualquiera de sus AOP o cualquiera que lo crea conveniente, (santiagos matas, vicarios, prelados), me denuncie ante un tribunal para yo poder defenderme con los reglamentos internos de la propia institución Quizá sea por eso que cuando se me invita a un programa de radio o TV, nadie de la obra quiere aparecer.

Y esa es mi explicación a vosotros, a los santiagos matas y al Opusdei. Pudiera haberme extendido más pero  lo considero suficiente y si alguno no está conforme con lo que he escrito o le falta algún dato, que lo diga y le contestaré.

Saludos,

Agustina López de los Mozos Muñoz