Te está pasando lo mismo que a muchos de nosotros. A Marina.- Gregory P.
Fecha Wednesday, 29 June 2005
Tema 020. Irse de la Obra


He leído con estremecimiento tu correo. Si supieras lo que te entiendo...
 
Te está pasando lo mismo que nos ha pasado a muchos de nosotros: que no podíamos más, que nos ahogábamos, que cada vez nos costaba más aguantar las imposiciones sin sentido de esos "gurús espirituales" de andar por casa, de esos que tienen mociones espirituales en cualquier postura, y en cualquier posición.
 
Me ha parecido especialmente fuerte que no te dejen ir a un gimnasio para que no conozcas a chicos, aunque te lo ha prescrito el médico. Además, ¿no hay gimnasios exclusivamente femeninos? Y si no, se busca, o se hace un gimnasio.
 
Ya sé que como detalle parece no tener importancia, pero es vital. Tu situación se parece mucho a la de Penélope, que ha escrito el mismo día que tú. Estos detalles, como pasar por completo de las prescripciones médicas que te afectan personalmente, te demuestran que, por mucho que digan, en la obra nadie piensa realmente en ti, en tu persona. Las directoras no están para cuidarte, sino para cumplir las normas.
 
Nadie dedica un minuto a pensar en lo que te puede ir bien: en lugar de eso, que es muy pesado, las "directoras"  consultan un librito escrito en los años cincuenta por un curita de pueblo, y encuentran justamente lo que te hace falta a ti, cincuenta años después.
 
Al principio, se acepta todo. La juventud es lo que tiene: nos encanta convertirnos en guerrilleros, en guerrilleros de monseñor escrivá. No hay dolor. Si hay que bañarse con agua fría, pues nos bañamos. Si hay que ponerse unos hierros en la pierna, pues nos los ponemos. Pero cuando va pasando el tiempo, nos vamos dando cuenta de que estas cosas son de todo menos normales. Que no es eso lo que nos pide Dios. Que no somos libres. Que nos han engañado.
 
Y en ese momento decidimos que nos tenemos que ir. Y ahí estás tú...
 
Tu situación en este momento es como la de un niño que está a punto de nacer. Cada vez se siente peor en el vientre de su madre. Ese lugar que, durante nueve meses, o durante trece años, da lo mismo, le ha mantenido caliente, del que ha recibido alimento y protección, se ha convertido en una prisión. Él no lo sabe, pero todavía le queda lo peor: el parto. Sufrirás, lo pasarás mal, pero es necesario que nazcas, que veas la luz, que accedas a la libertad para la que has sido engendrada. A la autonomía que se te ha negado durante estos años, aprovechándose de tu juventud.
 
Ya te queda poco, Marina. Estoy convencido de que muchas personas, en la página, estaremos encantados de hacer, de alguna manera, de "comadronas" de este nacimiento tuyo. Yo, por lo pronto, rezaré mucho por ti. Para que lo veas claro.
 
Un abrazo.
 
Gregory P.








Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=5230