Gracias Orejas, gracias por esta web tan interesante.
Me han hecho llorar algunos testimonios, otros reír, otros palidecer... Me han hecho ver cosas que nunca entendí estando dentro del Opus. Me cansaba de pedir explicaciones, pero nunca me convencían. Y después de varios años de haber dejado, no logré comprenderlas, pero al menos me di cuenta que no soy la única que las veía así.
Hace poco comencé otro tratamiento psiquiátrico que me ayudó tanto como ninguno de los anteriores. Fue increíble cómo, después de ocho años de haber salido del Opus Dei, y de haber formado una familia hermosa, pude darme cuenta que es posible ser feliz a pesar de tener una herida tan "fea". Les aseguro, a aquellos como Rodrigo, que es posible!! Por favor no se desanimen.
Creo que los más complicados fueron los primeros años siguientes a la salida... Incluso peores que los que vivó dentro. Porque me sentí más sola que nunca, engañada, abandonada. ¿Dónde estaban los que me hablaban de caridad humana, cariño fraterno? ¿Dónde se fueron cuando se me cerró la puerta? ¿Dónde estaban los que me trataban con tanto interés cuando estaba por pitar? ¿Quién y por qué me cambiaron por un número? ¿Por qué dejaron de nombrarme? ¡Necesitaba al menos un abrazo de despedida porque no sabía qué me esperaba después! Necesitaba verdadero cariño, pero esas "sensibilidades" no estaban permitidas... ¿Cómo le explicaba a mis padres que volvía a vivir con ellos, después de haberles fingido durante años que mi familia no era más ésa? ¿Cómo intentar rehacer una vida después de tanto dolor?
Comenzó ahí un peregrinar de médicos, tratamientos, terapias, medicamentos... ¿Cómo y quién diagnostica un deterioro físico provocado por el manipuleo de la voluntad, el opacamiento de los sentimientos? ¿Quién me ayudaba a poder decirle con facilidad a un médico, que de donde venía no había hecho más que obedecer sin poder razonar? Obedecer sin razonar... Y yo que pensaba que eso me haría feliz!
Durante años pensé que había sido el error más grande de mi vida. Pero ahora, después de encontrar estos testimonios tan fuertes que me hicieron ver otro punto de vista que yo no me animaba a destapar, puedo decir que me ilusiono cada vez más con esa felicidad que me da pensar que no fue un error si no que fue una etapa triste que estoy empezando a superar.
Hoy veo todo eso como un recuerdo que dejó una herida muy profunda que está empezando a cerrar. Seguramente quede una cicatriz grande, pero mi preocupación ahora es que deje de sangrar. Trato ahora de recordar sólo aquellas cosas positivas que viví dentro de la Obra. Y creo que por fin, después de tantos años, lo estoy logrando. Y en gran parte es gracias a Ustedes, mis queridos Orejas. Estoy contenta!! Gracias de verdad. Les agradezco infinitamente.
Seguramente más adelante me anime a escribir mi historia. Tengo que juntar fuerzas.
Un abrazo a todos,
Josela L.
