Esta web es mía en parte, porque la he entendido y asumido como un conjunto de testimonios de gente que sufrimos en carne propia lo que es el opus dei, o en todo caso un lugar de encuentro de personas que queríamos compartir nuestras experiencias en la opus.

Mi aporte fue desde el principio un aporte de vivencias, he empezado pidiendo ayuda, y luego poco a poco he empezado a contar lo que he ido (y voy) viviendo en el camino a mi recuperación, porque por las razones que sean, yo soy del grupo de los “tontos” que salimos heridos del opus con quemaduras graves. Yo no sé si en realidad soy tonta o es mi mucha humildad, lo que sé es que sufrí mucho y que ahora me estoy curando poco a poco, gracias en gran parte a la terapia que escribir en esta web me supone, y a poder conversar con tanta gente buena que hay aquí.

Pero hay una cosa que no deja de admirarme, y es que hay gente que se identifica conmigo y me escribe. Eso me parece increíble, y no me acostumbro todavía, espero no acostumbrarme, pero tengo miedo a eso. Me da miedo creerme que me sé todas las respuestas a todas las preguntas, me da miedo dar un mal consejo, me da miedo volverme “directora”, me da miedo ceder al “prelatureitor” que llevo dentro y empezar a decir qué hacer y qué no hacer a aquellos que entran en la web buscando ayuda. Es un continuo ejercicio de poner los pies en la tierra, que no sé si esté haciendo bien.

Por eso escribo esto, por si alguien se siente identificado con mi historia, que sepa que yo también lo necesito, que yo también necesito saber que no fui la única que no dudó en entregarse a Dios cuando se lo dijeron, que hizo de todo por “dar la talla”, y que finalmente salió de la organización por causa de un stres y una depresión originada en ella, cuyas consecuencias la opus no estuvo dispuesta a asumir: me convertí en un peso pesado y me lanzaron fuera, sola, y desolada. Quiero saber que no fui la única que se pensó que su vida carecía de sentido, quiero saber que no fui la única que se alejó de Dios y que hasta ahora no puede volver a la Iglesia, quiero saber que hay alguien más que vivió lo que vivo yo... así como a ustedes les hace bien saber que yo existo, a mi me haría bien saber que no todos son “cool”, que la vida les ha golpeado, y sigue golpeando, que las heridas se están empezando a cerrar, pero todavía duelen, pero a pesar de ello hay razones por las cuales seguir adelante, hay razones (las debe haber) por las cuales debo seguir caminando y no detenerme... alguien las debe saber y me haría mucho bien que me las recuerde.

A veces, le decía a una amiga mía, sentía que “Emevé” se ha convertido en un personaje, alguien que colgó su historia y que responde correos a quien lo pide, y que chatea de vez en cuando, pero “Emevé” no es un personaje, Emevé soy yo, es el nick con el que oculto mi nombre, para que en google no me encuentren, por pudor, por vergüenza de haber vivido lo que viví, o por lo que sea..

Soy una mujer que siente, que ama, y que es capaz de darse entera por amor, que tiene miedo de volver a equivocarse, pero que no se va a dejar paralizar por el miedo, soy una mujer con muchas heridas, pero que va a sanar, soy una mujer que necesita de vez en cuando saber que no fue la única, y finalmente, soy una mujer que se equivoca, en muchos aspectos, y que puede dar un mal consejo, pero que no sabe todavía aceptarse con errores, porque quiere ser perfecta, para no decepcionar a nadie.

Esta vez sólo quería poner eso, para ver si finalmente alguien como yo, se anima a escribir.

Emevé