Es mi primera contribución a esta web que, como tantos otros, descubrí casualmente hace unos meses y empezé a frecuentar desde entonces. Muchos de los testimonios que he leido me han desgarrado por dentro y me han hecho reencontrarme conmigo cuando tenía 18 años y comencé, trás llevar poco más de un año como numerario, el Centro de Estudios hace ahora más de 30 años....

Allí, la calida burbuja en la que vivia como adscrito en cierta ciudad del Sur de España, se desvaneció para dar paso a una presión psicológica indescriptible hasta hacerme llorar en muchas ocasiones. En una de ellas ante el Sacerdote  del Colegio Mayor  que, en una actitud que nunca he entendido ni en ese momento ni con el tiempo, llamó sonriente a alguien de dirección para decirle, estando yo presente, algo así como que "ya me había dado cuenta.." ¿de qué? no se me explicó. Aún recuerdo con tristeza,  desconocía hasta entonces que la correspondencia la leían antes los directores, las cartas ya abiertas que me llegaban de mi familia, entrañables, llenas de calor humano y la sensación amarga que me producía el saber que alguien ajeno las habia leido antes.

Recuerdo aún con una mezcla de pena y horror los registros de los pocos cajones en los que debía guardar mis cosas y, recién llegado, la "confiscación" de un bote de gel de baño ante mi estupor .... se vé que en aquella época solo nos podíamos duchar, además de con agua fria, con pastillas de jabón y usar gel era no vivir la pobreza. Esos registros se repitieron a lo largo de los dos años ya sin nuevas "confiscaciones" (no tenía nada ...), pero con un demoledor impacto psicológico. Ya en el segundo año, y en tono que interpreté de castigo, la confidencia me la llevaron numerarios de mi "promoción", dos que recuerde, que, evidentemente, no tenían experiencia ninguna en eso y se convirtió en una mera formalidad. Resultaba tan asfixiante todo que optaba por estar en la facultad, (clases o estudiando en la Biblioteca) el mayor tiempo posible. Yo no destaqué, al igual que tantos otros, por nada en especial .. nunca fuí capaz, ni nadie conmigo, de sincerarme/se, de una sana critica, de buscar el hombro de aquel, distinto a los directores, sacerdote o encargado de tu confidencia, con quién tenías más afinidad para que, simplemente, te escuchase ... !que soledad!

Salí  "tocado" de allí  para el primer "destino": un club de bachilleres de otra ciudad andaluza. Alli la "presión" disminuyó pero, poco a poco, veía cada vez más claro que no podía seguir. Eso no supuso que fuera una persona conflictiva: no recuerdo malos detalles por mi parte. Es significativo que nunca se me encomendó llevar confidencias y solo recuerdo dar circulos a un grupo de chavales ... algo habría en mis informes que lo impedía ....

Duré apenas un año y medio para salír, como tantos otros testimonios, literalmente, huyendo como un fugitivo, una tarde de Junio... el dinero que me habían enviado mis padres para graduarme la vista y comprarme unas gafas nuevas lo usé, no tuve ni para un bocadillo,  para el billete de tren y trás una noche de viaje, con transbordo incluido de madrugada, amanecí en la ciudad en que vivian mi familia.

Os podeís imaginar que,  trás mi "huida", me llamaron y visitaron pero me mantuve fuerte en el paso que había dado: tenía claro que eso no era lo mío y no me veía envejeciendo en la Obra... me estremecen ahora los testimonios que he leido aquí de personas con 10, 15 y más años allí ... yo, al fin y al cabo, solo estuve poco más de 5 años pero aún así,  eso deja huella ... y nunca me he arrepentido de irme, es más, desde el primer momento, rehice mi vida y recuperé la normalidad, entonces, un chaval de veintipocos años, fue una experiencia dulce y lo sigue siendo ahora casado y padre de familia. la Providencia no me ha dejado en ningún momento ¡os lo puedo asegurar!

Un abrazo a todos.

solrac