Querida Marina:

No sabes la alegría que me ha dado saber que ya estás en el buen camino. Resiste, no te dejes presionar, no dejes el menor resquicio y muéstrate firmemente decidida. Así la tortura durará menos. Ánimo que dentro de muy poco vas a ver lo azul que es el cielo y más en verano.

Me imagino que entiendo lo que quieres decir cuando nos llamas frutos maduros del opus dei. Supongo que es un cumplido, casi un piropo, y te lo agradezco muy de veras. Sin embargo, para serte sincero no me gusta mucho y, al menos, conozco a otra oreja que no le ha gustado.

No hay nada tan bueno que no tenga algo malo, ni hay nada tan malo que no tenga algo bueno. Supongo que eso también se puede decir de la prelatura personal. Recuerdo que alguien dijo en uno de estos mensajes que en el opus dei hay cosas buenas y cosas nuevas; y que las buenas no eran nuevas y las nuevas no eran buenas. Es posible que muchos hayamos aprendido cosas buenas durante nuestro tiempo en la prelatura, no lo niego. Ahora bien, lo que cuestiono es que esas mejoras en mi persona hayan venido de lo que es peculiar de la obra, de lo que es suyo exclusivo. Sin lugar a dudas, la madurez que viene con la edad, la reflexión sobre las cosas que  he presenciado, los estudios universitarios, el desarrollo profesional en los distintos trabajos y empresas en los que he participado, junto con algunas lecturas seleccionadas y actos de piedad que son patrimonio de la Iglesia, han hecho su efecto para transformar un jovencito de 19 primaveras en un adulto de más de cincuenta.

Si es cierto que por sus frutos los conoceréis, me parece que los frutos de la prelatura personal no están precisamente en este adorable espacio de internet. Deberías verlos más bien en los directores que ahí siguen manipulando conciencias, aprovechándose de la gente de buena voluntad que todavía queda, haciendo todas las barbaridades que se han comentado ampliamente en opuslibros. Me parece que esos son los frutos por los que se reconoce el árbol. No se si esos frutos son maduros o podridos, o secos, o helados, o que sean. En cambio se que no me gustan, ni en almíbar.

Sin embargo, comprendo lo que dices, porque cuando salí pensaba lo mismo que tu. Tiene que pasar un poco de tiempo y tienes que dedicarle unas cuantas horas a digerir lo que has pasado y lo que te queda por pasar, antes de tener una perspectiva diferente de la prelatura. Eso llegará en su día, casi sin que te des cuenta.

Hoy por hoy, agradezco una vez más tus piropos y te deseo lo mejor de lo mejor, te lo mereces.

Muchos besos

Dionisio