He seguido con mucho interés tu primera intervención en la página. Despide esa sencillez y prudencia de toda primera vez. A mi me pasa algo parecido a lo tuyo. Tu situación (4 hijos, centrado en la vida y en el trabajo, enamorado de tu mujer), difícilmente debiera pasar desapercibida para un conocido de la Obra. Digamos, que das el perfil para que, al menos, te inviten a un retiro mensual. No te preocupes, no es que tengan los datos con tu anterior filiación. Simplemente es que has topado con un espécimen muy arraigado en la Obra, el de aquellos miembros que se santifican en todo MENOS EN EL TRABAJO. Me explico:
No son pocos (yo los conozco a espuertas) los miembros de la Obra que han reducido su contacto “humano” con otros a las coincidencias al recoger a los niños/as del club de bachilleres o del Colegio de Fomento, o a lo sumo a coincidencias en algunas charlas de formación o de temas actuales. Es decir, se han acostumbrado al trato SOLIDARIO dentro de un determinado entorno en el que todo va a favor (muchos hijos, cristianos “viejos”, chistes y bromas comunes, los mismos afanes y los mismos reproches). Cumplen el expediente, simplemente departiendo brevemente con otro en el show de sus hijas.
Ahora bien, lo que más tiempo les ocupa en una jornada (el trabajo) de ordinario es como una escapatoria de sus obligaciones apostólicas, al no sentir en el cogote el aliento de sus superiores (con memorizar un par de nombre y “fabular” un par de invitaciones para el retiro mensual, es suficiente), es como si aparcasen su vocación por unas horas, puesto que su apostolado y su proselitismo, se reduce a cumplir el encargo apostólico o dar el círculo de san Rafael. Asistimos, de este modo, a un APOSTOLADO VERTICAL, entendiendo por tal el consistente en acercar vocaciones valiéndose de las infraestructuras históricas de la Obra, básicamente Colegios y Clubs de Bachilleres. No existe un APOSTOLADO HORIZONTAL, raro es el residente de un centro (un numerario con el centro de estudios cumplido y en último año de carrera) que aparece por el mismo con un amigo de su clase. ¡le espera demasiado apostolado programado al llegar al centro!. Su paso diario por la facultad se asimila al hecho de tomar un asqueroso jarabe (con los dedos sujetando la nariz y con mueca de repugnancia). Creo que era Alejandro Dumas quien decía que “toda generalización es injusta, incluso ésta”. Pues bien, admito la pertinente dosis de injusticia en mis afirmaciones, pero jotaeme, obsérvalos y verás como no estoy tan equivocado. O tal vez sea como tú dices, falta de afán apostólico y proselitista, lo que, desde una óptica de trascendencia, es más grave.
Le decía el otro día a mi hermana, fervorosa numeraria veterana y buena tía, la verdad (todo vino a raíz de la manifestación de la familia en Madrid) que a los cristianos españoles nos toca una época de FE EN LAS CATACUMBAS, y no en los medios de comunicación como los últimos ocho años. Años en los que la Obra se ha acostumbrado a los homenajes, a un público reconocimiento (han colocado periodistas, banqueros, profesores, programas de TV y de radio), a la subvención pública de sus colegios, al no-intervencionismo, a las retransmisiones de beatificaciones y canonizaciones, a la dedicación de calles, plazas, avenidas e Iglesias a San Josemaría. Creo que, la verdad, están un poco abrumados por la rapidez con la que se extiende “el otro mensaje” en nuestro país. A mí también hay cosas que me preocupan. En fin, me hecho la pata un lío y por hoy cortaré. Bienvenido jotaeme.
TOLORINES.
