Querida Marypt:

Sobre el colegio romano de Santa María no tengo ni remota idea de lo que haga o para qué sirva. Ya sabes 50.000 km. ;-)

Lo que preguntas en concreto sobre los centros de estudios puede ser muy fácil o muy complicado de explicar. Yendo por lo sencillo, un ce es una etapa de formación intensiva para convertir un simple adscrito en alguien dispuesto para servir en donde la prelatura estime conveniente. En esta fase, se trata de que cada alumno sea conocido a fondo por los directores para determinar cuál podría ser su futura carrera en la organización. Algunos salen directamente a integrar consejos locales, otros pueden ser enviados a otro país, muchos pasan a otras ciudades. Otros no son dignos de la confianza suficiente para tener cargos de gobierno o formación y los colocan en lugares de menor importancia para trabajar como simples peones.

Algunos ce pueden ser más estrictos que otros, supongo que eso depende de la personalidad de cada director. En mi caso, creo que fue un poco más suave que lo que otros cuentan. No recuerdo que hubieran zonas prohibidas para los de fuera del ce, pero en otros casos sé que las hay. La verdad es que algunos alumnos del ce que estudiaban carreras difíciles, como medicina, o ingenieros, apenas asistian a ninguna clase de filosofia. De lo que no se libraba nadie era de las charlas sobre aspectos diversos de la prelatura. En general era una pérdida de tiempo considerable.

Respondiendo a una de tus preguntas: nunca te daban alguna clase de formación que te preparase para conocer mejor a las personas y sus problemas. Como muestra un botón: Recuerdo que se nos contó en una charla una frase atribuída al famoso sacerdote Jose María Hernández Garnica, quien presuntamente recomendaba a los futuros sacerdotes que cuando confesaran mujeres no se inquietaran si alguna se ponía a llorar, porque –esta es la famosa frase inolvidable: “cuanto más lloran menos mean.” Con recetas de este tipo ya te imaginas como podía uno manejar la formación de otras almas. Efectivamente, a lo bruto, por prueba y error. No solamente los supernumerarios podrían ser calificados como cobayas en este aspecto. También los otros numerarios y la gente que acudía a nuestros apostolados. Una anécdota. Un día siendo yo el director de un curso de retiro para gente que no era de la obra, conversando con uno de los participantes, el hombre me dijo con toda naturalidad, que él era homosexual. Jamás nadie en mi vida me había preparado para semejante situación. Creo que, aunque me puse muy nervioso, actué correctamente, pero eso no fue gracias a la formación recibida.

Quieres saber lo que se hace en un curso anual y no tiene mucho misterio. Si estuviste alguna vez en una convivencia de supernumerarias, pues poco mas o menos lo mismo, pero más días y probablemente menos apretado el horario. Yo no se cómo habrá sido en otros, pero en los que yo estuve, normalmente se recibía algún periódico y se podían  ver los noticieros de televisión. Si alguien no se enteraba de quien había ganado la liga era porque no quería. Por otra parte, los cursos anuales eran un tormento, pero sobre todo porque las clases de filosofía y teología que te daban eran como para morirse. Un profesor, normalmente un cura, sin preparación pedagógica te explicaba unos apuntes simplones y desfasados. Cuando le hacías una pregunta normalmente te quedabas sin respuesta. Y lo mejor que te podía suceder era quedarte dormido o tener un colega tipo Satur para partirte de la risa con sus comentarios a las explicaciones del profe. La formación científica en teología y filosofía era pobre, mediocre y decepcionante, con rarísimas excepciones. Sin embargo, te dicen que te dan una formación de primera. Muchos le teníamos verdadero fastidio a los cursos anuales para numerarios. El único aliciente que los podía hacer atractivos era la posibilidad de practicar deporte todos los días. Y nada más. Porque el día de excursión es algo simplemente surrealista.

Espero haberte ayudado a descifrar otro misterio.

Saludos

Dionisio