Opuslibros - Para Iván y para Flavia.- Fulcro

Querido Iván:

Ahora que has terminado tu trabajo sobre las “Nuevas herejías” aprovecho para agradecértelo y felicitarte. Es verdad que a veces encuentro en él proposiciones que me parecen demasiado contundentes, audaces y criticables, pero seguramente se ajustan bien a la realidad que conocemos y reconozco que gracias a esa contundencia el foco de atención se centra en detalles importantes que, de otra manera, a mí me pasarían desapercibidos.

A mi entender, uno de los grandes méritos de tu trabajo ha sido perfilar con precisión los errores o “herejías” fundamentales en los que se asienta el ideario del opus dei, cuya praxis está indisolublemente ligada a él, y que permanecen ocultas por no manifestarse explícitamente sino como contaminante de la predicación de la Iglesia, aprovechándose, tanto de lo que ésta ha dicho con mayor o menor acierto, como, sobre todo, de lo que nunca ha dicho; todo ello, operando fundamentalmente en el ámbito de la subconsciencia. Creo que ese ideario tiene los atributos suficientes para calificarlo de ideología o doctrina con contenidos heréticos. También has dado una explicación satisfactoria de los mecanismos del subconsciente que hacen que cada miembro pueda pervivir indefinidamente en la disociación de creer y sentir cosas diferentes a las que luego expresa en privado o en público. Y has dejado muy claro cómo todos estos males y aberraciones son posibles en una organización que no solo ha prescindido de la crítica, sino que la ha condenado y erradicado desde sus orígenes. Gracias Iván.

Un fuerte abrazo,
Fulcro

Querida Flavia:

Gracias por tu último y profundo escrito. Tendré que meditarlo durante días. Tampoco yo cedo fácilmente a las teorías conspirativas, y en el caso que nos ocupa, mientras no se demuestre lo contrario, creo en la buena voluntad y en la buena fe de Escrivá y de sus seguidores. Sin embargo, bien sabemos que la buena voluntad no basta, y que tantas cosas hechas de ese modo, en combinaciones fatídicas, producen cárceles para el espíritu y desastres incontables para los hombres. Creo que este es el caso del opus dei y eso parece explicar razonablemente que en apariencia sea una cosa buena y produzca algunas cosas buenas, pero que en realidad se trate de una organización trituradora. También habría que ver qué sustrato católico ha hecho posible que creciera una planta tan venenosa (el que tenga recursos para estudiarlo, claro) algo así como lo que ha hecho Iván en su trabajo.

Un fuerte abrazo,
Fulcro