Recuerdos. Para Satur.- Pentium
Fecha Wednesday, 03 August 2005
Tema 900. Sin clasificar


Vienen a mi cabeza los recuerdos de uno que conocí, Numerario él y hoy hombre casado. Vivía en mi ciudad, aunque no era nacido en ella. Era un tío alto, divertido, con buen humor, amigo de sus amigos, algo alocado, pero buen chaval. Y así se describe en el capítulo 14 deRetablo de curiosidades”: Pronto hará cuatro años que dejé la opus y necesito decirte que no me basta decir que te quiero. Necesito que lo sepa todo el mundo. Durante años viví una vida muy triste. Era un tipo muy divertido, pero si alguien me siguiera, se encontraría con un pobre hombre, un desventurado. Un tipo atrapado en miserias y vanidades que sabía simular, esconder y mentir. Un hombre que confesaba en iglesias perdidas historias que no tenían ningún sentido y salía de ellas pensando “¡vaya mierda de vida, vaya mierda!”. Veintisiete años de tonterías.
 
Algo mayor que yo, estuvimos juntos compartiendo las tareas de dirección en algún curso anual de “aspirantes” en el Pirineo catalán. Ocupó cargos de dirección, candidato irrefutable a subirse al bus que le llevaría al Univ cada Semana Santa, tuno del CM de la ciudad, inseparable de su guitarra, en fin, todo un ejemplar de esos célebres que cuesta mucho olvidar.
 
Muchas de sus historias eran increíbles –como las que escribe Satur en esta página- y a veces llegabas a dudar de si de verdad las había vivido así, y qué parte era real y qué parte era fruto de su inagotable imaginación. En fin, ¿qué mas daba si al final conseguía que te rieras como nos reímos muchos con los escritos del susodicho, mencionado más arriba.
 
De quien hablo es aquel que le dijo, vestido de tuno, al mismísimo presidente del gobierno autonómico –hoy ya jubilado- que estudiaba “quinqué de historia”, en lugar de decirlo en correcto catalán: “cinqué d’història”. Pobre, no era catalán… pero las risas –las primeras las de quien hablo, claro, porque se reía hasta de su propia sombra- se oyeron en todo el Tibidabo, a la par que el presidente en cuestión, pondría una cara –seguramente- mezcla de asombro y cabreo.
 
Es el mismo que, también vestido de tuno, tiró a los pies de la esposa de no sé ahora qué cónsul de qué país centroeuropeo, su capa de tuno. La dama en cuestión no entendió este gesto, típicamente tunero y español, y su esposo el cónsul, miró con recelo al tuno de quien hablo.
 
Es el mismo que en las catacumbas romanas cantaba aquello de que “los, los, leones, no, no nos van a comer…” ante el espanto de los guías catacumberos. O aquel que montaba unos pollos impresionantes con el único fin de cabrear –como explicas- a Macario, guardián de El Poblado, a los pies de Torreciudad.
 
¡¡Me recuerdas tanto a él, Satur!! Las historias que cuentas –querido profesor de Pijaró, como dices en alguno de tus escritos- te las he oído contar de “viva voce”. Quizás esté yo en un error, no lo sé, pero quería poner por escrito estos recuerdos.
 
Si eres tú o no, me da igual, ¿qué quieres que te diga? Y aunque me he reído mucho con tus cuitas y salidas, me da un poco de pena verte ahora en esta situación. Denotas recelo, amargura, acidez de estómago,…  no sé cómo decirlo y, lo peor, me das un poco de pena. Seguramente, como yo, aprendiste muchas cosas en la Obra, y las diste a conocer, y ahora escribes con sarna y hasta con burla, quizás como medio de sacar a la luz todo aquello que no sabías, que no te atrevías a decir.
 
Me alegro mucho que estés felizmente casado, que tengas una casa “acosada” como dices y que puedas afrontar una hipoteca;-)) Te deseo lo mejor, de veras, pero vive la vida amablemente, deja en la cuneta los malos ratos pasados y llévate a tu casa “acosada” lo mejor de tu vida pasada, para sacarle partido a lo que te quede por vivir que, espero, sean muchos, muchos años.
 
Me aturdes, me desconciertas, pero en tú último escrito me has dejado con más dudas, todavía, al afimar:
 
“Hay quien me llama “falso Satur”. ¿Qué importará si me llamo Satur, Próstratos, Suso o Cojoncio?. ¿Cambia algo el nombre, el nick, el seudónimo sobre el contenido de lo escrito?. Y, en caso de haber molestado a alguien –a ese “verdadero” Satur-, pues lo siento. Sé quién es: buen chico. Lo de ponerme Satur no es nada personal, lo juro”.
 
Si eres tú, me alegro un montón de haberte encontrado. Si no lo eres, disculpa mi atrevimiento. En cualquier caso, Satur o quien quiera que seas, si mis palabras te sirven de algo, cógelas. De lo contrario, que tengas un buen verano.
 
Pentium








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