Opuslibros - ¡Gracias, José Carlos!.- Fulcro

Estimado José Carlos:

Me parece que esta es la cuarta misiva que te escribo y quiero que sepas que la estima que te tengo es muy grande, y que ha ido creciendo, precisamente, por tus aportaciones a esta página discordes con mis ideas y las de muchos otros, pero que están hechas por un hombre de gran corazón y sin miedo a confrontar su pensamiento en la dura búsqueda de la verdad que deseamos, aunque esa posible verdad pueda conmovernos los pilares. El que tu manera de entender la religión, y sobre todo entender al opus dei, sea diferente de la mía creo que me ha ayudado a ampliar mi capacidad de comprensión nada sobrada, y te lo agradezco.

Hasta ahora has sido el único que ha tenido el valor de defender sistemáticamente eso que llamaste “lo bueno del espíritu”, recordándome en cierto modo mi propia postura hace dos décadas, ya padre de una familia numerosa, que aun creía en las bondades de la Obra, aunque manteniéndome a prudencial distancia de ella. La búsqueda de la verdad requiere, a mi juicio, explorar todas las facetas, y algunas de ellas podrían exponerlas personas pertenecientes a la organización dialogando en la web con los que somos sus críticos, como has hecho tu. Alguno lo ha intentado, pero debió darse cuenta de que peligraba su perseverancia y abandonó el empeño, o le llamaron a capítulo. Afortunadamente, tu no has tenido ese riesgo por no pertenecer ya a la cosa, pero entiendo bien el gasto de energía que ha debido suponerte mantener en solitario una defensa bien meditada y razonada, y también lo doloroso que ha debido de ser llegar al convencimiento del sufrimiento que produce el opus: ¿cómo es posible que una cosa aparentemente buena y santa arrebate la paz y la felicidad de tantos e incluso a algunos su salud?.

No me extraña nada que estés cansado, y agradezco una vez más tus esfuerzos que han servido también para llenar, en lo posible, esa laguna de diálogo con los miembros de la organización, y para que los grandes pensadores que escriben aquí hayan profundizado en sus ideas con escritos muy valiosos. Te voy a echar de menos José Carlos y posiblemente otros muchos más, a pesar de sus pesares, pero si decides en cualquier momento volver a escribir me alegraré mucho. Y que conste, como ya he dicho antes, que no coincidimos gran cosa en la manera de entender al opus y, menos aun, en incorporarlo al matrimonio de alguna manera, implícita o explícitamente, tal como te previno en su momento María Cristina, describiendo muy bien ese riesgo cierto que hay en lo que yo a veces denomino “opustianización” de la familia; créela a pesar del rifirrafe que sostuvisteis porque, aunque por fortuna no sea tu caso, tiene mucha razón en lo que dijo (lo se por experiencias ajenas relativamente similares a las de ella).

Yo no he apreciado en los correos desprecio por las enseñanzas del Papa y de la Iglesia sino que, en el peor de los casos, indiferencia; pero creo hay que admitir eso sin mayor problema y lo mismo con las críticas que se les pueda hacer siempre y cuando, claro está, se guarde un mínimo de educación. Pero me hago cargo de que a ti te pueda resultar dolorosa una página tan plural como esta. Es posible que haya insensibilidad en esos líderes de la Prelatura que mencionas pero también creo que, sencillamente, nada pueden aportar en su defensa y les conviene, como siempre, permanecer callados a la espera de oportunidades indirectas y contundentes de sofocar la crítica.

Un fuerte abrazo,
Fulcro