Hola Isa, te diré que a mi si que me interesa tu vivencia en la obra, y no por curiosidad malsana, sino porque nos une mucho: una capacidad grande de amar y una decisión firme de hacerlo.
Tu vida, tu experiencia, me ayuda y nos ayuda a todos. Pero eres libre de hacernos participes a todos de ella.
Quisiera darte también mi opinión acerca de tu pregunta sobre el trato con Dios. Mi experiencia es que en la obra hay mucha práctica religiosa, mucha norma, pero poco crecimiento real en la vida espiritual, poca madurez interior. Se habla mucho de un Dios normativo, externo a la persona. Se hace mucho hincapié en la doctrina, la ortodoxia que nos mantiene en el camino, la fidelidad a los dogmas, la verdad que "tenemos nosotros" y sólo se deposita en la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Una acaba preocupada por hacer normas, por cumplir preceptos, por no caer, y confesar rápidamente si ha caído... A la par, para que no te quedes con una imagen de Dios como Juez implacable, se te dice que Dios es Padre y tú, su hija predilecta, y basada en esto puedes tener un trato amoroso y confiado con Dios. Pero el trasfondo del cumplimiento, de la norma, de lo que debe ser, del temor, siempre está detrás y es lo que realmente pesa.
Por eso, yo en la obra conseguí ser una mujer complicada, cuadriculada, rígida, intolerante, ¡PROFUNDAMENTE RARA!.
Sinceramente te digo que espiritualmente no le debo nada al Opus Dei. Yo tenía fe y mucha inquietud espiritual cuando pité, y allí no me encontré más directamente con Dios. Eso sí, mi alma se complicó hasta el infinito. Me parece muy esclarecedora la confesión que nos relataba ChicoAttendis el miércoles, 13.
Por eso, querer seguir por ese camino espiritual para mi es un error. Si se sale con algo de la obra es con miedo, miedo sobretodo a perder la ortodoxia, y por eso parece que es vital seguir yendo a misa, haciendo oración... Para mi esto sigue siendo el gran error que justifica a quienes dicen que al salir perdemos la fe y nos descarriamos...
Ese miedo es lo primero de lo que hay que despojarse. Lo segundo es reencontrar la propia conciencia y escuchar a Dios desde ella, que para eso Dios nos la dió y nos hizo libres, con posibilidad de herrar y de amarle libremente.
Mi experiencia es que si tu vocación era auténtica y sigue viva, Dios te sale al paso y tu vida espiritual va sola. La presencia de Dios es real en todos los momentos del día. El encuentro con cualquier persona o ser vivo alimenta tu trato y tu amor a Dios. Todo se convierte en ayuda. Pero hay que desprenderse de las rigideces y aprender a vivir con libertad.
No sé si te ayudo. En mi todo ha sido un proceso lento, pero no importa donde esté hoy porque aun estando en un mar de dudas, yo hace muchos años que me siento inmensamente feliz y segura de estar en el camino acertado. Un abrazo y para lo que quieras, aqui me tienes.
Carmen Charo
