Hola Felipe,
he leído tu mensaje y me ha parecido que lo has escrito en un tono muy duro porque reprochas a la gente el no responder a Dios como debiera haberlo hecho.
Estoy convencido de que no tendrías el valor de hacer tales reproches, pero a la cara, mirando a los ojos de cada uno. Y digo “a cada uno” porque tú generalizas y metes a todas las personas en el mismo saco. No conoces a la gente a la que te diriges - no me conoces a mí-, y no conoces ni siquiera el número de personas que leerán tu mensaje.
El hacer una generalización y una simplificación requiere mucho menos trabajo que hacer un juicio bien reflexionado y honesto. Prácticamente en dos líneas lanzas tu juicio y en un periquete, mensaje terminado.
La desventaja aparece cuando llega el turno de las réplicas y se puede ver que esas personas a las que tú has metido en el mismo saco, son diferentes y cada una ha vivido su propia y única experiencia.
Es entonces cuando te das cuenta de que te pillaste los dedos al hacer esa simplificación y generalización inicial, pero ya es tarde. Me pregunto si eres de los que lanza la piedra y luego esconde la mano, o si por el contrario luego harás frente a las respuestas que tu acusación pudiera provocar.
Miguel L.