Queridos Orejas:

No es la primera vez que aparecen correos en este espacio para motivarnos o reprocharnos por no perdonar al opus por lo que nos ha hecho. Supongo que es inevitable que sigan apareciendo. A lo mejor es parte de la estrategia de AOP traspasarnos la culpabilidad por no perdonar y olvidar. Quien sabe. Por mi parte he estado pensando en mi actitud hacia la cosa y me he preguntado si la he perdonado. Por si a alguno le interesan las pongo por escrito.

Perdonar al opus me ha sido fácil. No lo he hecho ahora. Creo que lo hice muy pronto. Quizas incluso antes de irme, no estoy muy seguro. La verdad es que no me fui con rabia, eso hubiera sido agradable, porque la rabia se pasa pronto. Me fui desilusionado, decepcionado, desengañado, que es mucho peor. La prelatura me podía hasta dar pena. Sus integrantes, definitivamente, mucha pena. Perdonar ha sido muy fácil. Más todavía sabiendo que la mejor formar de aliviar un agravio es perdonar.

Lo difícil es olvidar. No es fácil olvidar cuando uno entregó todo lo que se tenía que entregar, lo que habéis entregado la mayoría de vosotros durante mucho tiempo. Como muchos de vosotros, yo amé a aquella cosa, creyendo que era otra cosa, y les dejé mi corazón para recuperarlo muy maltratado finalmente. Si no les hubiera querido me sería mucho más sencillo olvidar. Sigo el ritmo de mi vida como si nada de aquello hubiera pasado, estoy más ocupado con el futuro que con el pasado, pero no significa que haya olvidado. Probablemente tampoco quiero olvidar, porque olvidar cosas como esa puede ser una insensatez, ya que vuelves a quedar expuesto al agravio y no estorbas que aumente el número de las víctimas. Ni hablar. No quiero olvidar.

No quiero despedirme sin felicitar a Marina por su excelente carta al prelado. De antología, pero no te preocupes, no surtirá ningún efecto. No saben ni pueden hacerlo de otra forma.

Con mis mejores deseos de que disfrutéis el verano.

Dionisio