Pequeños placeres...- Doby
Fecha Sunday, 05 June 2005
Tema 040. Después de marcharse


Leyendo a Mauricio en su mail del viernes 3, sobre esos placeres redescubiertos al salir de la obra, recordé muchas cosas de esos recomienzos de mi libertad.

Dejé el Opus con 26 años, la gracia de Dios y sin un centavo (además en tierra extranjera), incluso el salario de ese mes lo fui a dejar para equilibrar mi Cuenta Personal que estaba en rojo (creo que haber empezado a ingresar menos que mis gastos facilitó que los directores "vieran" como lo veia yo, que no tenía esa supuesta vocación). El primer placer fue descubrir a los amigos, sí aquellos que me trataban con distancia y rechazaban educadamente cualquier invitación, me abrazaron efusivamente "por haber vuelto a la normalidad" como dijo uno de ellos. Las compañeras organizaron una fiesta y a bailar!, menudo problema para un numerario que toda su adolescencia la pasó sin poner un pie en una fiesta, las carcajadas de todos, especialmente de ellas, y tambien las mías, realmente lo disfruté. Luego a alquilar una habitación desprovista de todo mobiliario, y a dormir en el suelo, sobre papel periódico para evitar el frio y con el tiempo el dulcísimo placer de comprar una cama y acostarme en ella a cualquier hora, esa primera noche que pasé del suelo a la cama... sencillamente delicioso.

Recordando ésto a veces me pregunto por el valor de esa pobreza opusina del "estar desprendido", realmente es fácil cuando sabes que nada te va a faltar, duermes en el suelo por mortificación y sabes que tu cama está ahí, esperándote la noche siguiente, pero llegar cada noche de trabajar, sabiendo que solo te espera el suelo, caramba.... esa pobreza es realmente difícil, la pobreza del no tener le gana con mucho a la pobreza del estar desprendido, una pobreza ésta última hueca y falsa, pobre es el que no tiene, pobre al que le falta... y punto.

Y qué decir de recuperar la familia, la verdadera, volver a darles un abrazo hondo, abrazando con el corazón, conociendo a tus sobrinos (caramba no sabía que estaban tan grandes...), incluso a tu cuñado a quien viste fugazmente en la ceremonia religiosa.... Volver a reunirte con tu gente en las fiestas familiares y tambien en los funerales... saber que estás otra vez vivo y entre la gente corriente....

 Y qué decir de la comida, eso fue fenomenal, pasé de los 3 tiempos de comida con auxiliares de guantes blancos a comer sólo 2 veces al día en la calle, y allí caminaba bastante para "degustar" un hot dog unos centavos más barato, pero cuando con el tiempo pude comprar una hamburguesa... mmmmm que delicia, me chupaba la salsa de tomate de los dedos como un chiquillo, cuando ya enfilaba los 27 años.

Que hermosura despertarse cada día sabiendo que ese día es tuyo y de Aquél a quien puedes regalárselo, pero no de una Institución. Y qué decir de abrir tu corazón con confianza pidiendo consejo o dándolo a quienes quieres, porque quieres y porque los quieres, y volver a sentir el calor y el cariño humano, generoso, físico y gratificante, no el estereotipado, distante y frío cariño opusino, tan temeroso de las amistades particulares, de las manifestaciones físicas de afecto, del abrazo en que se adivine el cariño.

Entiendo a Mauricio cuando quiere volver a vivir todo esto, pero yo si no quiero volver al Opus... aunque ellos digan lo contrario NO VALE LA PENA, ni siquiera para volver a disfrutar el estar vivo, física, emocional, espiritual y socialmente.

Un abrazo a todos, también, y especialmente, a los que allí dentro nos leen y recuerdan con añoranza el sabor de la vida corriente.

Doby









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