Date el lujo de decirselo. Para Alberto.- Nieves
Fecha Wednesday, 25 May 2005
Tema 080. Familias del Opus Dei


Querido Alberto

Ni he pasado por tu experiencia, ni quizás te sirvan de mucho estas letras, pero aún así te lo cuento:

Yo estuve en el otro bando durante 13 años; ahora hace 16 que estoy fuera.  En una carta que le escribo a luchadora, cuento un poco como era ese sentimiento hacia mis padres cuando estaba dentro de la obra y venian a verme. Ese fue mi error entonces: callar, no dejar que los sentimientos estuvieran presentes en esos cortos espacios de tiempo que pasé con ellos. Tienes realmente la cosa complicada y es que no se trata de llevarles a tu terreno sino de que respeten el tuyo y sean, cada uno, más individualista, más persona y menos unidad con la obra. Porque sin querer, dentro, todos a una no somos "fuenteovejuna".  Por eso sólo te digo una cosa: concédete el lujo, de hablar a cada uno a solas y diles lo que piensas, y de paso abraza a esa hermana o hermano de sangre y dile cuanto le quieres y que le sientes muy lejos. Cuéntale como ríes, y como lloras; dile como quieres su felicidad pero que sientes el justo deber contigo mismo de decirle eso.... lo que sea (si le tienes que llamar pánfilo, ignorante o atontado). No sé cómo quieres a tu Dios ni qué creencia procesas, pero no importa nada si dejas que pasen los años viviendo cada uno en vuestro bando.

En los años que yo estuve en la obra, se acercaron a mi madre con el propósito de que me disuadiera de marcharme y ¡como no!... supieron dénde tocarle su punto flaco, y así me escribió una carta hablándome de Judas. Lloré amargamente cada vez que recordaba letra a letra su carta (luego años mas tarde supe que la directora del primer centro donde estuve, la ayudó a escribirla). ¿Coaccion?, entonces no veía , no entendía, y aprendí una cosa: a callar. Ahora estoy aprendiendo otra: a hablar.  Y sabes, todavía fallo, todavía pasan a mi lado personas que me importan y me callo esa palabra de reproche, porque no me gusta lo que ha dicho o hecho. Todavía estoy aprendiendo a decir "no" porque yo también siento; todavía estoy experimentando lo confortable de un abrazo cuando ves a una persona querida a la que no veias hace un montón. Me emociona ver los sentimentos de las personas que te cuentan pidiéndote ayuda, lo que sienten por otras y quieren saber si eso es normal. Me alegro que me hablen con crudeza del sexo, cuando tienen una duda; me alegro de poder contestar sin miedos.

Y por último, para no extenderme mucho, te cuento una última cosa. Hace unos dias, apareció en mi trabajo un chico de unos 30 años con una mujer de unos 65 años con alzheimer. Venía a comprar un medicamento, la señora no paraba de moverse. Su hijo la agarraba con firmeza pero con cariño de la mano, para que no se le fuera mientras ella, mirándome, quiso decirme algo, (yo no la entendi). La respondí con un sonrisa, su hijo me miró y me dijo: "así está todo el dia". Entonces ella me echó la mano para tocar, el volvió a sonreirme como agradeciéndome mi paciencia, y me dijo "lo peor es que no encuentro ayudas, llevo un año entero con ella día y noche, he tenido que dejar mi trabajo, y yo estoy ya un poco mal". La conversación siguió pero lo que quería contarte es algo que me parece importante. A mi me ha calado hondo porque pienso que eso sí es dejarlo todo, eso es amor; en ningun momento vi un gesto de mal humor, (aunque por dentro esté a punto quizás de venirse abajo). No sé más de esas personas, les veo por la mañana salir a pasear, a comprar el pan... Este espacio de tiempo con ellos me dio paz. Pensé que aparte del deber de hijo había mucho más. Anteriormente, cuando ella estuviera bien estoy segura que habría mucha confianza, mucho contarse las cosas, mucho amor.

Convencida estoy de que les vendría experimentar estas pasiones, de hermanos, amigos, padres e hijos que lloran, ríen, hacen planes, que se apoyan no porque hay unos estatutos o normas, sino porque tienen un corazon que en ocasiones esta lleno de alegrías y las comparte, y otras está triste y necesita un abrazo. Me he extendido demasiado, pero ellos que sigan el camino que quieran pero tú concedete el decirles a cada uno por separado eso ....

Un abrazo,

Nieves 









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